En un momento de profundos desafíos globales, el recién elegido papa León XIV ha delineado una visión de su pontificado centrada en la dignidad humana, la justicia social y la inclusión de los más vulnerables. Su enfoque busca continuar y profundizar las reformas iniciadas por su predecesor, el papa Francisco, adaptándolas a los retos contemporáneos.
Robert Francis Prevost, nacido en Chicago en 1955, es el primer papa estadounidense y también posee la nacionalidad peruana, adquirida durante su servicio pastoral en Perú. Su experiencia misionera en América Latina ha influido profundamente en su perspectiva pastoral, enfocada en la cercanía con las comunidades marginadas y el compromiso con la justicia social.
Al elegir el nombre de León XIV, el nuevo pontífice rinde homenaje a León XIII, conocido por su encíclica Rerum Novarum, que abordó las condiciones de la clase trabajadora durante la Revolución Industrial. León XIV busca adaptar ese legado a la «cuarta revolución industrial», marcada por la inteligencia artificial y los desafíos éticos que esta conlleva.
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Además, ha expresado su intención de continuar la «valiosa herencia» de Francisco, destacando su dedicación al cuidado de los débiles y al diálogo abierto con el mundo contemporáneo.
Compromiso con los más vulnerables
En sus primeras declaraciones, León XIV ha enfatizado la importancia de atender a los migrantes, los pobres y los marginados. El arzobispo de San Antonio, Texas, Gustavo García-Siller, ha señalado que el nuevo papa abogará por la dignidad de los migrantes y refugiados, especialmente en un contexto de políticas migratorias restrictivas en Estados Unidos.
Desafíos económicos y reformas internas
El Vaticano enfrenta desafíos económicos significativos, incluyendo un déficit creciente y un fondo de pensiones con un agujero de más de 600 millones de euros. León XIV deberá abordar la caída en las donaciones, reestructurar las fuentes de ingreso y reformar el sistema de pensiones, todo mientras incrementa la influencia geopolítica y la relevancia social de la Iglesia.
Enfrentando los retos contemporáneos
León XIV ha identificado la inteligencia artificial como uno de los principales desafíos para la humanidad, comparándola con una nueva revolución industrial que impacta en la dignidad humana, la justicia y el trabajo. Su enfoque busca garantizar que el desarrollo tecnológico no comprometa los valores fundamentales de la Iglesia.
Una Iglesia sinodal y en diálogo
El nuevo papa es un firme defensor de la sinodalidad, promoviendo la participación y la corresponsabilidad de todos los fieles para abordar la polarización en la Iglesia. Cree que el Espíritu Santo impulsa hacia una renovación y que todos los fieles están llamados a vivir una nueva actitud de escucha y apertura.
Mirando hacia el Jubileo de 2025
El Jubileo de 2025, también conocido como el Jubileo de la Esperanza, será una oportunidad para que León XIV impulse su visión pastoral. Se espera que cierre la Puerta Santa al final del jubileo, simbolizando un nuevo comienzo para la Iglesia y el mundo.
El papa León XIV inicia su pontificado con una visión clara y comprometida con los más desfavorecidos, enfrentando desafíos internos y externos con un enfoque pastoral y reformista. Su liderazgo promete continuar la senda de apertura y justicia social trazada por sus predecesores, adaptándola a las realidades del siglo XXI.
¿Quién es el papa León XIV?
El papa León XIV, nacido como Robert Francis Prevost en Chicago, Estados Unidos, el 14 de septiembre de 1955, es el primer pontífice de nacionalidad estadounidense en la historia de la Iglesia católica. Sin embargo, su vida y vocación han estado marcadas por una profunda conexión con América Latina, especialmente con Perú, país del que también adquirió la nacionalidad durante su labor misionera. Esta doble identidad ha sido clave en la construcción de su sensibilidad pastoral, enfocada en los márgenes de la sociedad y las comunidades más vulnerables.
Antes de llegar al papado, Prevost fue un fraile agustino, miembro de la Orden de San Agustín. Se formó en teología en Roma y fue ordenado sacerdote en 1982. Posteriormente, fue enviado a Perú, donde desempeñó tareas misioneras en zonas rurales del norte del país, especialmente en la diócesis de Chulucanas. Allí, no solo brindó acompañamiento espiritual, sino que también trabajó en defensa de los derechos humanos y en el fortalecimiento de las comunidades empobrecidas.
Su paso por Perú marcó profundamente su visión de la Iglesia como una institución que debe estar cerca del pueblo, especialmente de los que sufren. Esa experiencia lo convirtió en una figura respetada dentro de la Iglesia latinoamericana. En 2014, el papa Francisco lo designó obispo de Chiclayo, una diócesis en el norte de Perú, y en 2023 lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más influyentes dentro del Vaticano.
La elección de Prevost como papa en 2025 fue vista por muchos como una señal de continuidad con el legado de Francisco. Su elección del nombre León XIV es también significativa: hace referencia a León XIII, recordado por su defensa de los derechos laborales y su sensibilidad social en tiempos de transformación industrial. En esa línea, León XIV ha mostrado una fuerte preocupación por las nuevas desigualdades derivadas de la revolución tecnológica actual, como la inteligencia artificial y la precarización del trabajo.
Humilde, políglota y con una trayectoria pastoral más que política, el nuevo papa encarna un perfil reformista y cercano. Su elección refleja el deseo del Colegio Cardenalicio de una Iglesia con rostro global, comprometida con los desafíos del presente y atenta a las periferias del mundo.