Un nuevo capítulo en la lucha contra el VIH comenzó con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de usar lenacapavir como una herramienta clave para la prevención del virus. Este medicamento, administrado solo dos veces al año, promete cambiar las reglas del juego al ofrecer una protección casi total contra la infección, según ensayos clínicos recientes. Sin embargo, su alto costo y el acceso limitado plantean desafíos para que llegue a las personas que más lo necesitan, especialmente en países de bajos ingresos. Aquí te contamos todo sobre este avance que podría transformar la respuesta global al VIH.
El lenacapavir, desarrollado por Gilead Sciences, es un antiviral de acción prolongada que se inyecta subcutáneamente cada seis meses. A diferencia de las píldoras diarias de profilaxis preexposición (PrEP), como Truvada, este medicamento elimina la necesidad de tomar medicamentos todos los días, lo que lo hace ideal para personas que enfrentan barreras como el estigma o la falta de acceso a clínicas. En ensayos clínicos como PURPOSE 1 y PURPOSE 2, el lenacapavir mostró una eficacia del 100% en mujeres cisgénero en África y del 96% en hombres cisgénero, personas transgénero y no binarias en varios países, incluyendo EE.UU. y América Latina.
Un escudo contra el VIH
La OMS destacó en su anuncio en la Conferencia Internacional de la Sociedad del Sida (IAS 2025) en Kigali, Ruanda, que el lenacapavir es un paso transformador. “Aunque no tenemos una vacuna contra el VIH, el lenacapavir es lo más cercano que tenemos”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. Los ensayos han demostrado que este medicamento, al interrumpir la cápside del virus, previene la replicación del VIH durante seis meses por dosis. Esto lo convierte en una opción más conveniente que el cabotegravir, que requiere inyecciones cada dos meses, o las píldoras diarias, que pueden tener una adherencia baja en ciertos grupos.
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En 2024, 1.3 millones de personas contrajeron el VIH, con un impacto desproporcionado en poblaciones como trabajadoras sexuales, hombres que tienen sexo con hombres, personas transgénero, usuarios de drogas inyectables y personas en prisión. La OMS estima que 10 millones de personas necesitan PrEP para cumplir los objetivos globales de prevención. El lenacapavir, con su administración sencilla, podría cerrar esta brecha, especialmente para quienes enfrentan estigma o dificultades para acceder a servicios de salud. Además, la OMS recomienda pruebas rápidas de VIH para facilitar la entrega del medicamento en entornos comunitarios, como farmacias o clínicas locales.
El desafío del acceso
A pesar de su potencial, el acceso al lenacapavir sigue siendo un obstáculo. En EE.UU., donde está aprobado bajo el nombre Yeztugo para prevención, el medicamento cuesta $28,218 al año, según Gilead Sciences. Como tratamiento para VIH resistente, bajo la marca Sunlenca, el precio supera los $42,000 anuales. Estos costos son inalcanzables para la mayoría en países de bajos y medianos ingresos, donde el VIH tiene mayor incidencia. Un análisis de la Universidad de Liverpool estima que el lenacapavir podría producirse por tan solo $25 a $40 al año si se fabrica a gran escala con versiones genéricas, incluyendo un margen de ganancia del 30%.
Gilead ha tomado medidas para mejorar el acceso. En octubre de 2024, firmó acuerdos con seis fabricantes de genéricos para producir lenacapavir a bajo costo para 120 países de bajos ingresos, y se comprometió a suministrar el medicamento sin fines de lucro para hasta 2 millones de personas hasta que las versiones genéricas estén disponibles, lo que podría tomar dos o tres años. Sin embargo, países de ingresos medios como Brasil, que representan una cuarta parte de las nuevas infecciones, no están incluidos en este acuerdo, lo que ha generado críticas.
El impacto en la lucha global
La llegada del lenacapavir coincide con un momento crítico. En 2024, 630,000 personas murieron por causas relacionadas con el VIH, y los recortes en la financiación global, especialmente del programa PEPFAR, amenazan con revertir décadas de progreso. La OMS y el Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria están trabajando con socios como Unitaid y la Fundación Gates para acelerar la distribución del lenacapavir. En países como Sudáfrica, donde las adolescentes y mujeres jóvenes enfrentan un riesgo desproporcionado, el medicamento podría marcar una diferencia significativa.

La OMS también ha actualizado sus guías para integrar el lenacapavir en programas de prevención combinada, junto con otras herramientas como el anillo vaginal de dapivirina y el cabotegravir inyectable. Estas estrategias buscan no solo prevenir nuevas infecciones, sino también abordar enfermedades no transmisibles y problemas de salud mental que afectan a las personas en riesgo. Con el apoyo de comunidades locales y una distribución equitativa, el lenacapavir podría ser un punto de inflexión en la lucha contra el VIH, siempre que los gobiernos y donantes actúen rápido para superar las barreras de costo y acceso.