Derek Huffman, un texano de 46 años, dejó Estados Unidos con su familia en busca de un entorno alineado con sus valores conservadores, pero ahora enfrenta una realidad inesperada: el frente de batalla en Ucrania. Tras mudarse a Rusia en 2025, motivado por su rechazo a lo que calificó como “propaganda LGBT” en las escuelas estadounidenses, Huffman se alistó en el ejército ruso con la promesa de un rol no combativo. Sin embargo, su esposa, DeAnna, denunció que fue enviado a una zona de combate tras una capacitación mínima, desatando críticas sobre las promesas incumplidas del Kremlin a inmigrantes conservadores.
Huyó de EE.UU. por «propaganda LGBT»: el trasfondo
Huffman, padre de tres hijas, abandonó Texas tras un incidente en la escuela de su hija Sophia, quien, según él, fue expuesta a temas sobre relaciones lésbicas. “Eso fue la gota que colmó el vaso”, afirmó en una entrevista con medios rusos. La familia se trasladó a Istra, a 25 millas de Moscú, bajo el programa de visado “Valores Compartidos” lanzado por Rusia en 2024. Este programa, promovido por el bloguero estadounidense Tim Kirby, busca atraer a conservadores cristianos descontentos con las políticas progresistas occidentales, ofreciendo residencia y un supuesto refugio cultural. Huffman, un soldador sin experiencia militar, se unió al ejército ruso para acelerar su ciudadanía, esperando trabajar como soldador o corresponsal de guerra. En un video de mayo de 2025, expresó: “Quiero ganarme un lugar en Rusia, no como los inmigrantes en EE.UU. que no se asimilan y buscan beneficios gratuitos”.
Por su parte, la realidad resultó distinta. DeAnna reveló en un video, posteriormente eliminado, que Derek recibió solo tres semanas de entrenamiento en ruso, un idioma que apenas comprende. “Lo están arrojando a los lobos”, dijo, destacando que fue asignado a una unidad de infantería cerca del frente ucraniano, a pesar de las promesas de un rol técnico. La familia, que financió su mudanza mediante donaciones en redes sociales, también enfrenta problemas económicos, ya que Derek no ha recibido su salario y debió pagar 10,000 rublos de su bolsillo para suministros militares.
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Huyó de EE.UU. por «propaganda LGBT» y enfrenta el frente
La situación de Huffman no es única. Según una investigación de la BBC y Mediazona, al menos 523 extranjeros de 28 países han muerto combatiendo por Rusia en Ucrania desde 2022, muchos atraídos por promesas de ciudadanía o amnistía. El caso de Michael Gloss, un estadounidense de 21 años muerto en abril de 2024, resalta las fallas en el reclutamiento ruso, que a menudo ignora la falta de experiencia militar de los voluntarios. En el caso de Huffman, su esposa señaló que la barrera del idioma complicó su entrenamiento, dejándolo vulnerable. “¿Cómo aprendes si no entiendes el idioma?”, cuestionó DeAnna en un video de junio, donde pidió oraciones por su seguridad.
Además, el programa “American Village” de Tim Kirby, donde los Huffman se asentaron, ha sido un fracaso, con solo dos familias participantes, según United24Media. La propaganda rusa, que presenta a Rusia como un bastión de valores tradicionales, ha atraído a conservadores desilusionados, pero las promesas de estabilidad suelen desvanecerse. En un mensaje de Día del Padre, Huffman, vestido con uniforme de camuflaje, expresó a sus hijas: “Los extraño más de lo que imaginan, pero lo que hago es importante para nuestra familia”.
Huyó de EE.UU. por «propaganda LGBT»: un sueño roto
La odisea de Huffman refleja las tensiones de la guerra y las políticas migratorias rusas. Mientras el conflicto en Ucrania ha dejado más de un millón de soldados rusos muertos, según estimaciones ucranianas, el Kremlin intensifica el reclutamiento de extranjeros. En julio de 2025, DeAnna afirmó en un comentario de YouTube que Derek está “vivo y sano”, pero “cerca del frente”. La familia, que documentó su mudanza en su canal HuffmanTime, enfrenta ahora un futuro incierto. Un grupo de Telegram, “Save that little girls”, pidió intervención del gobierno estadounidense, aunque se desconoce su origen. Mientras tanto, la historia de Huffman pone en evidencia cómo las promesas de un “paraíso conservador” en Rusia pueden transformarse en una pesadilla bélica.