En Weslaco, Texas, acudir al hospital o recoger medicamentos se ha convertido en una decisión cargada de temor para muchos migrantes. Las redadas migratorias intensificadas bajo la administración del presidente Donald Trump han generado un clima de ansiedad que disuade a familias, incluso con estatus legal, de buscar atención médica. Este miedo al ICE en hospitales está transformando la vida cotidiana, limitando el acceso a servicios esenciales y afectando la salud de comunidades enteras.
Miedo al ICE en hospitales: Una barrera para la salud
Juanita, una madre prediabética de 41 años en Weslaco, evitó recoger sus medicamentos tras recibir una advertencia de su esposo sobre agentes del ICE en el estacionamiento de una farmacia. “Si me detienen, ¿quién cuida a mi hija?”, expresó. Su caso refleja una realidad alarmante: en 2025, el 30% de los migrantes en Texas evitaron citas médicas por temor a deportaciones, según un estudio de la Universidad de Boston. En el condado de Hidalgo, donde vive Juanita, las clínicas locales reportaron una caída del 25% en consultas desde que las redadas se intensificaron en junio, según datos de Holy Family Services.
Por su parte, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) detuvo a 12,813 personas en Texas hasta julio de 2025, representando el 22% del total nacional, según TRAC Reports. Más del 50% de estas detenciones en ciudades como San Antonio y Dallas involucraron a personas sin antecedentes penales, lo que indica un cambio en la política migratoria que ya no prioriza solo a quienes tienen historial criminal. Esta ampliación de operativos, que ahora incluye hospitales, ha generado un “efecto disuasorio” que lleva a muchos a posponer tratamientos críticos.
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Miedo al ICE en hospitales: Historias de riesgo
María, otra residente de Weslaco, dejó de llevar a su hija de 16 años a chequeos médicos para renovar su medicación contra la depresión. La adolescente, que vive encerrada en casa por temor a redadas, insiste en que “está bien”, pero María teme por su salud mental. En 2024, el 60% de los adolescentes latinos en Texas reportaron ansiedad relacionada con el estatus migratorio de sus familias, según la Academia Estadounidense de Pediatría. Casos extremos, como el de un hombre de 82 años en Arkansas cuyo apéndice reventó por evitar el hospital, ilustran las consecuencias mortales de este miedo.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) revocó en enero de 2025 las protecciones que limitaban operativos en “zonas sensibles” como hospitales, según una directiva de la secretaria interina Benjamine Huffman. Esta medida, que permite a ICE revisar bases de datos médicos para identificar migrantes, ha intensificado la desconfianza. En Houston, el 40% de los pacientes indocumentados dejaron de inscribirse en Medicaid en 2025, según el Houston Chronicle, por temor a que sus datos sean compartidos con autoridades migratorias.
Miedo al ICE en hospitales: Un impacto comunitario
El temor no se limita a Weslaco. En Colony Ridge, Texas, las familias han reducido sus salidas a lo esencial, evitando supermercados y escuelas. En California, las clínicas comunitarias reportaron una caída del 20% en visitas prenatales entre migrantes en 2025, según la Universidad de California. En Arizona, la participación en programas de salud pública disminuyó un 15%, según el Departamento de Salud estatal. Este “efecto escalofriante” ha creado comunidades silenciadas, donde el acceso a derechos básicos como la salud y la educación está condicionado por el riesgo percibido.
Sin embargo, algunos centros médicos resisten. En Dallas, clínicas como Parkland Hospital distribuyen tarjetas en español con información sobre derechos migratorios, asegurando a los pacientes que no registran su estatus en historiales médicos. En 2024, estas iniciativas ayudaron a 5,000 migrantes a recibir atención sin temor, según la Coalición de Salud de Texas. Mientras las redadas continúan, historias como la de Juanita y María destacan el costo humano de las políticas migratorias, donde el miedo al ICE en hospitales no solo pone en riesgo vidas, sino que fractura el tejido social de comunidades enteras.