El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, ha expresado su disposición a reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para tratar las políticas arancelarias que están afectando gravemente a la economía nipona. Esta apertura al diálogo llega en medio de la creciente tensión entre ambos países debido a los nuevos aranceles impuestos por Trump, que han sacudido los mercados y generado incertidumbre en las relaciones comerciales entre ambos países. A pesar de la presión, Ishiba ha optado por evitar hablar de «represalias», en un intento por resolver la situación mediante el diálogo y no con medidas de enfrentamiento directo.
Aranceles de Trump: un desafío
El 24% de aranceles impuestos por Trump a las importaciones de productos japoneses ha generado un duro golpe a la economía de Japón, que depende en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos. Además, la industria automotriz japonesa, que ha sido especialmente afectada por esta medida, podría verse gravemente perjudicada, dado que Estados Unidos es uno de los principales destinos de exportación de vehículos fabricados en Japón. Además, la imposición de aranceles adicionales sobre acero y aluminio ha incrementado aún más las tensiones, con la administración japonesa considerando esta medida como una violación de los acuerdos comerciales previos.
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A pesar de estas dificultades, Ishiba ha insistido en que su nación no está actuando de forma injusta y ha rechazado la idea de que el país esté participando en prácticas comerciales desleales. En una reunión con el comité parlamentario, el primer ministro destacó la importancia de las inversiones de las empresas japonesas en Estados Unidos, especialmente en el sector automotriz, que ha creado cientos de miles de empleos en el país norteamericano.
Fotografía de archivo de unas grúas cargando contenedores a un buque en el puerto de Tokio. EFE/Franck Robichon
El planteamiento de Japón: «no queremos represalias»
En lugar de adoptar una postura beligerante, Ishiba ha señalado que su gobierno está dispuesto a explorar todas las opciones disponibles para abordar la situación, pero sin recurrir a medidas de «ojo por ojo». En este sentido, ha manifestado su disposición para reunirse con Trump lo antes posible y tratar de llegar a un acuerdo que beneficie a ambos países. En la reunión, Ishiba no solo buscaría la exención de los aranceles, sino que también pretende presentar un paquete de ofertas que resalte el impacto positivo de las inversiones japonesas en Estados Unidos.
Una de las principales propuestas es la contribución de las empresas niponas a la creación de empleo en suelo estadounidense. Según los datos proporcionados por el gobierno japonés, las empresas japonesas han invertido más de 418 millones de dólares en Estados Unidos, creando alrededor de 2,3 millones de empleos, muchos de los cuales están en el sector manufacturero. Japón, de hecho, es uno de los mayores inversores extranjeros en la primera economía mundial, lo que subraya la importancia de esta relación comercial.
A pesar de los esfuerzos del país asiático por minimizar los efectos negativos de los aranceles, el mercado de valores japonés ha reaccionado negativamente. El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio cayó un 2,77% tras el anuncio de los nuevos aranceles, lo que refleja la preocupación de los inversores sobre las posibles repercusiones económicas de la guerra comercial entre los dos países.
El primer ministro, Shigeru Ishiba. EFE/EPA/Nicolas Datiche
El país asiático como aliado de EE. UU. en la creación de empleos
Un punto clave en la estrategia de Japón para negociar con Estados Unidos es la creación de empleo en el mercado laboral estadounidense. Ishiba ha subrayado que Japón es el país extranjero del que dependen más empleos en el sector manufacturero estadounidense, lo que resalta la importancia de las empresas niponas para la economía de Estados Unidos. Este argumento podría jugar un papel crucial en las conversaciones con Trump, quien ha centrado gran parte de su política económica en la creación de empleos y la protección de la industria nacional.
Además, el gobierno japonés ha prometido hacer todo lo posible para mitigar los efectos negativos de los aranceles en las pequeñas y medianas empresas del país, que podrían enfrentar dificultades debido al aumento de los costos de exportación. En este sentido, la administración japonesa está explorando formas de diversificar las exportaciones y minimizar el impacto de las nuevas tarifas comerciales impuestas por Estados Unidos.