Tiroteo en Washington: perfil de las víctimas frente al Museo Judío
Un tiroteo ocurrido la noche del miércoles frente al Museo Judío Capital, en Washington D.C., dejó como saldo dos personas muertas, ambas integrantes del personal de la Embajada de Israel en Estados Unidos. El hecho ha conmocionado tanto a la comunidad diplomática como a la comunidad judía del país.
Las víctimas fueron identificadas como Yaron Lischinsky, de 30 años, y Sarah Milgrim, de 26. Ambos eran pareja y tenían previsto comprometerse la semana siguiente en Jerusalén. Su historia de amor, forjada dentro de los pasillos de la embajada, se convirtió en símbolo de esperanza para quienes los conocían.
El atacante: motivaciones y detención
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La jefa del Departamento de Policía Metropolitana de Washington, Pamela Smith, informó que el sospechoso fue identificado como Elías Rodríguez, de 30 años, residente de Chicago. De acuerdo con el reporte policial, Rodríguez fue visto caminando de un lado a otro frente al museo antes de acercarse a un grupo de personas y abrir fuego sin previo aviso.
Un testigo declaró que el agresor permaneció en el lugar haciéndose pasar por un testigo del crimen. Al llegar la policía, Rodríguez confesó que actuó “por Gaza” y gritó consignas como “Libertad, Palestina Libre” al ser detenido. Las autoridades investigan el ataque como un posible crimen de odio con motivaciones antisemitas y políticas, en medio del incremento de tensiones internacionales.
Yaron Lischinsky: un joven diplomático con vocación de paz
Yaron Lischinsky trabajaba como asistente de investigación en el departamento político de la embajada. Había emigrado desde Alemania a los 16 años y consideraba tanto a Núremberg como a Jerusalén sus hogares. Se había formado académicamente en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la Universidad Reichman, donde obtuvo su maestría en Gobierno, Diplomacia y Estrategia.
En su perfil profesional, Lischinsky se describía como un “firme defensor de los Acuerdos de Abraham” y promotor del diálogo interreligioso. Su sueño era convertirse en diplomático y estaba dando sus primeros pasos en ese camino.
“Era un estudiante excepcional y una persona maravillosa”, comentó Nissim Otmazgin, decano de Humanidades en la Universidad Hebrea. “Su asesinato es una pérdida irreparable para quienes creíamos en su potencial para construir puentes de entendimiento en Oriente Medio”.
Sarah Milgrim: educadora apasionada y activista por el entendimiento intercultural
Sarah Milgrim, originaria de Estados Unidos, tenía una formación sólida en asuntos internacionales y sostenibilidad. Poseía dos maestrías: una en Asuntos Internacionales por la American University y otra en Recursos Naturales y Desarrollo Sostenible por la Universidad para la Paz. Su trabajo incluía la organización de viajes a Israel y la facilitación de debates sobre geopolítica en la región.
“Su pasión por la comunidad judía y su capacidad de inspirar a otros eran notables”, expresó la organización KU Hillel, con la que colaboró durante su vida estudiantil. Amigos y familiares la describen como “la mejor persona”, destacando su sensibilidad y compromiso social.
Una historia de amor interrumpida por la violencia
La relación entre Yaron y Sarah era conocida y celebrada dentro de la Embajada de Israel. “Era como el póster de una comedia romántica de Netflix”, mencionó un funcionario de la embajada, recordando cómo solían almorzar juntos y compartir sueños de futuro. Yechiel Leiter, embajador de Israel en EE.UU., reveló que Yaron había comprado un anillo de compromiso días antes del crimen y planeaba pedirle matrimonio a Sarah en Jerusalén.
“El asesinato de esta pareja nos rompe el alma. No solo eran colegas; eran amigos, jóvenes llenos de vida y de esperanza”, escribió la Embajada de Israel en una publicación oficial. “Estamos devastados. No hay palabras para describir el dolor que sentimos”.
Reacción de la comunidad diplomática y judía
El Comité Judío Americano (AJC) confirmó que Sarah era colaboradora activa en la organización y había participado en múltiples iniciativas de diplomacia internacional. El evento del que salían antes del ataque, organizado por el AJC, tenía como propósito promover la cooperación interreligiosa para la paz en Medio Oriente.
Ted Deutch, director del AJC, enfatizó que este acto violento refleja la creciente amenaza del antisemitismo en el mundo. “Es un terrible recordatorio de que el odio puede escalar hasta convertirse en tragedias como esta”, dijo en una declaración pública.
Las investigaciones continúan mientras se refuerza la seguridad en instituciones diplomáticas y centros judíos en Washington y otras ciudades de Estados Unidos. El tiroteo ha encendido alarmas sobre la vulnerabilidad de los trabajadores diplomáticos y la necesidad urgente de combatir el discurso de odio.