Desde el inicio de su gobierno, Gustavo Petro apostó por una política de “paz total” con los grupos armados en Colombia. Uno de los principales actores en esta agenda fue el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla activa desde los años 60. Sin embargo, el mandatario colombiano confirmó que las conversaciones con el ELN están rotas, señalando como causa principal los ataques a civiles y el control violento de territorios estratégicos como el Catatumbo, región fronteriza con Venezuela.
En enero de 2025, el ELN desató una ofensiva contra el Frente 33 de las disidencias de las FARC. El conflicto dejó casi 100 muertos y desplazó a más de 60.000 personas. Petro calificó este acto como una muestra clara de que el grupo armado eligió “el camino de la guerra” y se ha transformado en un actor del narcotráfico que compite con otros grupos por el dominio de economías ilícitas.

Fotografía de archivo fechada el 29 de enero de 2025 de un campamento en protesta de líderes campesinos de la región del Catatumbo, en Bogotá (Colombia). EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
La declaración de Petro este 24 de julio, publicada en su cuenta de X (antes Twitter), fue contundente: “Ustedes, al atacar a sangre y fuego a civiles de manera sistemática en el Catatumbo, rompieron las conversaciones de paz con mi gobierno”.
Las negociaciones de paz con el ELN han fracasado antes
No es la primera vez que un gobierno colombiano intenta negociar con el ELN sin éxito. Desde su fundación en 1964, la guerrilla ha sido protagonista de múltiples diálogos frustrados. En esta ocasión, el proceso de paz iniciado en noviembre de 2022 en Caracas parecía abrir una nueva etapa. Sin embargo, tras varios ciclos en Venezuela, México y Cuba, el estancamiento y la desconfianza mutua volvieron a poner en pausa el proceso.
En palabras de Petro, el ELN ha dejado atrás cualquier motivación revolucionaria. “El padre Camilo Torres Restrepo y su amor eficaz estaba con la vida. Ustedes se llevaron la bandera roja y negra a las bandas de la codicia: el detritus del capitalismo mundial”, escribió, en referencia al cura guerrillero que fundó el grupo insurgente.
Petro ha recalcado que el ELN no representa ya una insurgencia política, sino una organización armada centrada en el negocio del narcotráfico. Para el presidente, esto deja sin fundamento cualquier aspiración legítima de negociar políticamente con el grupo.
Al ELN le informo que:
1. Los prisioneros son responsabilidad de la organización capturante. Son ustedes los responsables de las condiciones físicas y sicológicas de las personas bajo su poder.
2. La Dijin no hace inteligencia, es un cuerpo adscrito a la fiscalía para la… pic.twitter.com/2S5Qz7F2Hr
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 24, 2025
Secuestro de policías reaviva la tensión entre el Gobierno y el ELN
La tensión se agravó esta semana tras el secuestro de dos policías en el departamento de Arauca, también fronterizo con Venezuela. El Frente de Guerra Oriental del ELN reconoció haber detenido al subintendente Franki Esley Hoyos Murcia y al patrullero Yordin Fabián Pérez Mendoza, acusándolos de realizar labores de inteligencia en la zona.
Petro fue claro al responsabilizar a la guerrilla por la seguridad física y psicológica de los agentes. “La Dijín no hace inteligencia, es un cuerpo adscrito a la Fiscalía para la investigación judicial. Son ustedes los responsables de las condiciones de las personas bajo su poder”, declaró.
El mandatario también criticó que, mientras el ELN exige garantías para movilizarse en el extranjero con fines de negociación, sigue cometiendo delitos graves en territorio colombiano. “No pueden pensar en salvoconductos si hacen víctimas a los agentes de la Interpol”, advirtió Petro.
Fotografía de archivo de un policía vigilando una calle, en el municipio de Tibú (Colombia). EFE/ Mario Caicedo
Proceso de paz con el ELN: ¿puede haber una nueva oportunidad?
Aunque las declaraciones de Petro cierran, al menos temporalmente, el actual proceso de paz con el ELN, la historia reciente de Colombia muestra que los ciclos de diálogo pueden reanudarse si existen condiciones. Sin embargo, para que esto ocurra, el grupo guerrillero deberá demostrar un cambio de actitud y voluntad real de abandonar la violencia.
El actual gobierno insiste en su apuesta por la paz, pero exige que las organizaciones armadas muestren coherencia con sus demandas. Para Petro, el ELN cruzó un límite al involucrarse en disputas por economías ilícitas, violar los derechos de la población civil y secuestrar funcionarios públicos.
La comunidad internacional y organismos garantes como México, Cuba y Noruega, que han acompañado los ciclos de diálogo, se mantienen atentos al curso de los acontecimientos. Sin embargo, con el conflicto en escalada, el futuro inmediato del proceso de paz con el ELN es incierto.