Las repatriaciones de mexicanos desde Estados Unidos han alcanzado cifras récord en los primeros meses de 2025, con un total de 37,471 ciudadanos devueltos al país hasta el 7 de mayo, según informó la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Este aumento, que también incluye a 5,511 migrantes de otras nacionalidades, refleja las políticas migratorias más estrictas implementadas por la administración de Donald Trump.
Sheinbaum destacó que la mayoría de estas deportaciones se han realizado mediante vuelos a ciudades del sur como Villahermosa y Tapachula, así como al aeropuerto Felipe Ángeles, cerca de la Ciudad de México. Este fenómeno ha puesto a prueba la capacidad del gobierno mexicano para recibir y reinsertar a sus ciudadanos en medio de tensiones diplomáticas y económicas con su vecino del norte.
El programa «México te Abraza», impulsado por el gobierno federal, ha sido clave para atender a los repatriados, ofreciendo albergues temporales y servicios básicos a lo largo de la frontera. Sin embargo, los centros de recepción, como el construido en Ciudad Juárez con enormes carpas blancas, han operado por debajo de su capacidad, albergando solo a 2,000 personas hasta febrero, según datos del gobierno.
Te Recomendamos
La Secretaría de Gobernación reportó que, en el primer trimestre de 2025, los estados con más repatriados fueron Guerrero, con 2,464 casos, seguido de Guanajuato con 2,419 y Chiapas con 2,327. Estas cifras muestran una disminución del 31% respecto al mismo periodo de 2024, cuando se registraron 47,659 deportaciones, pero el ritmo ha aumentado en las últimas semanas, especialmente a través de vuelos al sur del país.
Impacto en las comunidades
El aumento de repatriaciones ha generado un impacto significativo en las comunidades de origen, especialmente en regiones rurales donde la migración hacia Estados Unidos es una práctica común. En estados como Oaxaca y Puebla, que reportaron 2,110 y 2,312 casos respectivamente en el primer trimestre, las familias enfrentan dificultades económicas tras el regreso de sus seres queridos, quienes a menudo eran el principal sustento.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha identificado 50,000 vacantes laborales en el país que podrían ser ocupadas por los deportados, pero la falta de capacitación y las condiciones del mercado laboral local han limitado la reinserción. Además, muchos repatriados han denunciado en redes sociales que enfrentan inseguridad al llegar a zonas controladas por el crimen organizado, un problema que el gobierno aún no ha abordado de manera efectiva.
Entre los deportados, también se encuentran menores de edad, un grupo especialmente vulnerable. Según datos oficiales, de los 45,875 repatriados hasta mayo, al menos 6.3% son menores de 18 años, lo que equivale a unas 2,900 personas. La mayoría de estos menores viajaron acompañados, pero cientos de casos de niños no acompañados han sido reportados, especialmente en 2024, cuando se registró un pico de 28,270 menores deportados durante el último año de la administración Biden. Organizaciones internacionales, como la ONU, han triplicado las solicitudes de asistencia para repatriaciones voluntarias en México en los primeros meses de 2025, atendiendo a 2,862 migrantes que desistieron de llegar a EE. UU. tras las nuevas restricciones migratorias.
Respuesta del gobierno de México
El gobierno mexicano ha intensificado sus esfuerzos para manejar el flujo de repatriaciones, implementando medidas como el despliegue de 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte para controlar la migración y garantizar la seguridad de los deportados. Sheinbaum ha enfatizado que las repatriaciones de ciudadanos no mexicanos, como los 5,511 reportados, son aceptadas por razones humanitarias, pero ha insistido en que EE. UU. debe coordinar con los países de origen para evitar que México se convierta en un punto de tránsito. En este sentido, se han realizado vuelos para devolver a migrantes de Honduras y Venezuela a sus países, con 242 venezolanos repatriados desde la Ciudad de México el 24 de febrero, según información del gobierno venezolano.
La tensión diplomática entre México y EE. UU. ha sido un factor constante desde enero, con Trump amenazando con imponer aranceles del 25% a productos mexicanos si no se controla el flujo migratorio y el tráfico de fentanilo. A pesar de estas presiones, Sheinbaum ha mantenido un enfoque de diálogo, logrando pausar los aranceles a cambio de una mayor presencia de la Guardia Nacional en la frontera. Sin embargo, la política migratoria de Trump, que incluye el programa «Remain in Mexico» y la eliminación del derecho al asilo en la frontera, ha reducido drásticamente los cruces, con solo 11,709 encuentros reportados por la Patrulla Fronteriza en febrero de 2025, una caída del 81% respecto a enero.
Desafíos a futuro
El futuro de las repatriaciones sigue siendo incierto, con la administración Trump prometiendo deportar hasta un millón de personas por año, una meta que expertos consideran difícil de alcanzar debido a limitaciones logísticas y diplomáticas. En México, las autoridades enfrentan el desafío de garantizar la seguridad y los derechos de los deportados, muchos de los cuales llegan sin recursos ni redes de apoyo.
La Secretaría de Relaciones Exteriores ha implementado una aplicación de «botón de pánico» para que los migrantes en EE. UU. alerten a los consulados sobre redadas, pero su efectividad aún está por verse. Mientras tanto, la colaboración con organismos internacionales y gobiernos locales será crucial para mitigar el impacto humanitario de estas deportaciones masivas, un fenómeno que pone a prueba la resiliencia nacional.
