Gaza está al borde del colapso. A medida que el bloqueo israelí se intensifica, la población más vulnerable —especialmente bebés y madres lactantes— sufre las consecuencias más desgarradoras. La hambruna provocada por Israel en la Franja de Gaza ya ha cobrado la vida de al menos 122 personas por desnutrición, entre ellas 83 menores, según cifras recientes del Ministerio de Salud palestino.
Sela Majdi Barbakh, una bebé de apenas 11 meses, pesa solo 3.6 kilos, menos de la mitad del peso promedio esperado para su edad. “No deja de perder peso”, declaró su madre, Najah Hashem Barbakh, en el Hospital Nasser de Khan Younis. Sela no es la única. En la misma sala, al menos cuatro niños fallecieron en los últimos días por cuadros severos de malnutrición.
Hambruna provocada por Israel: bebés sin leche ni asistencia médica
La situación en Gaza se agrava por la imposibilidad de acceder a fórmula para lactantes, alimentos y agua potable. Madres como Najah relatan que dejaron de producir leche materna debido a la falta de alimentos, pero tampoco encuentran fórmula infantil en los hospitales o farmacias. Y si la encuentran, es impagable: una sola lata cuesta hasta 170 shekels, es decir, más de 50 dólares.
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Palestinos desplazados van a un punto de reparto de comida en Gaza. EFE/EPA/Haitham Imad/Archivo
La hambruna provocada por Israel ha sido denunciada por organismos internacionales como Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alertaron que Gaza está experimentando “una emergencia humanitaria sin precedentes”. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, afirmó que los centros de nutrición aguda están colapsados y sin recursos suficientes para salvar vidas.
La crisis también afecta a recién nacidos: en los primeros seis meses de 2025, los nacimientos cayeron un 41% en comparación con 2022. Según datos del Fondo de Población de la ONU (UNFPA), al menos 20 bebés murieron en las primeras 24 horas tras el parto, y un tercio nació de manera prematura, con bajo peso o requirió cuidados intensivos neonatales.
El bloqueo y la falta de acceso agravan la hambruna provocada por Israel
Mientras miles de familias sobreviven en condiciones infrahumanas en campamentos improvisados, como el de Khan Younis, el acceso a la ayuda humanitaria es limitado. Israel sostiene que ha permitido el ingreso de toneladas de leche de fórmula y alimentos, pero múltiples organizaciones no gubernamentales desmienten esa versión.
Elidalis Burgos, enfermera de cuidados intensivos estadounidense que trabaja en Gaza como voluntaria, denunció que soldados israelíes han destruido leche en polvo y alimentos traídos por médicos y personal humanitario. “Incluso lo poco que logramos traer, lo tiran. No se nos permite ingresar leche ni comida para bebés”, relató en declaraciones a NBC News.
Palestinos desplazados van a un punto de reparto de comida en Gaza. EFE/EPA/Haitham Imad/Archivo
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) negaron haber bloqueado el ingreso de leche de fórmula, pero no respondieron a las acusaciones directas sobre la destrucción de los suministros. Organismos como la ONU acusan al gobierno israelí de obstruir sistemáticamente el flujo de ayuda, incluso cuando la logística y la distribución ya están organizadas.
Madres y bebés mueren juntos en medio de la hambruna provocada por Israel
Naglaa Waleed Abou Aia, madre de Ramaa, una bebé de cinco meses que pesa lo mismo que al nacer, explica que su hija dejó de crecer por la misma razón: la madre está desnutrida y no puede amamantarla. “Hasta hace dos meses se alimentaba naturalmente, pero ahora ni eso”, relata con desesperación.
En la misma sala, los médicos atienden a niños con múltiples heridas por bombardeos, sumados a cuadros de desnutrición extrema. Los cuerpos de los bebés no resisten: sin grasa corporal, sin músculos, sin defensas. Los rostros están hundidos, las extremidades, vendadas, y los ojos, sin brillo.
La situación no es nueva. Desde el inicio del conflicto, las organizaciones humanitarias vienen alertando sobre el uso del hambre como arma de guerra. Lo nuevo es la escala. Con más de medio millón de niños en situación de emergencia nutricional, la hambruna provocada por Israel ya no es una amenaza: es una realidad visible y mortal.
Palestinos desplazados van a un punto de reparto de comida en Gaza. EFE/EPA/Haitham Imad/Archivo
El impacto intergeneracional de la hambruna provocada por Israel
Además de la tragedia inmediata, médicos y expertos en salud infantil advierten que los efectos de la hambruna provocada por Israel se sentirán durante generaciones. La malnutrición severa en los primeros años de vida provoca daños neurológicos, retraso en el crecimiento y un sistema inmunológico debilitado, todo lo cual reduce las probabilidades de una vida saludable.
“Estamos perdiendo a toda una generación antes de que tenga siquiera una oportunidad de sobrevivir”, señaló el doctor Ahmad Al-Fara, jefe de pediatría del Hospital Nasser. “Estos niños nunca alcanzarán su potencial, aunque vivan. Y muchos, simplemente, no vivirán”.
A esto se suma el trauma emocional de las madres y familias desplazadas, quienes enfrentan hambre, enfermedad, luto y violencia en un mismo escenario. Naima Abu Ful, otra madre, abraza a su hijo Yazan, de dos años, que ya muestra signos de desnutrición avanzada. “No he comido nada en todo el día”, dice. “Pero mis hijos… ellos no pueden aguantar como yo”.
Mientras Israel continúa culpando a Hamas y a la ONU por el colapso humanitario, las organizaciones en terreno insisten: la ayuda no llega porque los pasos fronterizos permanecen cerrados o fuertemente restringidos, y lo poco que entra, no alcanza para cubrir una necesidad crítica y generalizada.