La Embajada de Estados Unidos en México advirtió que el turismo de parto es motivo suficiente para cancelar visas de turista B-2, intensificando los esfuerzos para frenar esta práctica que busca obtener la ciudadanía estadounidense para recién nacidos.
En un comunicado publicado en redes sociales el 28 de abril de 2025, el Departamento de Estado señaló que los oficiales consulares están facultados para rechazar solicitudes de visa si detectan que el propósito principal del viaje es dar a luz en territorio estadounidense. Esta medida, que refuerza las políticas migratorias de la administración Trump, ha generado preocupación entre los solicitantes mexicanos y de otras nacionalidades, quienes enfrentan un escrutinio más riguroso en consulados y puntos de entrada, según la Oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado.
Nuevas restricciones en visas
El turismo de parto, que implica que mujeres extranjeras viajen a Estados Unidos para dar a luz y así obtener la ciudadanía para sus hijos, ha sido señalado como un abuso del sistema migratorio. Aunque no existen regulaciones que prohíban explícitamente la entrada de mujeres embarazadas, los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) pueden negar el ingreso si sospechan que la visitante podría convertirse en una carga pública o no tiene intención de regresar a su país.
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La CBP evalúa factores como la fecha probable de parto, la duración planeada de la estancia y la evidencia de solvencia económica, como un seguro médico que cubra necesidades durante la visita. En un caso reciente, el 25 de abril de 2025, el Departamento de Justicia condenó a Jing Dong, una operadora de una “casa de maternidad” en California, a tres años de prisión por conspiración y lavado de dinero relacionado con el turismo de parto, destacando la seriedad de estas medidas.
Motivos de cancelación
La visa de turista B-2, diseñada para viajes de placer o tratamiento médico, requiere que los solicitantes demuestren lazos fuertes con su país de origen y una intención clara de regresar tras su visita. Sin embargo, el turismo de parto se suma a una lista de razones por las cuales una visa puede ser rechazada o cancelada. Otros motivos incluyen no calificar para la categoría de visa solicitada, proporcionar información falsa, tener condenas por delitos graves, o haber excedido previamente el tiempo autorizado de estancia en Estados Unidos.
La Embajada de Estados Unidos en México enfatizó que los oficiales consulares están capacitados para identificar casos de turismo de parto mediante entrevistas y revisión de documentos, como itinerarios de viaje y registros financieros. La oficina de la CBP también señaló que los solicitantes deben presentar pruebas de que no dependerán de servicios públicos durante su estancia, un requisito que se ha vuelto más estricto en 2025.
Impacto en comunidades mexicanas
Esta advertencia ha resonado particularmente en México, donde miles de ciudadanos solicitan visas B-2 cada año. Según la Oficina de Asuntos Consulares, en 2024 se procesaron más de 1.2 millones de solicitudes de visas no inmigrantes en México, con una tasa de rechazo del 15%. La nueva política podría aumentar esta cifra, afectando a viajeros legítimos que ahora enfrentan un mayor escrutinio.
Organizaciones de defensa de inmigrantes han expresado preocupación por la posible estigmatización de mujeres embarazadas, argumentando que las medidas podrían desalentar viajes por motivos médicos legítimos. Por su parte, el Departamento de Estado reiteró que los consulados seguirán evaluando cada caso individualmente, pero con un enfoque en prevenir el abuso del sistema. Los solicitantes pueden verificar los requisitos de visa y programar citas a través del sitio oficial de la Embajada de Estados Unidos en México.
La lucha contra el turismo de parto se enmarca en una política migratoria más amplia de la administración Trump, que incluye la cancelación de visas a estudiantes internacionales y la imposición de restricciones a países específicos. Mientras tanto, los viajeros mexicanos deben prepararse para un proceso de solicitud más riguroso, asegurándose de presentar documentación sólida que respalde el propósito de su viaje. La medida, aunque dirigida a un grupo específico, refleja un endurecimiento general de las políticas de ingreso a Estados Unidos, con implicaciones para millones de turistas en todo el mundo.