El One Big Beautiful Bill Act (OBBBA), firmado por el presidente Donald Trump a principios de julio de 2025, ha generado un terremoto en el sector de la energía limpia en Estados Unidos. Este proyecto de ley, descrito por Trump como una respuesta al “engaño verde”, elimina la mayoría de los créditos fiscales para el desarrollo de energías renovables, la fabricación de equipos de energía limpia, baterías y vehículos eléctricos, mientras impulsa los combustibles fósiles. La medida, que combina recortes de impuestos, políticas de seguridad fronteriza y prioridades energéticas republicanas, pone en riesgo miles de empleos y cientos de miles de millones de dólares en inversiones, según expertos del sector.
El impacto del One Big Beautiful Bill Act se siente especialmente en regiones como el “cinturón de baterías” en el sureste y medio oeste, donde proyectos de manufactura de baterías y vehículos eléctricos han florecido en los últimos años gracias a incentivos como los de la Inflation Reduction Act de 2022. Ahora, con la eliminación de estos apoyos, el panorama para los trabajadores y las comunidades que dependen de la energía limpia es incierto.
Un golpe a la energía renovable
La Inflation Reduction Act había impulsado una inversión de más de 321 mil millones de dólares en proyectos de energía limpia, según datos de la Energy Information Administration. En 2024, las energías solar, eólica y de baterías representaron más del 90% de la nueva capacidad de generación eléctrica en el país.
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Sin embargo, el One Big Beautiful Bill Act revierte estos avances al eliminar los créditos fiscales que hacían viables estos proyectos. Según un análisis de Energy Innovation, la ley podría resultar en la pérdida de 760,000 empleos en el sector de energía limpia para 2030, afectando desde trabajadores de fábricas de paneles solares hasta ingenieros en plantas de almacenamiento de energía.
Las regiones más afectadas son estados tradicionalmente republicanos, como Georgia, Carolina del Sur y Ohio, donde se han instalado fábricas de baterías y vehículos eléctricos. Estas áreas, que han visto un auge económico gracias a la energía limpia, ahora enfrentan la posibilidad de proyectos cancelados o retrasados. Por ejemplo, el grupo de investigación Rhodium Group estimó que 522 mil millones de dólares en inversiones anunciadas, pero aún no implementadas, están en riesgo debido a la nueva legislación.
La respuesta del sector
A pesar de los esfuerzos de la industria de la energía limpia por evitar este desenlace, los argumentos económicos no lograron convencer a la mayoría republicana en el Congreso. Durante meses, ejecutivos de empresas como Sunrun y asociaciones como la American Clean Power Association abogaron por mantener los incentivos, destacando que la energía limpia no solo reduce emisiones, sino que también crea empleos bien remunerados en comunidades locales. Incluso adoptaron el lenguaje de “dominación energética” promovido por Trump, argumentando que la energía renovable es clave para competir con China en la carrera por la inteligencia artificial y mantener bajos los costos de energía.

Sin embargo, el One Big Beautiful Bill Act priorizó los intereses de la industria de los combustibles fósiles, que invirtió cantidades récord en apoyar a candidatos republicanos durante las elecciones de 2024, según registros de financiamiento de campañas. La American Petroleum Institute celebró la aprobación de la ley, afirmando que “desata los recursos de petróleo y gas de nuestra nación”.
Esta inclinación hacia el carbón, el petróleo y el gas natural contrasta con las tendencias globales, donde la International Energy Agency reportó que, en 2025, cerca de 2.2 billones de dólares se destinan a energías renovables, almacenamiento y electrificación, superando ampliamente las inversiones en combustibles fósiles.
El futuro de la energía limpia
El cambio hacia los combustibles fósiles no se limita al One Big Beautiful Bill Act. En junio de 2025, la Environmental Protection Agency (EPA), bajo el liderazgo de Lee Zeldin, anunció planes para derogar las regulaciones de 2024 que limitaban las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes tóxicos de plantas de carbón y gas.
Zeldin argumentó que estas medidas ahorrarán a los consumidores más de 1,200 millones de dólares al año, pero la EPA también afirmó que las emisiones de las plantas de energía en EE.UU. no contribuyen significativamente al cambio climático global, una postura que contradice datos de la propia agencia, que indican que el sector energético representa cerca del 25% de las emisiones nacionales.
Mientras tanto, las empresas de energía limpia están buscando adaptarse a este nuevo panorama. La demanda de electricidad, impulsada por el crecimiento de centros de datos para inteligencia artificial, sigue en aumento, y las fuentes renovables siguen siendo las más baratas y rápidas de implementar. Los líderes del sector confían en que la necesidad práctica de energía asequible eventualmente superará las barreras políticas. Sin embargo, por ahora, el One Big Beautiful Bill Act marca un punto de inflexión, alejando a Estados Unidos de las metas climáticas globales y poniendo en jaque el futuro de la energía limpia en el país.