Un grupo de migrantes asiáticos quedó varado en Texas el pasado miércoles 7 de mayo de 2025, tras un intento fallido de deportación a Libia que los mantuvo durante horas en la pista de un aeródromo militar. Según el abogado Tin Thanh Nguyen, su cliente, un trabajador de la construcción vietnamita de Los Ángeles, fue uno de los afectados.
Los migrantes, que incluyen personas de Filipinas, Vietnam, Laos y México, fueron despertados a las 2:30 de la madrugada y trasladados desde un centro de detención en Pearsall, Texas, hasta un aeródromo donde un avión militar los esperaba. Sin embargo, tras varias horas de incertidumbre, fueron regresados al centro de detención sin explicación alguna, según informó Nguyen.
El incidente ocurrió en medio de un plan de la administración de Donald Trump para deportar a migrantes a terceros países, en este caso Libia, un destino que ha generado controversia debido a su historial de abusos contra migrantes. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no respondió a solicitudes de comentarios, pero un juez federal en Boston intervino el mismo día, dictaminando que deportar a migrantes no libios a Libia sin un proceso adecuado de evaluación de riesgos de persecución o tortura violaría una orden judicial previa. Esta decisión judicial detuvo el vuelo, que, según registros de seguimiento, nunca despegó y fue redirigido a Guantánamo con personal militar a bordo.
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Presiones y condiciones en el proceso
El grupo de migrantes asiáticos enfrentó momentos de tensión durante el proceso. Nguyen relató que su cliente fue presionado el lunes previo para firmar un documento que aceptaba su deportación a Libia, a pesar de que no lee bien inglés y se negó a firmar. Como resultado, fue puesto en confinamiento solitario y encadenado junto a otros cuatro o cinco hombres, sin que se le permitiera expresar su temor a ser enviado a Libia, un derecho protegido por la ley migratoria federal. La situación refleja las tácticas coercitivas denunciadas por abogados y defensores de derechos humanos, quienes han criticado la falta de debido proceso en estas deportaciones.
Libia, un país dividido por conflictos internos desde 2011, ha sido señalado por la ONU por violaciones graves contra migrantes, incluyendo detenciones arbitrarias, tortura y esclavitud. El gobierno provisional de Unidad Nacional de Libia expresó en redes sociales que no está coordinando deportaciones con EE.UU. y rechaza recibir migrantes deportados sin su consentimiento.
Por su parte, el secretario de Estado Marco Rubio había declarado en abril que el gobierno estadounidense está buscando activamente países que acepten migrantes, afirmando: “Queremos enviar a algunas de las personas más despreciables a esos países, mientras más lejos, mejor”. Esta política ha generado críticas por parte de organizaciones humanitarias, que ven en estas acciones un intento de externalizar la responsabilidad migratoria a naciones con condiciones peligrosas.
Migrantes asiáticos: Incertidumbre y apoyo legal
Tras ser devueltos al centro de detención, los migrantes asiáticos, incluidos aquellos de origen mexicano, enfrentan un futuro incierto. Nguyen señaló que su cliente prefiere ser deportado a Vietnam, su país de origen, donde ha vivido en EE.UU. desde los años 90, pero Vietnam a menudo retrasa o rechaza la aceptación de deportados, complicando el proceso. Mientras tanto, abogados de inmigración han intensificado sus esfuerzos legales, presentando mociones de emergencia para evitar que se repitan estos intentos de deportación a terceros países. Una moción presentada por un grupo de migrantes en Massachusetts destacó que el traslado a Libia violaría sus derechos al no permitirles un proceso justo para objetar su destino.
La situación ha movilizado a defensores de los derechos de los migrantes, quienes han utilizado plataformas sociales para denunciar las condiciones de detención y la falta de transparencia del gobierno. El caso también expone las tensiones dentro de la política migratoria de la administración Trump, que ha buscado acelerar deportaciones a países como El Salvador y Colombia, donde ya ha enviado a cientos de migrantes bajo acuerdos bilaterales. Para los migrantes asiáticos varados en Texas, el episodio en el aeródromo militar fue un recordatorio de la fragilidad de su situación en un sistema que parece priorizar la deportación rápida sobre los derechos humanos.