Los presidentes de Colombia y Panamá, Gustavo Petro y José Raúl Mulino, respectivamente, acordaron este viernes en Panamá trabajar conjuntamente para proporcionar un «trato humanitario» a los migrantes que retornan al sur tras no poder acceder a Estados Unidos. Este acuerdo tiene como objetivo garantizar el respeto de los derechos humanos de los migrantes y asegurar que su retorno sea manejado con dignidad.
Acuerdo bilateral sobre migración
En su reunión celebrada en el Palacio Presidencial de Panamá, Mulino y Petro discutieron en detalle la situación migratoria en ambos países, especialmente en relación con los migrantes que, debido a las políticas migratorias de Estados Unidos, ahora se encuentran regresando por el Darién, una de las rutas migratorias más complicadas entre América Central y América del Sur. Mulino destacó la importancia de tratar a estos migrantes «con apego y respeto a todos sus derechos humanos», subrayando la responsabilidad de ambos países de ofrecer un trato adecuado a quienes se encuentran en situaciones difíciles.
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El presidente panameño explicó que, debido a la situación desafortunada de muchos migrantes que intentan regresar al sur, tanto Panamá como Colombia se comprometieron a colaborar para proporcionar un «trato humanitario» que facilite el retorno seguro de estos migrantes. Esta colaboración también busca aliviar las tensiones que genera la migración en la región, especialmente en áreas sensibles como el Darién, en la frontera entre ambos países.
La migración por el Darién y su impacto
Panamá y Colombia comparten una frontera por la jungla del Darién, que históricamente ha sido un punto clave para la migración hacia el norte. Miles de migrantes de diversas nacionalidades han cruzado esta peligrosa selva en su intento por llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, desde la implementación de políticas migratorias más estrictas por parte del gobierno estadounidense, este flujo migratorio ha cambiado de dirección, y ahora los migrantes que no logran acceder a Estados Unidos se ven forzados a regresar hacia el sur.
Según datos oficiales, el cruce del Darién ha disminuido drásticamente en comparación con el año anterior. En marzo de este año, solo 194 migrantes cruzaron el Darién, mientras que en los mismos meses de 2024 se registraron más de 36,000 cruces.
Fotografía de archivo de Agentes del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá custodiando a varios en Bajo Chiquito (Panamá). EFE/ Bienvenido Velasco
Migración inversa: desafíos para Panamá y Colombia
El cambio en la dirección de la migración ha planteado nuevos desafíos para Panamá y Colombia, quienes deben manejar tanto la migración hacia el norte como el regreso de migrantes hacia el sur. Aunque el número de migrantes provenientes de Costa Rica ha aumentado ligeramente, la cifra sigue siendo mucho menor en comparación con los años anteriores. La mayoría de estos migrantes son venezolanos, que continúan buscando mejores condiciones de vida fuera de su país.
A pesar de la preocupación por la situación de los migrantes, tanto Petro como Mulino han subrayado que no se han definido medidas específicas como los vuelos de repatriación para los migrantes venezolanos, que permitirían a los ciudadanos de este país regresar a su tierra. Actualmente, debido a la suspensión de relaciones diplomáticas entre Panamá y Venezuela, no es posible implementar este tipo de vuelos directos.
Fotografía del presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante la rueda de prensa conjunta en Panamá. EFE/ Bienvenido Velasco
La interconexión eléctrica entre Panamá y Colombia
Aunque la migración fue uno de los temas tratados, no fue el foco principal de la reunión entre los mandatarios. Petro y Mulino también discutieron un proyecto de gran importancia: la interconexión eléctrica entre ambos países. Este proyecto, que busca mejorar la cooperación energética en la región, se ha planteado como una posible solución a la crisis climática global. Según Petro, la interconexión eléctrica entre Panamá y Colombia podría jugar un papel clave en la generación de energía limpia y en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en un contexto donde las principales fuentes de contaminación provienen de América del Norte, Europa y China.
La interconexión eléctrica entre ambos países sería de 500 kilómetros de longitud, con una capacidad de 400 megavatios en corriente directa. A pesar de que este proyecto lleva años en proceso, Mulino y Petro afirmaron que han hecho avances significativos, especialmente en lo que respecta a la parte técnica, y se comprometieron a darle un impulso político para acelerar su implementación.