El ambicioso proyecto del tren bala en California, destinado a conectar Los Ángeles y San Francisco en menos de tres horas, enfrenta un nuevo obstáculo tras la decisión del presidente Donald Trump de suspender una subvención federal de 4,000 millones de dólares. Este recorte, anunciado el 17 de julio de 2025, amenaza la viabilidad del primer tren de alta velocidad en Estados Unidos, un plan que busca revolucionar el transporte en el país. California, liderada por el gobernador demócrata Gavin Newsom, ha respondido con una demanda contra la administración Trump, calificando la medida de “ilegal” y políticamente motivada.
Trump frena el tren bala: impacto en California
El proyecto, gestionado por la Autoridad Ferroviaria de Alta Velocidad de California (CAHSR), pretende unir las dos mayores ciudades del estado con un tren que alcanzaría los 320 kilómetros por hora, reduciendo un trayecto de siete horas en coche a menos de tres. Con un costo estimado de 15,000 millones de dólares, según el Departamento de Transporte, el tren bala ya ha creado 15,500 empleos y completado 50 estructuras, incluyendo el puente Peterson. Sin embargo, la cancelación de los fondos federales, que representan el 25% del presupuesto, pone en riesgo el progreso de los 275 kilómetros en construcción. Ian Choudri, director de CAHSR, afirmó que el proyecto está cerca de iniciar el tendido de vías, pero la decisión de Trump “socava el futuro del transporte sostenible”.
Por su parte, California ha financiado el 75% del proyecto con recursos estatales, lo que, según el portavoz de CAHSR, Micah Flores, asegura que la construcción no se detendrá de inmediato. No obstante, la pérdida de fondos federales podría retrasar la finalización, proyectada para 2030, y aumentar los costos. En 2024, el tren bala transportó a 1.2 millones de pasajeros en pruebas iniciales en el Valle Central, demostrando su potencial para aliviar el tráfico y reducir las emisiones, que en California representan el 40% del total estatal, según la Agencia de Protección Ambiental.
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Razones detrás de Trump frenar el tren bala
La decisión de Trump refleja tensiones políticas con California, un bastión demócrata que ha chocado repetidamente con la administración republicana. En un mensaje en Truth Social, Trump calificó el proyecto de “despilfarro” y criticó a Newsom por promesas incumplidas, alegando que el tren “nunca se entregará”. La administración también argumenta que los fondos federales deben priorizarse en proyectos de infraestructura más urgentes, como carreteras y puentes, que en 2024 recibieron 60,000 millones de dólares, según el Departamento de Transporte. Sin embargo, Newsom acusó a Trump de usar el recorte como una “vendetta política” contra un estado que se opone a sus políticas migratorias y ambientales.
Además, la demanda presentada por California sostiene que la revocación de fondos es ilegal, ya que los 4,000 millones fueron aprobados por el Congreso en 2023. Expertos legales, como Sarah Johnson de la Universidad de Stanford, señalan que la batalla judicial podría escalar al Tribunal Supremo, donde la mayoría conservadora podría favorecer a Trump. Mientras tanto, el retraso del tren bala pone en desventaja a EE.UU. frente a países como Japón, cuya red de alta velocidad transporta 400 millones de pasajeros al año, según la Unión Internacional de Ferrocarriles.
Contexto político de Trump frenar el tren bala
El enfrentamiento por el tren bala se suma a otras disputas entre California y la administración Trump, incluyendo aranceles y políticas migratorias. En julio de 2025, Trump impuso aranceles del 30% a productos mexicanos, afectando la economía de California, que depende del comercio transfronterizo por 90,000 millones de dólares anuales, según la Cámara de Comercio estatal. La cancelación de fondos también ha generado críticas de grupos ambientalistas, que ven el tren como clave para reducir las emisiones en un estado donde el transporte representa el 28% de los gases de efecto invernadero. Mientras Newsom promete seguir adelante con el proyecto, la decisión de Trump ha avivado el debate sobre el futuro del transporte sostenible en EE.UU., dejando a California en una lucha por mantener viva su visión del tren bala.