La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reafirmó este martes que su país continuará con la exportación de tomate a Estados Unidos, incluso después de que Washington reactivara una cuota compensatoria del 17,09 % a las importaciones de este producto.
Durante su conferencia de prensa matutina desde el Palacio Nacional, Sheinbaum declaró que el tomate mexicano “no tiene sustituto” en el mercado estadounidense y que el Gobierno no está de acuerdo con la medida adoptada por el Departamento de Comercio, que formalizó su retiro del Acuerdo de Suspensión de Tomate (TSA) tras casi tres décadas de vigencia.
México seguirá exportando tomate a EE.UU. pese al arancel
Pese al nuevo arancel, México no frenará su flujo de exportaciones. “No estamos de acuerdo con esta medida que toma el Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Es un acuerdo que ya se probó retirar y lo tuvieron que reincorporar por los impactos negativos que generó en la economía estadounidense y en sus consumidores”, afirmó la mandataria.
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Fotografía de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, en una rueda de prensa este martes en Palacio Nacional de la Ciudad de México (México). EFE/ Mario Guzmán
Sheinbaum aseguró que, a pesar de esta sanción comercial, “el jitomate nacional va a seguir exportándose aún con el arancel, porque no tiene sustituto”, en referencia al alto nivel de dependencia del mercado estadounidense respecto al tomate mexicano.
La decisión del Gobierno estadounidense ha sido vista por autoridades y productores mexicanos como un retroceso que impacta negativamente en la cadena agroalimentaria de América del Norte. Según el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), México abastece nueve de cada diez tomates que importa EE.UU., lo que equivale a más del 55 % del consumo total del país.
La incertidumbre en México por los aranceles al tomate
Claudia Sheinbaum adelantó que la próxima semana su Gobierno anunciará una serie de acciones coordinadas con los productores nacionales. «Tenemos una mesa de negociación hasta el 1 de agosto. Si no se llega a un acuerdo, se tomarán otras medidas. Mientras tanto, ya se están desarrollando alternativas», indicó.
Por su parte, el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, sostuvo una reunión con productores para definir mecanismos de apoyo ante esta medida arancelaria, que coincide con otras restricciones como el posible cierre fronterizo al ganado mexicano.
Un cultivo de tomate en el estado de Baja California Sur, en una imagen de archivo (México). EFE/ Juan David Leal
Las secretarías de Economía y Agricultura calificaron la reimposición del arancel como “injusta” y “contraria a los intereses de productores de ambos países”. Defendieron que el terreno ganado por el tomate fresco mexicano en EE.UU. no es consecuencia de dumping, sino de su calidad y competitividad.
Florida celebra la medida de EE.UU., mientras otros estados alertan por el impacto
Mientras México lamenta el nuevo arancel, productores de Florida lo celebran. La Florida Tomato Exchange (FTE), agrupación que ha liderado la lucha contra el TSA, aplaudió el fin del acuerdo. La organización aseguró que las importaciones de tomate desde México crecieron cerca de un 400 % en las últimas dos décadas.
“Esta decisión protegerá a los laboriosos agricultores de tomate estadounidenses de las prácticas desleales mexicanas”, declaró Robert Guenther, vicepresidente de la FTE, al tiempo que elogió el compromiso de la Administración Trump para “garantizar mercados justos”.
Florida ha sido uno de los principales impulsores de la medida, dado que en 2024 produjo tomates por un valor estimado de 331 millones de dólares. Legisladores como el senador republicano Rick Scott han atribuido al acuerdo la caída de la participación de mercado del tomate estadounidense, que pasó de 80 % en 1994 al 30 % actual.
Scott, quien fue gobernador de Florida entre 2011 y 2019, agradeció públicamente al presidente Donald Trump y al secretario de Comercio, Howard Lutnick, por eliminar el acuerdo. “Durante años trabajé para proteger a nuestros agricultores. Este es un paso vital para ponerlos primero”, afirmó en redes sociales.
Otros estados temen pérdidas de empleos y aumento de precios
No todos los sectores en EE.UU. comparten el entusiasmo de Florida. En Texas y Arizona, líderes empresariales y políticos advierten sobre consecuencias económicas negativas. La Texas International Produce Association (TIPA) estima que hasta 47.000 empleos podrían estar en riesgo por la medida.
Dante Galeazzi, presidente de la TIPA, señaló que el 70 % de los tomates frescos consumidos en EE.UU. proviene de México y que la imposición del arancel afectará directamente a los precios al consumidor. “Los precios podrían dispararse. En un mercado donde ya hay presión inflacionaria, esto golpea al bolsillo de las familias”, advirtió desde una conferencia en McAllen, Texas.
⏰ The #TomatoSuspensionAgreement expires today.
Without action, we face:🍅 17% tariffs on Mexican #tomatoes
💵 Higher prices
👷♂️ 30K+ U.S. jobs at risk #TIPA is urging a 90-day extension — there’s still time to act. 📣 Tag your reps & #KeepTomatoesFlowing#FreshProduce pic.twitter.com/lbiIW2YhYW— TIPA (@TexProduce) July 14, 2025
En esa misma línea se pronunció el senador demócrata de Arizona, Rubén Gallego, quien aseguró que “el impuesto al tomate de Trump ya entró en vigor y el impacto se notará muy pronto en los supermercados”. Según Gallego, los precios podrían aumentar hasta en un 50 %.
¿Hay alternativas al tomate mexicano?
Las autoridades estadounidenses aún no han presentado un plan concreto para sustituir la oferta mexicana. Analistas del sector alimentario coinciden en que no existen fuentes inmediatas de tomate fresco que puedan cubrir el volumen importado desde México sin afectar los precios y la disponibilidad del producto.
Aunque estados como California y Florida producen tomate, su capacidad es insuficiente para abastecer el mercado nacional sin importar desde el exterior. Además, los costos de producción internos suelen ser más altos, lo que se traduce en precios más elevados para los consumidores.
Por ahora, el tomate mexicano seguirá ingresando a Estados Unidos, mientras ambos gobiernos buscan una solución diplomática que permita reactivar un acuerdo similar al TSA o establecer un nuevo marco que regule el comercio sin recurrir a medidas punitivas.