Las autoridades ucranianas y varios investigadores independientes han descubierto evidencias de tortura en el cuerpo de Victoria Roshchina, una periodista ucraniana Victoria Roshchinadetenida en los territorios ocupados por Rusia. Su cadáver fue devuelto a Ucrania cinco meses después de su muerte, en circunstancias aún por esclarecer. Este caso ha generado una fuerte indignación, no solo por la brutalidad de los actos sufridos por Roshchina, sino también por el misterio que rodea su fallecimiento.
Los signos de tortura en el cuerpo de Victoria Roshchina
Cuando las autoridades de Kiev recibieron el cuerpo de Victoria Roshchina en febrero, los forenses ucranianos encontraron que le faltaban varios órganos vitales, como el cerebro, los ojos y parte de la tráquea. Esta información fue proporcionada por funcionarios ucranianos al proyecto «Victoria», una iniciativa que agrupa a 45 periodistas de medios ucranianos e internacionales, como The Washington Post y Le Monde, con el objetivo de esclarecer las circunstancias de la muerte de la periodista.
El estado del cadáver ha dificultado la determinación exacta de la causa de su muerte. Según Yuri Beloúsov, de la Fiscalía General de Ucrania, el hallazgo de numerosos signos de tortura ha sido crucial. Entre estos se incluyen múltiples abrasiones y hematomas, una costilla rota y quemaduras en los pies provocadas por descargas eléctricas. Estos indicios apuntan a un sufrimiento físico extremo que la periodista habría experimentado antes de su fallecimiento.
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Un experto internacional citado por la investigación del proyecto «Victoria», que fue hecha pública esta semana, sugiere que la ausencia de órganos podría ser un intento deliberado de ocultar pruebas. Además, se ha señalado que la ruptura del hueso hioides en el cuello de Roshchina podría ser una señal de que su muerte fue provocada por estrangulamiento o asfixia.
(Victoria Amelina EFE)
Un deber profesional bajo riesgo
Victoria Roshchina, de 27 años, perdió la vida en septiembre de 2023, tras pasar un año bajo detención. Su muerte ocurrió justo cuando estaba a punto de ser liberada y devuelta a Ucrania como parte de un intercambio de prisioneros. La periodista, galardonada por su integridad y valentía, no dudó en asumir los peligros de su profesión, desafiando tanto los riesgos personales como los ruegos de sus familiares y editores.
A lo largo de su carrera, Roshchina se dedicó a investigar el trato que recibía la población ucraniana en los territorios bajo ocupación rusa. Su último viaje en julio de 2023 la llevó a Energodar, una ciudad ubicada cerca de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, donde la periodista investigaba las detenciones sufridas por empleados de la central y otros habitantes de la región.
Consciente de los riesgos a los que se enfrentaba, Roshchina utilizaba varias precauciones, como teléfonos móviles diferentes y sistemas de mensajería que se borraban automáticamente. Sin embargo, fue detenida poco después de su llegada, y su familia no fue informada sobre su paradero hasta siete meses después. Durante todo su cautiverio, la periodista solo pudo realizar una llamada de cuatro minutos a sus padres, un año después de su detención. Las autoridades rusas nunca la acusaron formalmente de ningún crimen ni le permitieron acceder a un abogado.
Tortura y sufrimiento en los centros de detención
De acuerdo con testimonios de otras personas que compartieron celda con Roshchina en diversos centros de detención, la periodista sufrió torturas extremas que rápidamente deterioraron su salud. En un centro de detención improvisado en Melitopol, la periodista fue golpeada y sometida a descargas eléctricas, según los testigos, quienes también afirmaron haber visto cicatrices de cortes y hematomas en su cuerpo.
Más tarde, a finales de 2023, Roshchina fue trasladada a una prisión en Taganrog, Rusia, donde, según el informe, tanto soldados como civiles ucranianos eran sometidos a torturas físicas, como ahogamientos simulados y electroshock en sillas eléctricas. La comida en la prisión era racionada de manera estricta, y los prisioneros recibían alimentos en mal estado, como patatas podridas.
El deterioro físico y mental de Roshchina fue evidente a medida que avanzaba su cautiverio. Según un testigo, la periodista perdió tanto peso que ya no podía levantar la cabeza de la almohada sin ayuda. Cuando su salud empeoró, los guardias intentaron alimentarla por la fuerza para preservarla como parte del intercambio de prisioneros, pero Roshchina falleció antes de ser trasladada.
Un funcionario de prisiones ruso, según un testigo, llegó a afirmar: «Fue culpa de ella», al referirse a la muerte de la periodista, una declaración que refleja la insensibilidad y el desprecio por los derechos humanos de las autoridades rusas.
La larga lista de civiles ucranianos cautivos
El caso de Victoria Roshchina no es aislado. El defensor del pueblo de Ucrania ha estimado que más de 16.000 civiles ucranianos están detenidos en centros de detención rusos y en los territorios ocupados, entre ellos periodistas, políticos locales, exsoldados, líderes religiosos y ciudadanos sospechosos de oponerse a la ocupación rusa. La mayoría de estos prisioneros están detenidos sin cargos formales y aislados de sus familias y abogados.
El proyecto «Victoria» tiene como objetivo llamar la atención sobre este grave problema y sensibilizar al mundo acerca de las violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas rusas en Ucrania. Este informe sale a la luz en un momento crítico, cuando Kiev está bajo una presión creciente, como parte de los esfuerzos de paz liderados por Estados Unidos, que buscan desviar la atención de las demandas de justicia.
