El funeral del papa Francisco, ocurrido en un contexto cargado de tensiones políticas, dejó al mundo reflexionando sobre su legado y la relación que sostuvo con figuras internacionales clave. Una de las más complejas y contrastantes fue, sin duda, su relación con el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Aunque sus posturas sobre temas clave como la inmigración, la pobreza y el medio ambiente estuvieron marcadamente enfrentadas, la figura de Francisco como líder espiritual global siempre se mantuvo distante de la política partidista. Sin embargo, durante el mandato de Trump, sus desacuerdos fueron difíciles de pasar por alto.
El día antes de su muerte, Francisco ofreció un mensaje de unidad, llamando a la solidaridad con los migrantes y los marginados. En un tono completamente opuesto, Trump, a través de un mensaje en sus redes sociales, atacó a sus adversarios políticos con términos como «lunáticos de la izquierda radical». Las diferencias entre el papa argentino y el magnate estadounidense se hicieron más evidentes cuando Trump viajó a Roma para asistir al funeral de Francisco, un viaje que simboliza la distancia tanto política como personal que existió entre ambos.
El conflicto por la inmigración: Un choque de visiones
Uno de los temas más críticos en la relación entre Francisco y Trump fue, sin lugar a dudas, la inmigración. Desde el inicio de la campaña presidencial de Trump, el ahora presidente se mostró abiertamente a favor de la construcción de un muro fronterizo con México, lo que provocó la indignación del papa Francisco. En 2016, el pontífice, conocido por su postura firme en favor de los migrantes, calificó de «no cristiano» a cualquier político que construyera un muro para frenar la entrada de migrantes. Trump, en respuesta, calificó sus palabras de «vergonzosas» y la relación entre ambos comenzó a deteriorarse.
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Mientras Francisco abogaba por políticas de acogida y protección de los migrantes, Trump veía la inmigración como una amenaza a la seguridad nacional y a los intereses económicos de Estados Unidos. Durante su mandato, Trump implementó políticas severas, como la separación de familias en la frontera y la construcción del muro en la frontera sur. Francisco, por su parte, consideraba que tales medidas contravenían los principios del cristianismo, que promueven la acogida y la ayuda a los más necesitados.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump, caminan para salir de la Casa Blanca hacia Roma, donde asistirán al funeral del papa Francisco. EFE/JIM LO SCALZO
Diferencias en políticas medioambientales: El papa a favor del cambio climático, Trump por los combustibles fósiles
Otro tema que marcó la distancia entre Trump y Francisco fue el medio ambiente. El papa Francisco, en su encíclica Laudato si’, hizo un llamado urgente a la acción global para combatir el cambio climático y proteger la creación divina. Su postura fue clara: la humanidad debe cuidar el planeta y asumir la responsabilidad de frenar la explotación de recursos naturales que pone en riesgo la vida en la Tierra.
En cambio, Donald Trump adoptó una postura completamente opuesta. Durante su presidencia, su gobierno se retiró del Acuerdo de París sobre el cambio climático, una de las principales iniciativas internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Trump, quien apoyó la reactivación de la industria de los combustibles fósiles, rechazaba las regulaciones ambientales estrictas, argumentando que estas dañaban la economía de Estados Unidos. Francisco veía este enfoque como un desdén hacia la responsabilidad de los líderes políticos de proteger el medio ambiente y las generaciones futuras.
El aborto y la libertad religiosa: Tensiones en el campo moral y social
El aborto fue otro terreno donde las posturas de Trump y Francisco se encontraron en lados opuestos. El papa Francisco ha mantenido una postura firme en defensa de la vida desde la concepción, siendo un crítico vocal del aborto en cualquier circunstancia. Su visión estaba alineada con la enseñanza tradicional de la Iglesia Católica, que considera el aborto un pecado grave.
Por su parte, Donald Trump, aunque inicialmente no era tan abiertamente conservador en cuestiones sociales, se alineó con la postura pro vida a medida que avanzaba su carrera política. Durante su presidencia, apoyó las iniciativas legislativas que buscaban limitar el acceso al aborto y designó jueces a la Corte Suprema que eventualmente revocaron el derecho constitucional al aborto en Estados Unidos. Esta postura le ganó el apoyo de muchos católicos conservadores, que veían en Trump a un defensor de sus valores.
Sin embargo, a pesar de sus diferencias en temas como el aborto, Trump y Francisco compartieron puntos de vista en algunos aspectos, particularmente en lo que respecta a la libertad religiosa. Ambos líderes coincidieron en que la libertad de practicar la fe debe ser protegida en todo el mundo, aunque sus enfoques sobre cómo lograrlo diferían.
Vista del féretro del fallecido papa Francisco, el 24 de abril de 2025, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. EFE/Massimo Percossi
Relación diplomática: Tensión personal y política
A pesar de las diferencias personales y políticas, la relación entre el Vaticano y la Casa Blanca no estuvo exenta de momentos de diplomacia. En 2017, Donald Trump y el papa Francisco se reunieron en una audiencia en el Vaticano que fue relativamente cordial, aunque la distancia entre ambos era palpable. Los dos hombres intercambiaron algunos elogios formales, pero las diferencias seguían siendo evidentes en sus discursos y posturas políticas.
En 2019, Trump continuó con su política de inmigración dura, y Francisco, como siempre, insistió en la necesidad de una mayor humanidad en el trato hacia los migrantes. A pesar de las tensiones, algunos de los seguidores más conservadores de Trump en el ámbito católico seguían apoyando sus políticas, en especial aquellos que coincidían con sus posiciones sobre el aborto y el matrimonio tradicional.
El apoyo católico a Trump: Entre el conservadurismo y la política populista
Un aspecto interesante en la relación entre el papa Francisco y Donald Trump es el apoyo que Trump obtuvo de muchos católicos estadounidenses, a pesar de sus desacuerdos con el Papa en temas como la inmigración y el medio ambiente. Durante las elecciones de 2024, Trump ganó el voto católico, obteniendo un 54% de apoyo frente al 44% de Kamala Harris. Este respaldo se debió en parte a las políticas conservadoras de Trump, especialmente en temas como el aborto, la libertad religiosa y su oposición al progresismo en cuestiones de género y sexualidad.
Muchos católicos conservadores se sintieron más identificados con la postura de Trump, quien defendía la tradición y el orden moral en términos que resonaban con sus creencias. Sin embargo, el apoyo de estos sectores no significaba que Trump hubiera logrado ganar el favor de Francisco, cuyo enfoque progresista en cuestiones sociales como la inmigración y la ecología estaba en clara oposición a la agenda política de Trump.