La situación de los migrantes en México sigue siendo un desafío creciente, especialmente después de los primeros dos meses de la administración de Donald Trump. A pesar de las promesas de regularización y apoyo, muchos migrantes se ven forzados a trabajar en la informalidad en la frontera sur del país. Desde vendedores ambulantes hasta trabajadores sexuales, las opciones laborales son limitadas y las condiciones de vida son precarias.
El trabajo informal de los migrantes en México
Los migrantes en México, especialmente aquellos que han llegado a Tapachula, la mayor ciudad en la frontera sur del país, enfrentan una dura realidad: la falta de documentos migratorios que les permitan acceder a trabajos formales. En lugar de recibir ayuda del gobierno mexicano, muchos han recurrido a la informalidad. Entre los oficios más comunes se encuentran la venta de refrescos, la preparación de tamales, trabajos de albañilería, carpintería, herrería y hasta el comercio sexual.
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Alexander Barrera Serrano, un migrante cubano que ha estado en Tapachula por dos años, comparte su historia de lucha. A pesar de haber sido rechazado en dos ocasiones por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), decidió abrir una carpintería en sociedad con un mexicano. Con poco dinero, Alexander ahora elabora muebles y ha encontrado una forma de sobrevivir en la ciudad. “Venimos sin recursos. Aquí el amparo es el dinero. Hay que tener la plata”, comenta Barrera.
EFE/ Juan Manuel Blanco
Los desafíos del Gobierno mexicano frente a la migración
México se enfrenta a un reto considerable para regularizar la situación de los migrantes que llegan desde el sur. De acuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum, en las primeras ocho semanas del mandato de Trump, México recibió a más de 24,000 migrantes deportados, muchos de ellos de forma masiva. A pesar de los esfuerzos por ofrecer apoyo, como la «Tarjeta Bienestar Paisano» para los mexicanos deportados y asistencia a los migrantes para regularizar su situación, la ayuda no ha sido suficiente para mitigar la precariedad laboral que enfrentan.
Luis Rey García Villagrán, presidente del Centro de Dignificación Humana (CDH), denuncia que los migrantes han sido desplazados a trabajar en condiciones deplorables. Según García Villagrán, “hay unos 30,000 migrantes, la mayoría subempleados, trabajando en mercados o como cargadores ganando 180 pesos (alrededor de 9 dólares) por jornada, de tres de la mañana a tres de la tarde”. Esta situación refleja la precariedad laboral que sufren muchas personas en la frontera sur del país.
La decisión de quedarse en México ante las nuevas políticas migratorias
Pese a las adversidades, algunos migrantes han decidido quedarse en México a pesar de las políticas migratorias de Donald Trump, que incluyen deportaciones masivas y la eliminación de la aplicación ‘CBP One’, que permitía solicitar asilo en las fronteras de Estados Unidos y México. Dilan Nieves, un migrante venezolano, es uno de los que decidió quedarse en Tapachula.
Dilan, que antes de emigrar trabajaba como operador de maquinaria pesada en Venezuela, decidió buscar un empleo en la venta de pan en la ciudad. “No todos somos personas flojas, prefiero trabajar que pedirle dinero a otras personas”, afirmó. Su historia refleja la determinación de muchos migrantes que, a pesar de la adversidad, prefieren buscar una oportunidad para ganarse la vida de forma honrada.
EFE/ Juan Manuel Blanco
El contexto del asilo en México
México se ha convertido en uno de los países con más solicitudes de asilo en el mundo, ocupando el tercer lugar después de Estados Unidos y Alemania. En 2024, el gobierno mexicano contabilizó más de 78,000 solicitudes de asilo, muchas de ellas de migrantes que huyen de situaciones de violencia, pobreza y conflictos en Centroamérica, Venezuela y Haití. Sin embargo, la burocracia y la lentitud en los trámites son factores que retrasan la regularización y complican la vida de los migrantes.
En Tapachula, migrantes de diversas nacionalidades, como haitianos y centroamericanos, se están capacitando en oficios y esperando la resolución de sus trámites. A pesar de la difícil situación, muchos migrantes continúan trabajando en la informalidad, esperando que el gobierno de México implemente políticas más efectivas para su integración en la sociedad.