El 27 de marzo de 2025, el presidente Donald Trump firmó un decreto ejecutivo que busca limitar la financiación del Smithsonian, el mayor complejo de museos, educación e investigación del mundo, acusándolo de promover lo que su administración califica como «ideología inapropiada».
Titulado «Restaurando la Verdad y la Sanidad a la Historia Americana», el decreto ordena al vicepresidente JD Vance, miembro de la Junta de Regentes del Smithsonian, supervisar la eliminación de contenido que el gobierno considera «divisivo» o «antiestadounidense» en sus museos, centros de investigación y el Zoológico Nacional. La medida, que afecta a una institución con 21 museos y un presupuesto anual superior a los mil millones de dólares, refleja la agenda de Trump de reestructurar entidades culturales bajo su visión conservadora.
El decreto señala específicamente exposiciones como The Shape of Power: Stories of Race and American Sculpture en el Museo de Arte Americano del Smithsonian, que explora cómo la escultura ha reflejado actitudes sobre raza en Estados Unidos. Trump argumentó que tales exhibiciones «degradan los valores compartidos estadounidenses» y promueven una narrativa que retrata los principios fundacionales del país como «inherentemente racistas u opresivos».
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En un comunicado oficial, la Casa Blanca afirmó que durante la última década «se ha hecho un esfuerzo concertado para reescribir la historia de la nación», y el Smithsonian, según el decreto, ha caído bajo la influencia de una «ideología centrada en la raza». Linda St. Thomas, portavoz principal del Smithsonian, respondió con un breve mensaje: «No tenemos comentarios por ahora».
La orden también prohíbe que futuros fondos federales, que representan cerca del 62% del presupuesto del Smithsonian, se destinen a programas que «dividan a los estadounidenses por raza» o que «promuevan ideologías inconsistentes con la ley federal». Esto incluye una directriz específica para el Museo de Historia de las Mujeres Americanas, aún en desarrollo, que no debe «reconocer a hombres como mujeres en ningún aspecto». Además, el decreto instruye al Departamento del Interior, bajo el secretario Doug Burgum, a restaurar monumentos y estatuas retirados desde 2020, como algunos confederados, que la administración considera eliminados para «perpetuar una reconstrucción falsa de la historia».
Trump y el Smithsonian: Un choque cultural
El ataque al Smithsonian no es un hecho aislado. Desde su regreso a la presidencia en enero de 2025, Trump ha tomado medidas similares contra otras instituciones culturales, como el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, donde se autodesignó presidente para reformar su programación.
En el caso del Smithsonian, el decreto llega tras la clausura de su oficina de diversidad en enero, en respuesta a una orden ejecutiva previa que prohibía iniciativas de diversidad, equidad e inclusión en entidades con fondos federales. La institución, creada en 1846 con fondos del científico británico James Smithson, ha sido históricamente un símbolo de excelencia cultural y científica, pero ahora enfrenta un escrutinio sin precedentes por parte del Ejecutivo.
Vance, en su rol de supervisor, trabajará con la Oficina de Gestión y Presupuesto para garantizar que las asignaciones del Congreso se alineen con las prioridades del decreto. Esto podría impactar exposiciones como las del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, que Trump ha criticado por destacar aspectos como la esclavitud y el racismo sistémico. En 2024, este museo atrajo a más de 2 millones de visitantes, siendo uno de los más populares del complejo, pero ahora su contenido podría ser revisado o restringido bajo las nuevas directrices.
Smithsonian enfrenta un futuro incierto
La implementación del decreto no será sencilla. El Smithsonian opera como una entidad híbrida público-privada, y aunque el gobierno federal aporta la mayoría de su financiación, cerca de 300 millones de dólares anuales provienen de donaciones privadas y actividades comerciales. Esto podría limitar el alcance total de la orden de Trump, pero no elimina la presión sobre una institución que depende en gran medida del apoyo congressional. Además, expertos legales han advertido que el decreto podría enfrentar desafíos judiciales, ya que el Smithsonian fue establecido por una ley del Congreso, lo que podría requerir aprobación legislativa para cambios estructurales tan drásticos.
Mientras tanto, el Departamento del Interior ya ha comenzado a evaluar monumentos retirados, un proceso que podría reavivar debates sobre figuras históricas controvertidas. En paralelo, el Smithsonian se prepara para el 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos en 2026, un evento que Trump planea aprovechar para promover su narrativa de «grandeza americana». Por ahora, la institución cultural más emblemática del país navega aguas turbulentas, con su misión de «aumentar y difundir el conocimiento» en riesgo de ser redefinida por una visión política polarizante.