El rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, ha sido el centro de una serie de investigaciones que han dado a conocer la operación del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la zona. Inicialmente, el rancho fue señalado por colectivos de búsqueda como un posible campo de exterminio, pero las autoridades, encabezadas por Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, han aclarado que se trataba de un centro de adiestramiento para miembros del cártel, destinado a entrenar a nuevos reclutas. Este centro de adiestramiento, según las autoridades, estaba vinculado a actividades delictivas graves, como el reclutamiento forzado y la formación de nuevos sicarios.
¿Cómo operaba el CJNG en el rancho Izaguirre?
El rancho, asegurado en septiembre de 2024 por la Guardia Nacional, se había utilizado como un lugar donde se realizaban actividades de entrenamiento y reclutamiento de personas para el CJNG. De acuerdo con el testimonio de José Gregorio «N», alias «El Lastras», quien fuera uno de los principales responsables del reclutamiento, el proceso de selección de nuevos miembros del cártel se realizaba de manera estratégica. Utilizando principalmente redes sociales, el CJNG ofrecía «oportunidades laborales falsas», principalmente para puestos de seguridad, donde los reclutas podían ganar entre 4,000 y 12,000 pesos semanales.
Una vez que las personas eran reclutadas, eran citadas en diversas terminales de autobuses y trasladadas al rancho, donde se les retiraban sus pertenencias, incluyendo celulares, y se les vestía con ropa táctica para proceder con un mes de entrenamiento. Este entrenamiento incluía el aprendizaje del manejo de armas y acondicionamiento físico. El proceso se desarrollaba bajo estrictas medidas de control, donde los reclutas eran completamente incomunicados.
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El proceso de reclutamiento: un peligroso gancho para jóvenes
El secretario García Harfuch detalló cómo el CJNG empleaba métodos de manipulación y engaño para atraer a sus futuros sicarios. Además de las ofertas laborales, los miembros del cártel utilizaban grupos cerrados en redes sociales, donde se discutían actividades delictivas como si fueran parte de un trabajo legítimo. Sin embargo, muchos de los reclutados no eran conscientes de la verdadera naturaleza de las ofertas, y una vez en el rancho, quedaban atrapados en el proceso de adiestramiento.
Según el testimonio de “El Lastras”, aquellos que se resistían al entrenamiento o intentaban escapar, eran sometidos a torturas o incluso asesinados. Las fuerzas de seguridad han confirmado que este tipo de prácticas eran comunes en el rancho, reflejando el nivel de control y violencia utilizado por el cártel para consolidar su poder.
La detención de «El Lastras» y la vinculación con el CJNG
Uno de los puntos clave en la investigación fue la detención de José Gregorio «N», alias «El Lastras», en la Ciudad de México el 20 de marzo de 2025. Este individuo, presunto reclutador del CJNG en el rancho Izaguirre, también era responsable de coordinar las actividades de adiestramiento y de supervisar la introducción de nuevos reclutas en la organización criminal. La captura de “El Lastras” fue un golpe significativo para las operaciones del cártel en Jalisco y otros estados cercanos.
“El Lastras” es conocido por su vinculación con Gonzalo “N”, alias “El Sapo”, líder regional del CJNG en Jalisco, Nayarit y Zacatecas. Juntos gestionaban el rancho Izaguirre y otros centros de entrenamiento en la región. Durante las investigaciones, las autoridades descubrieron que el CJNG estaba extendiendo su influencia no solo en la región, sino también utilizando métodos de reclutamiento que afectaban a personas de diferentes edades, incluidos adolescentes y jóvenes.
Los reclutamientos en redes sociales: ¿cómo afecta la seguridad de los jóvenes?
El uso de las redes sociales para el reclutamiento del CJNG es una de las preocupaciones más grandes para las autoridades de seguridad en México. Según informes de la Secretaría de Gobernación (Segob), los carteles están reclutando a jóvenes, en su mayoría menores de edad, mediante ofertas de trabajo en redes sociales y aplicaciones de mensajería. Estos jóvenes son atraídos por promesas de estabilidad económica y trabajo en áreas como el mensajería y la seguridad.
Sin embargo, la realidad detrás de estas ofertas es mucho más oscura. Los jóvenes son utilizados como sicarios o se les incorporan a actividades delictivas graves, como el sicariato y la desaparición de personas. Los testimonios indican que algunos niños y adolescentes han sido víctimas de amenazas y presiones por parte de los grupos criminales, lo que los coloca en una situación de vulnerabilidad extrema.