Esta mañana, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se reunió por primera vez con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca. Durante el encuentro, ambos mandatarios anunciaron una nueva coalición de mano dura contra el crimen organizado, centrada en el uso de la megaprisión salvadoreña CECOT para albergar a deportados de EE.UU. acusados de pertenecer a pandillas como el Tren de Aragua y MS-13.
«Sabemos que tienen un problema de delincuencia y terrorismo con el que necesitan ayuda. Somos un país pequeño, pero, si podemos ayudar, vamos a hacerlo», afirmó Bukele ante la prensa antes de la reunión a puerta cerrada. Por su parte, Trump elogió la colaboración de El Salvador, calificando a Bukele como un «buen amigo» que está haciendo un «gran trabajo» en la erradicación de la violencia.
“A veces, los medios se centran en que hemos encarcelado a miles de personas, pero me gusta decir que en realidad hemos liberado a millones. Usted tiene 350 millones de personas a las que liberar, pero, para hacerlo, habrá que encarcelar a algunas. Así es como funciona”, ha añadido el líder salvadoreño, entre elogios y agradecimientos de Trump, que lo ha definido como un “buen amigo” que está haciendo un “gran trabajo” en la erradicación de la violencia.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (d), durante una reunión con su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele (i), este 14 de abril de 2025, en la Casa Blanca, en Washington. EFE/Ken Cedeno/Pool
CEOT: La megaprisión de El Salvador
El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CEOT), inaugurado en enero de 2023, es una prisión de máxima seguridad ubicada en Tecoluca, El Salvador. Con una capacidad para 40,000 internos, es considerada la más grande de América Latina y una de las mayores del mundo por su número de reclusos. Hasta junio de 2024, albergaba a más de 14,500 personas, muchas de ellas detenidas bajo el estado de excepción declarado por Bukele en 2022, que suspendió derechos constitucionales y permitió detenciones sin orden judicial.
La prisión ha sido objeto de controversia debido a las condiciones de reclusión, que incluyen celdas superpobladas, falta de acceso a atención médica adecuada y denuncias de abusos por parte de las autoridades penitenciarias. Organizaciones internacionales de derechos humanos han expresado su preocupación por la falta de debido proceso y las condiciones inhumanas en las que se encuentran los internos.
Deportaciones y tensiones judiciales
Una de las principales controversias surgidas tras la alianza entre Trump y Bukele es el caso de Kilmar Abrego García, un inmigrante salvadoreño deportado erróneamente desde EE.UU. a El Salvador. A pesar de que el Tribunal Supremo de EE.UU. ordenó facilitar su regreso, Bukele ha rechazado la solicitud, argumentando que no puede «enviar a un terrorista a EE.UU.» Esta postura ha generado tensiones entre ambos gobiernos y ha puesto de manifiesto las diferencias en la interpretación de las órdenes judiciales.
La administración Trump ha defendido la deportación de Abrego García, alegando que fue enviada «a la persona correcta al lugar adecuado», y ha insistido en que no tiene responsabilidad en su retorno a EE.UU. Por su parte, el subdirector de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, ha afirmado que facilitar el regreso de Abrego García implicaría una «invasión de la soberanía de El Salvador».
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (i), recibe a su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, este 14 de abril de 2025, en la Casa Blanca, en Washington. EFE/Shawn Thew
Impacto regional y repercusiones internacionales
La colaboración entre Trump y Bukele ha sido recibida con cautela por parte de algunos países de la región y organizaciones internacionales. Críticos han señalado que el acuerdo podría sentar un precedente peligroso para el respeto a los derechos humanos y la soberanía de los países involucrados. Además, se ha cuestionado la eficacia de las políticas de mano dura en la reducción del crimen y la violencia, señalando que podrían contribuir a la estigmatización y persecución de comunidades vulnerables.
Por otro lado, los defensores de la iniciativa argumentan que la cooperación entre EE.UU. y El Salvador es necesaria para combatir el crimen organizado transnacional y garantizar la seguridad en la región. Destacan que el uso de CECOT para albergar a los deportados permite a EE.UU. reducir su carga penitenciaria, mientras que El Salvador recibe una compensación económica por su colaboración.