Trump sobre los abusos a los derechos humanos en la megacárcel salvadoreña: «No lo veo»
Durante una reciente entrevista con el periodista Tucker Carlson en su plataforma “Tucker Carlson Network”, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, abordó el tema de la lucha contra las pandillas en El Salvador, específicamente en relación con la megacárcel de máxima seguridad conocida como el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), construida por el gobierno de Nayib Bukele. Al ser cuestionado sobre los informes de abusos a los derechos humanos en la prisión, Trump respondió escuetamente: “No lo veo”.
Una megacárcel de alta seguridad en la mira internacional
El CECOT fue inaugurado en 2023 con capacidad para albergar hasta 40,000 reclusos, muchos de ellos presuntos miembros de pandillas capturados durante el régimen de excepción implementado por Bukele desde marzo de 2022. Diversas organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, han criticado duramente la política de seguridad salvadoreña, señalando violaciones sistemáticas como detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y malos tratos.
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A pesar de estas acusaciones, el expresidente Trump no solo minimizó las denuncias, sino que elogió la “mano dura” de Bukele contra el crimen. “Lo que ha hecho con los pandilleros es impresionante. Ahora la gente puede caminar por las calles sin miedo”, añadió Trump.
Silencio ante informes documentados
La administración Bukele ha rechazado categóricamente las acusaciones, asegurando que su política se ha centrado en “recuperar el control del país” que por años estuvo a merced de las pandillas MS-13 y Barrio 18. No obstante, informes como el de Human Rights Watch documentan más de 75,000 arrestos en un año, con un sistema judicial sobrecargado y sin suficientes garantías de debido proceso.
Consultado por Carlson sobre estas cifras y los testimonios de víctimas inocentes, Trump reiteró: “He visto lo que hacen las pandillas en Estados Unidos y lo que han hecho en El Salvador. A veces hay que tomar decisiones difíciles. Bukele lo hizo”.
Impacto regional y resonancia en Estados Unidos
Las declaraciones de Trump tienen implicaciones que resuenan más allá de El Salvador. En Estados Unidos, la comunidad centroamericana sigue de cerca estos temas, especialmente debido al aumento de las deportaciones y la vigilancia sobre migrantes con antecedentes relacionados a pandillas. Los elogios de Trump a políticas consideradas autoritarias por organismos internacionales podrían indicar que, de volver a la presidencia, favorecería medidas similares de seguridad en ciudades con altos índices de criminalidad.
Para algunos defensores de derechos humanos, este tipo de retórica pone en riesgo las garantías constitucionales. “Lo preocupante no es solo el elogio a una política de fuerza, sino la normalización de prácticas que violan el debido proceso”, afirmó Juan Cartagena, abogado constitucionalista y activista en Nueva York.
¿Puede El Salvador ser un modelo para otros países?
El caso salvadoreño ha llamado la atención de gobiernos en América Latina que buscan reducir los niveles de violencia. Sin embargo, expertos advierten que la replicación del modelo debe ser analizada con cuidado. “La reducción de homicidios no puede justificar la eliminación de derechos fundamentales”, indicó Tamara Taraciuk, directora para las Américas de Human Rights Watch.
Por su parte, Bukele ha capitalizado políticamente los resultados, mostrando cárceles llenas y calles más seguras como logros inmediatos de su régimen. Mientras tanto, voces críticas tanto dentro como fuera de El Salvador advierten que los costos a largo plazo podrían ser altos si no se restauran las instituciones democráticas y el equilibrio de poderes.
Trump y su apuesta por la seguridad como eje de campaña
Trump, en su intento de regresar a la Casa Blanca en 2024, continúa enarbolando la bandera de la seguridad pública, usando ejemplos internacionales como el de Bukele para respaldar sus propuestas de endurecimiento migratorio y mayor financiamiento a las fuerzas del orden.
Mientras crece la tensión entre derechos y seguridad en América Latina, las palabras del expresidente reflejan una visión que prioriza resultados inmediatos, aunque estos vengan acompañados de cuestionamientos éticos y jurídicos. La frase “No lo veo”, más que una respuesta, podría representar una postura: mirar hacia otro lado cuando los derechos humanos están en juego.