Estados Unidos y la Unión Europea lograron un hito este domingo 27 de julio de 2025. En el complejo de golf de Donald Trump en Turnberry, Escocia, ambas potencias sellaron un acuerdo que evita una guerra comercial. El pacto fija un arancel del 15% a productos europeos y compromete a la UE a compras masivas de energía y equipamiento militar estadounidense. La reunión entre Trump y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, marcó el fin de meses de tensión. Este acuerdo, que afecta un comercio bilateral de 1,7 billones de dólares, trae alivio a empresas y consumidores. También incluye exenciones para sectores clave y promete estabilidad económica.
Las negociaciones, que evitaron aranceles del 30% amenazados por Washington, muestran un equilibrio delicado. La UE se compromete a invertir 600,000 millones de dólares en EE.UU. y a comprar 750,000 millones en energía. Este paso fortalece la relación transatlántica, pero no sin críticas. Algunos líderes europeos ven el pacto como desbalanceado. A continuación, te contamos los detalles de este acuerdo histórico.
Un pacto estratégico
El acuerdo se cerró tras intensas negociaciones en Escocia. Trump, conocido por su postura dura, buscaba reducir el déficit comercial de EE.UU. con la UE. En 2024, la UE exportó bienes por 606,000 millones de dólares, mientras EE.UU. exportó 370,000 millones, según la Oficina del Censo de EE.UU.. El pacto establece un arancel del 15% para productos europeos, como automóviles y semiconductores. Sin embargo, sectores como farmacéuticos y componentes aeroespaciales quedan exentos. Von der Leyen destacó que estas exenciones se ampliarán en futuras charlas.
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La UE también comprará gas natural licuado estadounidense durante tres años. Esto reduce la dependencia europea de hidrocarburos rusos. El acuerdo incluye “aranceles cero” para productos estratégicos, como químicos y materias primas. Según la Comisión Europea, el pacto aporta “certidumbre” a las empresas. Sin embargo, algunos países, como Alemania, temen el impacto en su industria automotriz.
Negociaciones bajo presión
Las conversaciones no fueron fáciles. Trump amenazó con aranceles del 30% si no había acuerdo antes del 1 de agosto. En abril, EE.UU. impuso un arancel del 10%, tras reducirlo del 20% inicial.. La UE respondió con un plan de represalias por 93,000 millones de euros, listo para el 7 de agosto. Este paquete incluía gravámenes a productos estadounidenses, como whisky y maquinaria. La presión aceleró las negociaciones, culminando en el encuentro en Turnberry.

Von der Leyen elogió el “liderazgo” de Trump, pero no todos están conformes. Bernd Lange, eurodiputado, calificó el acuerdo como “desbalanceado” en redes sociales.. A pesar de las críticas, el pacto evita una escalada que habría afectado el 44% del PIB global. El comercio transatlántico, valorado en 1,6 billones de euros en 2023, sigue siendo crucial..
Impacto y reacciones
El acuerdo beneficia a ambos lados del Atlántico, pero no sin costos. La industria automotriz europea, especialmente alemana, enfrentará aranceles del 15%. El acero y el aluminio seguirán con un gravamen del 50%, lo que preocupa a productores europeos.. Por otro lado, EE.UU. gana acceso preferencial al mercado europeo. Trump destacó que la UE abrirá su mercado a productos agrícolas y automóviles estadounidenses.
Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, celebró el acuerdo como un “paso importante”. Sin embargo, prometió revisar sus términos para proteger a los consumidores europeos. La UE ahora busca diversificar su suministro energético. Las compras de gas estadounidense apoyarán esta meta, según Bruselas. Mientras, Trump se prepara para reunirse con el primer ministro británico Keir Starmer para discutir otro acuerdo comercial.