La prohibición de narcocorridos ha desatado un debate en México entre autoridades, músicos y el público. Aunque el gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, aclaró que no busca censurar el género, sí pretende evitar que sus letras hagan apología del crimen organizado, la violencia o refuercen estereotipos de género.
Prohibición de narcocorridos busca frenar la apología del delito
Todo comenzó tras un polémico concierto el pasado 29 de marzo en Zapopan, Jalisco. Durante la presentación del grupo Los Alegres del Barranco, se proyectaron imágenes de Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación. Esto provocó una oleada de críticas y reacciones por parte de autoridades locales y federales, que exigieron mayor control sobre el contenido de los espectáculos públicos.
En respuesta, el gobierno de Sheinbaum señaló que no busca suprimir los narcocorridos en su totalidad, pero sí impedir que promuevan explícitamente el consumo de drogas, la violencia o el machismo. “No se trata de prohibir géneros musicales”, dijo una fuente cercana a la presidencia. “Se trata de evitar la normalización del crimen en espacios de entretenimiento masivo”.
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Esta postura ha dividido opiniones. Mientras algunos consideran la medida como un paso necesario frente a la violencia que afecta al país, otros la ven como una forma de censura encubierta. Diversos estados, como Chihuahua, han impuesto sanciones económicas o administrativas a artistas que interpretan canciones con letras alusivas al narcotráfico.
Los integrantes del grupo mexicano los Tigres del Norte Luis (i) y Hernán Hernández hablan durante una entrevista con EFE, el 6 de junio de 2022, en un hotel de Ciudad de México (México). EFE/Isaac Esquivel
Artistas responden a la prohibición de narcocorridos
Uno de los primeros músicos en pronunciarse fue Jorge Hernández, vocalista de Los Tigres del Norte. La legendaria agrupación norteña ha sido un referente del género por décadas, con temas como El jefe de jefes y La granja. En una entrevista con El País, Hernández expresó su preocupación por la posible censura y sugirió que podrían adaptar su lenguaje para evitar conflictos con las autoridades.
“Tenemos una forma de comunicación mucho más amplia”, explicó el cantante. “Si es necesario, vamos a dejar de usar la palabra ‘corrido’ y diremos que contamos historias. Así evitamos problemas y seguimos conectando con nuestro público”.
Hernández también cuestionó la lógica detrás de la prohibición de narcocorridos, señalando que temáticas similares son comunes en otras formas de expresión artística. “En el cine también se habla del narcotráfico. El problema no es la música, sino los hechos reales”, añadió. Según él, el público que asiste a conciertos representa una fracción mínima de la sociedad, y no puede ser señalado como responsable del problema estructural de la violencia.
Foto: EFE
Prohibición de narcocorridos influye en decisiones de otras bandas
La controversia también alcanzó a Grupo Firme. Aunque no es conocido por interpretar corridos tradicionales vinculados al narco, su vocalista, Eduin Caz, anunció que dejarán de tocar “corridos tumbados” como una forma de alinearse con la nueva sensibilidad social. Esta decisión los coloca junto a otros artistas como Luis R. Conríquez, quien también ha optado por modificar sus presentaciones en algunos estados donde hay restricciones.
Este tipo de corridos, conocidos por mezclar géneros urbanos con temáticas del crimen organizado, ha ganado gran popularidad entre el público joven. No obstante, su estilo desenfadado y sus letras explícitas han sido señalados por críticos y autoridades como un riesgo para la normalización de la violencia.
La Secretaría de Gobernación ha reiterado que la libertad de expresión está garantizada en México, pero que también debe respetarse el marco legal que prohíbe hacer apología del delito en espectáculos públicos. Las sanciones, en la mayoría de los casos, no provienen del gobierno federal, sino de autoridades estatales que aplican normativas locales de convivencia y seguridad.
Foto: EFE
¿Censura o responsabilidad social?
La prohibición de narcocorridos ha generado un debate más amplio sobre la relación entre cultura popular y violencia. ¿Hasta qué punto debe el arte asumir una responsabilidad social? Para muchos músicos, la respuesta no es clara. Por un lado, las canciones reflejan realidades que afectan a miles de personas; por otro, existe el riesgo de glorificar a personajes vinculados al crimen, incluso sin quererlo.
El caso más visible en esta discusión es el de El jefe de jefes, un tema que retrata la figura de un capo como alguien respetado y admirado. Aunque la canción ha sido interpretada por años como una narrativa de ficción, autoridades en Chihuahua solicitaron que no se cantara durante un concierto reciente.
Las plataformas digitales también juegan un papel clave. YouTube y Spotify han recibido críticas por permitir la difusión de este tipo de contenidos sin restricciones, mientras que otros sectores defienden la libertad de elección del usuario. En medio de esta discusión, los artistas enfrentan el reto de reinventar sus discursos sin perder su esencia ni desconectarse de su audiencia.
El vocalista del grupo mexicano los Tigres del Norte Jorge Hernández habla durante una entrevista con EFE, el 6 de junio de 2022, en un hotel de Ciudad de México (México). EFE/Isaac Esquivel