El presidente de EE. UU., Donald Trump, hizo un anuncio que ha sacudido el sector de la defensa mundial. El pasado 21 de marzo de 2025, durante un evento en la Casa Blanca, Trump reveló que la producción del nuevo avión de combate F-47 será realizada por la empresa Boeing. Este contrato es considerado uno de los más importantes de la industria militar, pues se trata de un caza de sexta generación, el primero de su tipo, que se espera que sea el más avanzado y letal jamás fabricado. Sin embargo, la decisión ha generado controversia, principalmente debido a los problemas que Boeing ha enfrentado en los últimos años con sus aviones comerciales, particularmente el Boeing 737 Max, cuya crisis de seguridad sigue siendo un tema candente.
¿Qué es el F-47 y por qué es importante para Estados Unidos?
El F-47 es un avión de combate de sexta generación, desarrollado durante los últimos cinco años, con características que incluyen una notable carga útil, velocidad, maniobrabilidad y sigilo, lo que lo convierte en un elemento clave para la modernización de la flota de combate estadounidense. Trump, en su discurso, destacó que este avión representa la mayor innovación en aviación militar, asegurando que se trata «del avión más letal jamás construido».
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El caza será un reemplazo de aeronaves más antiguas, como el F-22 Raptor y el F-16 Fighting Falcon, y tiene como objetivo mantener a EE. UU. en una posición de ventaja frente a las potencias militares rivales como Rusia y China. A pesar de las promesas de un avión revolucionario, el anuncio de Trump no fue exento de polémica, especialmente por la elección de Boeing como fabricante.
Vista del avión F-47 que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció, este 21 de marzo de 2025, que producirá la compañía Boeing. EFE/Yuri Gripas/Pool
La controversia con Boeing: accidentes y juicios
Boeing ha sido una de las principales empresas en la industria de la aviación, pero ha enfrentado serios problemas en los últimos años relacionados con la seguridad de sus aeronaves comerciales. El incidente más destacado fue el desastre de los aviones Boeing 737 Max, un modelo que estuvo involucrado en dos tragedias fatales, ambas causadas por fallos técnicos en el sistema de control automático, conocido como el Maneuvering Characteristics Augmentation System (MCAS).
El caso del Boeing 737 Max: dos tragedias fatales
El 29 de octubre de 2018, el vuelo Lion Air 610, un Boeing 737 Max 8, se estrelló poco después de despegar desde Yakarta, Indonesia, provocando la muerte de 189 personas. El 10 de marzo de 2019, otro Boeing 737 Max 8, el vuelo Ethiopian Airlines 302, sufrió un accidente similar en Etiopía, causando la muerte de 157 personas. Ambas tragedias estuvieron relacionadas con el mal funcionamiento del sistema MCAS, diseñado para evitar que el avión se inclinara demasiado hacia arriba, lo que provocó una pérdida de sustentación y un desplome.
Tras estos accidentes, los aviones Boeing 737 Max fueron suspendidos de vuelo en todo el mundo, y Boeing se vio obligado a realizar modificaciones significativas en el diseño del avión y su sistema MCAS. La crisis de seguridad que resultó de estos accidentes tuvo un impacto devastador en la reputación de la empresa, que enfrentó una serie de investigaciones internacionales y demandas legales.
Vista de la inspección de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) a un Boeing 737-9 MAX de Alaska Airlines, tras la pérdida de parte de su fuselaje en pleno vuelo, el 7 de enero de 2024. EFE/ NTSB
Investigación y consecuencias legales
Las investigaciones sobre el accidente del vuelo Lion Air 610 estuvieron a cargo de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de EE. UU. y otras autoridades internacionales. Los informes señalaron que el MCAS se activaba de manera incorrecta debido a la lectura errónea de un sensor, lo que causó la caída del avión. También se descubrió que los pilotos no habían recibido formación adecuada sobre cómo manejar el sistema en caso de fallo.
En el caso de Ethiopian Airlines, la investigación reveló fallos similares en el MCAS y otros problemas de diseño y comunicación. El informe de la Oficina de Investigaciones de Accidentes de Etiopía concluyó que el avión se comportó de forma errática debido a una activación continua del sistema MCAS, que se produjo tras la lectura errónea del sensor de ángulo de ataque. Ambas investigaciones apuntaron a Boeing como responsable de los fallos en el diseño del avión y la falta de información adecuada a los pilotos.
En términos legales, Boeing enfrentó miles de demandas de las familias de las víctimas, y la empresa llegó a acuerdos para indemnizar a los afectados. Además, varios ejecutivos de la compañía, incluidos directores y responsables de la seguridad, se vieron involucrados en una serie de juicios y procesos legales. En 2021, Boeing acordó pagar una multa de 2.500 millones de dólares para resolver las acusaciones de fraude en relación con la comercialización del 737 Max. Este acuerdo incluyó una multa penal, compensación a las víctimas y fondos para mejorar la supervisión de la seguridad en la empresa.
Restablecimiento de la confianza y mejoras en la seguridad
A pesar de la magnitud de la crisis, Boeing ha estado trabajando para restaurar su reputación y recuperar la confianza tanto de los reguladores como del público. La compañía implementó una serie de mejoras en el sistema MCAS y en los procedimientos de entrenamiento para los pilotos. En noviembre de 2020, la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. aprobó la vuelta al servicio del Boeing 737 Max, tras una revisión exhaustiva de los cambios realizados en el avión.
Sin embargo, las críticas persisten, y Boeing sigue enfrentando desafíos en cuanto a la percepción pública y las demandas legales. En medio de este contexto, la decisión de Donald Trump de adjudicar a Boeing la producción del F-47 ha sido vista con escepticismo por parte de algunos sectores, que cuestionan si una empresa que aún se encuentra bajo la sombra de una crisis de seguridad debería ser la responsable de la fabricación de uno de los aviones más avanzados de la historia.
El contrato F-47: ¿una elección arriesgada?
La adjudicación del contrato F-47 a Boeing no es solo una cuestión de capacidades técnicas, sino también un tema de confianza. Aunque Boeing ha sido históricamente uno de los principales proveedores del gobierno de EE. UU., el hecho de que la empresa esté aún lidiando con los efectos del desastre del 737 Max plantea dudas sobre si esta decisión puede poner en riesgo la seguridad nacional. Si bien Boeing ha asegurado que ha tomado todas las medidas necesarias para garantizar que el F-47 cumpla con los más altos estándares de seguridad, la historia reciente de la compañía sigue siendo un tema delicado.
Además, la falta de competencia en la adjudicación del contrato, dado que otros gigantes de la industria como Northrop Grumman y Lockheed Martin también estaban desarrollando sus propios prototipos, ha levantado preocupaciones sobre la transparencia del proceso y sobre si el gobierno de EE. UU. está tomando la mejor decisión en términos de costo-beneficio y seguridad.