Trump lanza polémica teoría sobre el aumento del autismo en el país
Durante un evento de la Comisión Make America Healthy Again (MAHA), el presidente Donald Trump volvió a encender la polémica al afirmar que el incremento de diagnósticos de autismo en Estados Unidos podría deberse a factores “inducidos artificialmente”. La declaración generó críticas por parte de expertos médicos y alimentó el debate en torno a las teorías conspirativas sobre el origen de este trastorno del neurodesarrollo.
“Antes era 1 en 10.000, ahora es 1 en 31. Creo que es algo terrible. Tiene que ser algo externo, tiene que ser inducido artificialmente, tiene que serlo”, dijo Trump ante una audiencia que incluía al secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., y otros funcionarios de su Administración.
Los datos reales sobre el aumento de diagnósticos
Te Recomendamos
Las cifras citadas por Trump contrastan con los datos oficiales disponibles. Según el informe más reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), publicado en abril, actualmente se estima que 1 de cada 31 niños de 8 años en EE.UU. presenta un diagnóstico dentro del espectro autista. En el año 2000, esa tasa era de 1 en 150.
No existen registros oficiales que respalden la afirmación de “1 en 10.000”. Especialistas en salud pública aseguran que el incremento en los diagnósticos obedece principalmente a mejoras en los criterios médicos y a una mayor concienciación, no a un aumento real en los casos.
Críticas de la comunidad médica
Las declaraciones del presidente fueron rápidamente criticadas por profesionales de la salud, quienes advirtieron que utilizar datos imprecisos y sugerir causas sin evidencia puede ser perjudicial. “Hablar de factores artificiales sin base científica solo alimenta la desinformación y estigmatiza a las familias”, afirmó un portavoz de la Asociación Americana de Pediatría.
Durante el mismo evento, el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., respaldó el llamado a “investigar el sistema de salud pública”, repitiendo afirmaciones anteriores sobre el posible vínculo entre las vacunas infantiles y el autismo, una teoría que ha sido desmentida por múltiples estudios revisados por pares.
Presentan informe con cuestionamientos al sistema alimentario
En el marco del encuentro, la Comisión MAHA presentó un informe de 69 páginas que plantea que ciertos factores como los alimentos ultraprocesados, productos químicos ambientales, el tiempo frente a pantallas y la prescripción excesiva de medicamentos estarían afectando negativamente la salud de los niños estadounidenses.
Aunque el documento menciona a las vacunas, colorantes artificiales, pesticidas y aditivos como posibles elementos a revisar, no presenta evidencia científica concreta que respalde una relación causal con el autismo, el TDAH o la obesidad infantil. Aun así, la comisión pidió mayor supervisión sobre estos elementos y comparó negativamente los estándares alimentarios de Estados Unidos con los de Europa.
Trump pide a empresas reducir aditivos en alimentos
Trump, alineado con las conclusiones del informe, solicitó a las principales empresas de alimentos que “reconsideren el uso masivo de aditivos artificiales” y adapten sus productos a estándares “más saludables”. “La industria debe trabajar en hacer la comida más segura para nuestros hijos. Si Europa puede hacerlo, nosotros también”, señaló el presidente.
La sugerencia fue bien recibida por algunos sectores conservadores preocupados por la salud pública, aunque expertos en nutrición y ciencia alimentaria advirtieron que muchos de estos aditivos están regulados y aprobados por agencias como la FDA, y que eliminarlos sin estudios de respaldo podría generar confusión y pánico innecesario.
Impacto político y social de las declaraciones
Las palabras de Trump se dan en un contexto donde su Administración ha buscado proyectar una nueva agenda de salud pública. Sin embargo, sus comentarios reavivan viejos debates sobre ciencia y desinformación, especialmente por la inclusión de teorías previamente desacreditadas.
En redes sociales, las reacciones fueron mixtas. Mientras que algunos seguidores aplaudieron la “valentía” del presidente al tocar temas sensibles, otros lo acusaron de utilizar cifras falsas y de ignorar el consenso científico. La comunidad médica insiste en la importancia de basar las políticas públicas en datos verificables, especialmente en temas tan sensibles como el autismo.
Con esta nueva línea de discurso, Trump apuesta por una narrativa de vigilancia sobre la industria alimentaria y farmacéutica, pero también corre el riesgo de alimentar ideas no comprobadas que pueden tener efectos negativos en la percepción pública de la salud y la ciencia.