El 15 de marzo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una serie de ataques militares dirigidos contra los rebeldes hutíes en Yemen. Sin embargo, un inesperado fallo de seguridad reveló detalles del operativo antes de su ejecución. Jeffrey Goldberg, redactor jefe de la revista The Atlantic, recibió información confidencial sobre los ataques a través de un chat grupal en la aplicación Signal, usada habitualmente por funcionarios y periodistas por su promesa de seguridad. Este incidente ha abierto un debate sobre la vulnerabilidad de la información clasificada en tiempos de alta tensión internacional.
Filtración de información: un riesgo para la seguridad nacional
En un giro sorprendente, el redactor jefe de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, se enteró con horas de antelación sobre los ataques a los hutíes gracias a un mensaje que llegó a su móvil a través de un grupo en Signal. Según un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., Brian Hughes, «El hilo de mensajes parece auténtico, y estamos revisando cómo se agregó un número inadvertido a la cadena de comunicación».
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Aunque no se especifica si los detalles de la operación eran secretos, generalmente se mantiene en secreto esta clase de información para proteger tanto a los miembros del servicio como la seguridad operativa. La filtración de los detalles de estos ataques podría haber sido muy perjudicial si los detalles hubieran sido hechos públicos por Goldberg antes de que se llevaran a cabo.
Jeffrey Goldberg. Foto: ABC
El confuso rol de Trump y los ataques a los hutíes
Cuando se le preguntó a Donald Trump sobre la filtración, el presidente aseguró no tener conocimiento previo del tema. «No sé nada al respecto. Me lo están contando por primera vez», comentó a los periodistas. A pesar de ello, Trump elogió la efectividad del ataque, describiéndolo como «muy efectivo». Esta declaración refleja la distancia que el presidente parece mantener de los detalles logísticos de las operaciones militares, una postura que algunos consideran preocupante dada la magnitud de la filtración.
El mensaje filtrado contenía información detallada sobre los objetivos, las armas que serían desplegadas y la secuencia de los ataques. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, fue quien envió el mensaje a la cadena de Signal, que fue interceptada por Goldberg, sin que él revelara la información al público.
Fotografía de archivo de Pete Hegseth (c), junto a su esposa Jennifer Rauchet (d). EFE/EPA/Jim Lo Scalzo
Cómo funciona el chat de Signal y la seguridad en la comunicación gubernamental
La aplicación Signal es conocida por su alto nivel de seguridad, lo que la convierte en una herramienta popular tanto entre periodistas como entre funcionarios del gobierno. Sin embargo, en este caso, la filtración fue posible debido a un error humano, específicamente la inclusión no autorizada de Goldberg en el chat. Los mensajes que Goldberg recibió detallaban minuciosamente los horarios de los ataques y las acciones previstas, información que podría haber comprometido la seguridad de la misión si hubiera sido divulgada antes de la acción.
La reacción de los legisladores y las implicaciones políticas
La filtración de esta información sensible no pasó desapercibida en el ámbito político de Estados Unidos. Legisladores demócratas, como el senador Chris Coons, expresaron su indignación a través de redes sociales, acusando a los responsables de la filtración de haber cometido un delito. «Todos y cada uno de los funcionarios gubernamentales de esta cadena de texto han cometido ahora un delito», escribió Coons en X (anteriormente Twitter).
El impacto de la filtración en la operación militar
El calendario de los ataques también fue una parte crítica de la filtración. Según los mensajes filtrados, las primeras detonaciones en Yemen se esperaban alrededor de las 13:45, hora del este, un dato que se corroboró más tarde en el terreno. Esta precisión en los detalles de la operación podría haber sido muy valiosa para los hutíes, de haber sido divulgada antes de tiempo.
Pese a la gravedad de la filtración, Goldberg no reveló los detalles en su totalidad antes de la ejecución de los ataques, lo que, según algunos analistas, ayudó a mitigar el impacto de la filtración. Sin embargo, el hecho de que estos mensajes hayan circulado entre funcionarios de alto nivel sin las medidas de seguridad adecuadas plantea serias dudas sobre la protección de la información en el gobierno de EE. UU.