La ciudad de Quito enfrenta una grave crisis de agua que ha dejado a más de 400.000 personas sin acceso al servicio en el sur de la capital ecuatoriana. Desde hace días, miles de familias esperan en largas filas con baldes, botellas y recipientes improvisados, buscando abastecerse de agua potable. Esta emergencia, considerada la más crítica de las últimas décadas, se originó tras un deslizamiento de tierra ocurrido en el páramo del Antisana, el cual dañó la principal tubería que abastece la zona afectada.
El deslizamiento que afectó las tuberías. Foto: X/@France24_es
Te Recomendamos
La situación ha obligado a personas de todas las edades, incluidos adultos mayores, a salir a las calles desde tempranas horas para esperar la llegada de camiones cisterna. Muchos deben hacer múltiples viajes, incluso pagando hasta cinco dólares para que los ayuden a trasladar los baldes.
Vecinos cargan agua desde vertientes contaminadas ante escasez prolongada
Ante la escasez, algunos residentes del sur de Quito han empezado a recolectar agua desde vertientes naturales, pese a que estas no cumplen con normas mínimas de salubridad. En barrios como Nueva Aurora, vecinos se movilizan a pie, en bicicleta o en vehículos para recolectar agua de una fuente al aire libre, sin tratamiento. Aunque esta no es potable, la usan para el baño, la cocina y otras necesidades básicas.
🚨Quito, la capital de Ecuador, está atravesando una grave crisis de desabastecimiento de agua en 6 importantes zonas del sur tras un deslizamiento de tierra que afectó la tubería del sistema de agua potable. Hay más de 400 mil personas afectadas. Estos son los testimonios @CNNEE pic.twitter.com/YvZACnOAms
— Ana María Cañizares (@anniecanizares) July 15, 2025
El caso de Tomás Chiguano, albañil, refleja la precariedad: al no contar con recipientes adecuados, transporta el agua en bolsas de basura. “A veces las fundas se rompen y no hay otra manera. No tenemos cómo más cargar”, expresó. Otros, como María Tipán, deben hacer hasta ocho viajes diarios para cubrir sus necesidades y las de sus nietos, incrementando el gasto familiar.
Municipio y Gobierno disputan responsabilidades en la crisis de agua en Quito
La crisis de agua en Quito ha desatado una pugna política entre el Gobierno nacional y el Municipio de la capital. Mientras el alcalde Pabel Muñoz asegura que más de 500 personas trabajan en la zona afectada para remover la tierra y restablecer el servicio, la vicepresidenta María José Pinto y el Comité Nacional de Operaciones de Emergencia (COE) han asumido el liderazgo de la emergencia, acusando al Municipio de no presentar un plan técnico ni actuar con transparencia.
Hace unos días, tanqueros en operación abasteciendo a los barrios del sur de Quito. Foto: X/@pabelml
La ministra de Energía y presidenta del COE, Inés Manzano, señaló que el Municipio no entregó el informe solicitado para coordinar las acciones. “Como no ha habido una comunicación veraz y oportuna, nosotros hemos intervenido”, afirmó. En respuesta, Muñoz cuestionó que el Gobierno no se haya presentado en el Puesto de Mando Unificado ni mantenga una comunicación directa con el Municipio.
Mientras continúan las tensiones, los ciudadanos deben afrontar no solo la falta de agua, sino los costos que implica acceder a ella. Algunos deben pagar por transporte para llevar los baldes llenos a sus casas, y muchos temen que, pese a no haber recibido el servicio, deban pagar la factura completa.
El Gobierno instala plantas potabilizadoras y camiones cisterna refuerzan la ayuda
Como medida urgente, el Gobierno nacional instaló una planta potabilizadora portátil en el sur de Quito para atender las necesidades inmediatas de la población. Además, anunció la llegada de dos plantas adicionales con apoyo de la Cruz Roja Ecuatoriana. Estas plantas estarán ubicadas en puntos estratégicos para facilitar la distribución del agua en zonas vulnerables.
El Municipio, por su parte, desplegó 71 camiones cisterna, cinco hidrantes, cinco sistemas inflables y tres puntos fijos de distribución. No obstante, los vecinos indican que estas medidas aún resultan insuficientes, dado que la demanda supera ampliamente la capacidad de respuesta actual.
Empezamos el sábado con 30 tanqueros y cerramos con 57. No paramos: seguimos contratando y sumando más.
Si conoces tanqueros que no están habilitados para agua potable, también pueden ser útiles para abastecer baños y otras necesidades básicas.
Cada aporte cuenta. Lo urgente es… pic.twitter.com/j3y22YdU0c
— Pabel Muñoz L. (@pabelml) July 13, 2025
La emergencia también afecta la economía local. Algunos oficios como el de la construcción se han paralizado por la imposibilidad de contar con agua para preparar materiales como cemento y arena. Asimismo, quienes lavan ropa por encargo o realizan actividades domésticas para terceros han visto mermados sus ingresos.
El impacto humano de la crisis de agua en Quito es cada vez más profundo
La situación en Quito es crítica. Personas como Inés Castro, de 74 años, han debido salir solas a buscar agua bajo el sol. “Estamos haciendo cola desde la mañanita y no llega”, dijo con la voz entrecortada. Como ella, miles de adultos mayores, niños y familias completas enfrentan condiciones insalubres y una rutina agotadora solo para obtener unos litros de agua.
La falta de información clara agrava el malestar. Vecinos denuncian que no reciben horarios concretos de reparto y deben esperar por horas sin certeza alguna. Además, el acceso a fuentes alternativas no garantiza la seguridad sanitaria, exponiendo a la población a enfermedades gastrointestinales y problemas de higiene severos.
Pese a los esfuerzos de los tanqueros y la llegada de ayuda desde otros municipios, la magnitud de la emergencia hace difícil una atención rápida y eficiente. La Asociación de Municipalidades del Ecuador ha coordinado el envío de camiones cisterna desde otras provincias para reforzar la distribución, pero la reposición total del servicio podría tomar varios días más.
El alcalde Pabel Muñoz señaló que, con el avance actual, el servicio de agua potable podría restablecerse parcialmente hacia el domingo. Sin embargo, todo dependerá del ritmo de remoción de tierra en la zona del deslave conocida como “La Mica”, donde se produjo la ruptura de la infraestructura clave.
La población de Quito sigue esperando soluciones concretas y efectivas, mientras los días pasan sin agua potable y la incertidumbre se apodera de los hogares.