La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó este 8 de abril de 2025 al primer ministro de China, Li Qiang, a actuar con moderación frente a la escalada de la guerra comercial iniciada por Estados Unidos tras los recientes aranceles impuestos por el presidente Donald Trump.
En un mensaje claro desde Bruselas, von der Leyen destacó la «responsabilidad compartida» de la Unión Europea y China para preservar un «sistema de comercio mundial sólido» en medio de las tensiones que amenazan con fragmentar la economía global. La advertencia llega después de que Washington aplicara un aumento del 54% a las tarifas sobre productos chinos el pasado 2 de abril, desatando temores de represalias que podrían afectar a Europa.
Durante una conversación telefónica con Li Qiang, la líder europea subrayó la necesidad de evitar una escalada que desestabilice aún más los mercados internacionales. «La UE y China deben trabajar juntas para mantener las reglas del comercio global», afirmó von der Leyen, según un comunicado oficial de la Comisión Europea. Este llamado se produce en un contexto de incertidumbre, con el dólar alcanzando máximos históricos y los mercados asiáticos registrando caídas significativas tras las medidas proteccionistas de Trump, que también incluyen aranceles del 25% a bienes de Canadá y México, según la Casa Blanca.
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La Unión Europea teme que China redirija sus exportaciones, afectadas por las tarifas estadounidenses, hacia el mercado europeo, lo que podría inundar el continente con productos a bajo costo. En 2023, el comercio entre la UE y China alcanzó los 784 mil millones de euros, según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), y un desvío masivo de bienes chinos podría golpear a las industrias locales, especialmente en sectores como el automotriz y la tecnología. Por ello, Bruselas busca un enfoque cooperativo con Beijing para mitigar los efectos colaterales de esta guerra comercial.
Guerra Comercial: El rol de la Unión Europea
El mensaje de von der Leyen no solo apunta a China, sino que refleja la postura de la UE como defensora del multilateralismo. La alta representante para Asuntos Exteriores de la UE, Kaja Kallas, reforzó esta idea al declarar en una rueda de prensa este martes: «No hay ganadores en una guerra comercial; si EE.UU. y la UE chocan, quien se beneficiará será China». Kallas insistió en que Bruselas está preparada para responder con «medidas firmes» si los aranceles estadounidenses afectan directamente a las exportaciones europeas, pero prefiere agotar el diálogo antes de llegar a ese punto.
La UE ya ha tomado pasos preventivos. El lunes, los ministros de Comercio de los 27 países miembros se reunieron en Varsovia para discutir estrategias ante el proteccionismo de Trump. Entre las opciones planteadas está el uso de herramientas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para contrarrestar prácticas desleales, así como posibles incentivos para aumentar las compras de gas natural licuado y productos agrícolas estadounidenses, según fuentes de la Comisión Europea. Sin embargo, von der Leyen dejó claro que la prioridad es evitar que la guerra comercial se traslade al viejo continente.
China bajo presión en la guerra comercial
China, por su parte, enfrenta un dilema. El Ministerio de Comercio chino señaló este martes que «analizará cuidadosamente» las propuestas de la UE, pero no descartó represalias contra EE.UU., como el aumento del 34% en aranceles a bienes estadounidenses anunciado el 4 de abril. Li Qiang, en su diálogo con von der Leyen, defendió la necesidad de «proteger los intereses legítimos» de China, aunque expresó disposición a mantener canales abiertos con Bruselas. La relación comercial entre la UE y China, que en 2022 registró un déficit de 396 mil millones de euros para Europa, según Eurostat, sigue siendo un punto de fricción que podría complicar cualquier acuerdo.
Mientras tanto, el impacto global de la guerra comercial ya se siente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió el lunes que las medidas de Trump podrían reducir el crecimiento mundial en un 0.8% para finales de 2025 si persisten las tensiones. En Europa, países como Alemania, con una industria automotriz dependiente de las exportaciones, temen un doble golpe: la pérdida de mercados en EE.UU. y la llegada masiva de productos chinos. La UE, atrapada entre dos gigantes, apuesta por la diplomacia para evitar convertirse en el próximo campo de batalla comercial.