La administración del presidente Donald Trump ha iniciado oficialmente el proceso para desarrollar la Cúpula Dorada, su ambicioso sistema de defensa antimisiles que busca proteger a Estados Unidos de amenazas aéreas en múltiples niveles. Este proyecto, que representa una de las mayores apuestas militares del país en la historia reciente, pretende emular y superar el sistema israelí conocido como el Domo de Hierro.
Cúpula Dorada: una inversión multimillonaria
Según informó la Agencia de Defensa de Misiles el viernes 25 de julio, el gobierno de Trump está solicitando propuestas a empresas tecnológicas interesadas en participar en el diseño, desarrollo e implementación del sistema. Este escudo defensivo, formalmente denominado Scalable Homeland Innovative Enterprise Layered Defense (SHIELD), contempla una inversión de hasta 151.000 millones de dólares en los próximos diez años.
El plan incluye inversiones en investigación, ciberseguridad, producción de armamento y sistemas de detección, con el objetivo de construir un sistema que pueda interceptar misiles balísticos, hipersónicos y de crucero durante todas sus fases de vuelo. El presidente Trump ha prometido elevar el presupuesto inicial hasta los 175.000 millones de dólares y tener el sistema en funcionamiento en un máximo de tres años.
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El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, explica el proyecto de «cúpula dorada», en la Casa Blanca en Washington. EFE/Chris Kleponis/Pool
Dudas sobre los plazos y el presupuesto de la Cúpula Dorada
A pesar del optimismo de la administración Trump, varios análisis independientes han planteado serias dudas sobre la viabilidad financiera y temporal del proyecto Cúpula Dorada. Un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) estima que un sistema con esas características podría costar más de 542.000 millones de dólares si se desarrolla en un periodo de veinte años.
Hasta ahora, la asignación presupuestaria inicial incluye 25.000 millones de dólares, además de fondos adicionales destinados a tecnologías complementarias. La diferencia entre las promesas del Ejecutivo y las estimaciones técnicas ha generado críticas desde sectores opositores, que acusan al gobierno de subestimar los costos reales.
Empresas interesadas en desarrollar la Cúpula Dorada
Varias compañías de defensa y tecnología ya se han posicionado para participar en el proyecto. El director ejecutivo de Booz Allen Hamilton, Horacio Rozanski, declaró que su empresa ya está involucrada en las primeras etapas del proceso de adquisición y que podrían tener múltiples roles en el desarrollo de la Cúpula Dorada.
Otra firma que ha mostrado interés es L3Harris, la cual ha anunciado la ampliación de sus instalaciones para responder a la demanda proyectada. Además, gigantes de la industria como Lockheed Martin, Northrop Grumman y RTX (antes Raytheon) también se han pronunciado a favor de colaborar con el gobierno federal.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presenta su «cúpula dorada», en la Casa Blanca en Washington. EFE/Chris Kleponis/Pool
Incluso empresas emergentes del sector aeroespacial buscan integrarse a esta iniciativa. SpaceX, la compañía de Elon Musk, ha sido mencionada como uno de los posibles socios estratégicos, debido a su experiencia en lanzamientos satelitales y tecnologías espaciales avanzadas.
Elon Musk, Trump y el futuro de la Cúpula Dorada
En las últimas semanas, circularon informes sobre tensiones entre la administración de Trump y Elon Musk, debido a presuntas diferencias personales. No obstante, el presidente se pronunció públicamente para desmentir cualquier intento de excluir a las empresas de Musk de la Cúpula Dorada. Según sus declaraciones, el gobierno desea que SpaceX y otras compañías del empresario “prosperen”, y reafirmó su compromiso de colaboración con el sector privado.
El papel de SpaceX en el programa podría ser clave para acelerar el desarrollo de las plataformas satelitales y de vigilancia que sustentan el sistema. De concretarse, marcaría uno de los mayores contratos públicos de la historia reciente entre el gobierno estadounidense y una firma tecnológica.
A medida que la Casa Blanca continúa promoviendo el proyecto de la Cúpula Dorada, sectores del Congreso exigen mayor transparencia sobre los plazos, criterios de selección de contratistas y mecanismos de fiscalización. La magnitud y el costo del sistema convierten a esta iniciativa en un punto central del segundo mandato de Trump y en una fuente de debate tanto político como técnico en Washington.