Es sábado por la noche en un bar de azotea del centro de Atlanta. El grupo mexicano Orden Activa está a punto de tocar una balada tradicional. Lo que parecía un público reservado cambia de inmediato cuando suena un narcocorrido. La multitud se pone de pie, entona las letras en español y la pista de baile se transforma en un mar de sombreros vaqueros.
La canción que provoca esa reacción es un narcocorrido titulado El del palenque, dedicado abiertamente a Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). La letra describe al personaje como un “señor de los gallos”, con “gallos de pelea que luchan por su partido”.
Prohíben ingreso a EE.UU. a banda por cantar narcocorrido sobre El Mencho
El grupo musical Los Alegres del Barranco, autores de la canción, se encuentra en el centro de una controversia. En un concierto reciente en Zapopan, Jalisco, interpretaron El del palenque mientras en pantalla se proyectaba una caricatura de “El Mencho”. La reacción fue inmediata: el Departamento de Estado de Estados Unidos les revocó las visas de ingreso.
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La medida fue calificada como “sin precedentes” por analistas del género, y generó debate sobre los límites de la libertad artística. El subsecretario de Estado, Christopher Landau, publicó en la red social X: “Lo último que necesitamos es una alfombra de bienvenida para quienes ensalzan a criminales y terroristas”.
Por su parte, el gobierno de Jalisco, encabezado por el gobernador Pablo Lemus, anunció que tomará medidas para evitar que artistas vinculados con el crimen organizado actúen en eventos patrocinados por el estado. La Fiscalía abrió una carpeta de investigación por apología del delito y citó a declarar a los miembros de la banda.
El narcocorrido de El Mencho lidera listas de popularidad tras la polémica
Lejos de perjudicar la popularidad del tema, la controversia en torno a El del palenque disparó su alcance. La canción alcanzó el primer lugar en la lista LyricFind Global de Billboard, con un incremento del 232 % en búsquedas globales. En plataformas de streaming, Los Alegres del Barranco superaron los dos millones de nuevas reproducciones.
Este fenómeno demuestra la vigencia del narcocorrido como expresión cultural, pese a los intentos de censura. El género, con raíces en la música folk del siglo XIX, ha narrado por décadas las hazañas de bandidos, revolucionarios, contrabandistas y ahora narcotraficantes.
Sam Quinones, autor y cronista del fenómeno narco-musical, lo define como “un periódico cantado”, que desde sus inicios reflejó el sentir popular. Con la llegada del narcotráfico moderno, las historias cambiaron, pero el formato sobrevivió. “Durante la ley seca en los años veinte, ya se cantaban historias de quienes traficaban alcohol desde México hacia Estados Unidos”, señala.
El narcocorrido como reflejo de tensiones sociales y políticas
La figura central de esta polémica es “El Mencho”, líder del CJNG, una de las organizaciones criminales más violentas de México. Su grupo ha sido calificado por el gobierno de Estados Unidos como “organización terrorista extranjera”. La letra de El del palenque lo describe con admiración, lo que ha generado cuestionamientos sobre si estas canciones promueven el crimen.
Sin embargo, no todos coinciden con esa visión. Defensores del género comparan los narcocorridos con el gangster rap, los videojuegos violentos o películas como El padrino. “La música no convierte a nadie en criminal”, afirma Ray Mancias, guitarrista de 19 años que se presentó en Atlanta tras Orden Activa. “Tu crianza determina quién sos, no las canciones que escuchás”.
Otros, como el musicólogo Elijah Wald, advierten que la censura musical suele estar motivada por política más que por ética. “Esta es la primera vez que Estados Unidos revoca visas por una canción. No tiene nada que ver con las letras. Tiene que ver con una política de endurecimiento hacia México”.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, evitó apoyar una prohibición general a los narcocorridos. Propuso, en cambio, que el gobierno patrocine música con mensajes positivos sobre la paz y el amor. La propuesta fue criticada por varios artistas. “Eso no va a funcionar”, comentó Wald.
Mientras tanto, el impacto en los músicos es evidente. Oswaldo Zavala, profesor universitario experto en narcocultura, sostiene que “muchos grupos se están autocensurando, no por miedo a México, sino al gobierno de Donald Trump, que puede revocarles los visados”.
En abril, el cantante Luis R. Conríquez se negó a interpretar corridos en un concierto en el Estado de México por una prohibición local. Cuando el público lo abucheó, respondió: “Esta noche no hay corridos. ¿Nos vamos a casa?”. La gente destruyó parte del escenario en señal de protesta.
Cancelar los narcocorridos podría aumentar su atractivo
Para algunos asistentes al concierto en Atlanta, la represión contra el género solo lo hace más popular. “Me gusta el ambiente. Me gusta cómo une a la gente”, expresó Violet Uresti. “Si lo prohíben, lo vamos a seguir escuchando igual”.
El propio grupo Orden Activa publicó un video de su actuación en Atlanta con la frase irónica: “A ver si no nos quitan el visado. No se crean que es una broma”. La publicación se viralizó.
La controversia pone en evidencia las contradicciones entre libertad artística, políticas migratorias, combate al crimen organizado y censura cultural. Mientras unos estados mexicanos intentan silenciar los narcocorridos, el público los corea cada vez con más fuerza.
