El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, instó este lunes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a reconsiderar la imposición de un arancel del 50% a las exportaciones brasileñas, programado para entrar en vigor el 1 de agosto de 2025. En un discurso en Río de Janeiro, Lula pidió diálogo para evitar un conflicto comercial que podría afectar a ambos países, subrayando la soberanía de Brasil y su rechazo a cualquier presión externa sobre su sistema judicial. La disputa, que ha escalado rápidamente, se centra en la persecución judicial del exmandatario Jair Bolsonaro, aliado de Trump, acusado de intentar un golpe de Estado en 2023.
Un llamado al diálogo en medio de tensiones
Durante un evento en Río, Lula enfatizó la necesidad de negociar para resolver las diferencias comerciales, recordando que Brasil ha mantenido relaciones cordiales con presidentes estadounidenses anteriores sin conflictos significativos. “Si hay divergencias, sentémonos a la mesa, pero no aceptaremos sanciones abruptas”, afirmó. La amenaza de Trump, anunciada el 9 de julio en una carta publicada en Truth Social, vincula el arancel a lo que describe como una “cacería de brujas” contra Bolsonaro, quien enfrenta cargos por un presunto plan para derrocar a Lula tras las elecciones de 2022. Brasil, segundo mayor socio comercial de EE.UU. tras China, exportó bienes por 31.2 mil millones de dólares en 2024, según la Oficina del Representante Comercial de EE.UU..
Por su parte, Lula rechazó cualquier interferencia en los procesos judiciales brasileños, afirmando que la Corte Suprema, que lleva el caso de Bolsonaro, opera con total independencia. “Brasil es una nación soberana y no aceptará tutelaje”, declaró en X, prometiendo medidas recíprocas bajo la Ley de Reciprocidad Económica si los aranceles entran en vigor. La moneda brasileña, el real, cayó un 2.3% frente al dólar tras el anuncio de Trump, afectando a empresas como Embraer y Petrobras, según Bloomberg.
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Reacciones de la industria y la política
La Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil urgió a ambos gobiernos a actuar con “sentido común” para evitar una escalada que dañe las relaciones comerciales. En un comunicado, la CNI señaló que no hay justificación económica para elevar los aranceles del 10% actual al 50%, calificando la medida como “desproporcionada”. Brasil mantiene un déficit comercial con EE.UU., con un superávit estadounidense de 7.4 mil millones de dólares en bienes en 2024, según datos oficiales. La CNI propuso una prórroga de 90 días para negociar, pero hasta ahora no hay canales oficiales de diálogo abiertos.
Además, la disputa ha avivado el debate político en Brasil. Lula acusó al diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario, de instigar las sanciones de Trump, calificándolo de “traidor” por priorizar intereses extranjeros. En contraste, Flávio Bolsonaro, senador e hijo de Jair, pidió a Lula ceder ante Trump para evitar “bombas económicas” contra Brasil, según un comunicado del 10 de julio. Sin embargo, la intervención de Trump ha generado rechazo generalizado, con protestas en São Paulo donde manifestantes quemaron una efigie del presidente estadounidense, según Associated Press.
Implicaciones económicas y geopolíticas
Pese a todo, el conflicto podría beneficiar políticamente a Lula, cuya aprobación subió al 50% en julio, un aumento de cinco puntos desde mayo, según encuestas de Datafolha. La narrativa de defensa de la soberanía ha resonado entre los brasileños, especialmente tras la reciente cumbre BRICS en Río, donde Lula promovió una moneda alternativa al dólar, irritando a Trump. Brasil, mayor exportador mundial de café y jugo de naranja, podría enfrentar alzas de precios en EE.UU., donde el 33% del café y el 50% del jugo de naranja consumidos son brasileños.
Por otro lado, Lula descartó ceder tierras raras, un recurso estratégico, como parte de las negociaciones. “Son del pueblo brasileño, y nosotros las aprovecharemos”, afirmó, detallando que su gobierno está realizando un inventario mineral con empresas privadas, pero bajo estrictas regulaciones. Mientras, el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, insistió en una solución diplomática, minimizando el impacto económico al destacar que solo el 12% de las exportaciones brasileñas van a EE.UU., frente al 28% a China. Con la fecha límite acercándose, Brasil prepara medidas recíprocas, como aranceles a productos estadounidenses o suspensión de patentes, según la Ley de Reciprocidad Económica.