El gobierno de Estados Unidos dio un paso audaz, cuando el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) exigió que las compañías farmacéuticas reduzcan los precios de las medicinas al nivel más bajo ofrecido a países con economías comparables. La medida, anunciada tras una orden de la Casa Blanca, busca alinear los costos en EE.UU. con los de naciones desarrolladas, poniendo fin a los altos precios que han caracterizado al mercado estadounidense.
El presidente Donald Trump había advertido a principios de mayo a los fabricantes sobre regulaciones si no ajustaban sus tarifas, y ahora el HHS detalla que los precios se basarán en los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), enfocándose en países con un PIB per cápita de al menos el 60% del nivel estadounidense.
La nueva política, liderada por el Secretario del HHS, Robert F. Kennedy Jr., establece que los medicamentos sin competencia genérica deberán fijarse según el precio más bajo ofrecido a países como Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, República de Corea, Luxemburgo, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, España, Suecia, Suiza y el Reino Unido.
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Esta lista, basada en un reglamento propuesto en 2020 durante el primer mandato de Trump, podría ajustarse según datos económicos actuales, aunque el HHS no ha confirmado los países exactos por ahora. El objetivo es beneficiar a los pacientes de Medicare, reduciendo costos que, según un análisis del HHS de 2022, muestran que los precios de los medicamentos de marca en EE.UU. son un 445% superiores a los de Francia.
Impacto en pacientes y farmacéuticas
La medida promete alivio para millones de estadounidenses que enfrentan costos exorbitantes, especialmente en tratamientos cubiertos por Medicare. El análisis del HHS reveló disparidades significativas, aunque no incluyó descuentos confidenciales que las farmacéuticas ofrecen a compradores locales, lo que podría complicar la implementación.
La industria farmacéutica, sin embargo, ve la exigencia con escepticismo. David Risinger, analista de Leerink Partners, calificó la demanda como «extrema» y sugirió que las empresas podrían enfrentar desafíos para cumplir, instando a los ejecutivos a educar a la administración Trump sobre los problemas de esta política. La falta de respuesta de PhRMA y la Biotechnology Innovation Organization refleja la tensión creciente en el sector.
El HHS espera que los fabricantes ajusten voluntariamente sus precios en un plazo no especificado, pero advierte con medidas coercitivas si no lo hacen. Esta política podría transformar el acceso de diferentes medicinas, aunque su éxito dependerá de cómo se negocien los detalles. Los pacientes, particularmente los mayores de 65 años, podrían ver ahorros significativos, especialmente en medicamentos esenciales como insulina o tratamientos oncológicos, que han sido un foco de críticas por sus altos costos en EE.UU. comparados con el resto del mundo.
Un cambio histórico
La orden ejecutiva marca un intento de romper con décadas de precios desproporcionados, donde EE.UU. ha sido el mercado más caro del mundo para muchos fármacos. El gobierno argumenta que esta alineación con precios internacionales eliminará lo que consideran una carga injusta para los contribuyentes estadounidenses, quienes han financiado indirectamente la innovación farmacéutica global. Sin embargo, la lista de países podría variar, y la ausencia de claridad sobre los ajustes económicos actuales deja espacio para debates. Las farmacéuticas podrían responder con estrategias como reducir inventarios o presionar por exenciones, lo que las autoridades están preparadas a monitorear.
El anuncio ha generado expectativas entre la población y críticas en la industria, que teme impactos en su rentabilidad. El Departamento de Salud planea un período de transición para implementar la medida, mientras se evalúan las implicaciones a largo plazo. Esta iniciativa, si se sostiene, podría establecer un precedente global para distintos medicamentos, influenciando mercados en América Latina y Europa. La esperanza de los ciudadanos recae en que esta política logre su objetivo de hacer los tratamientos más asequibles sin desestabilizar el suministro.