En medio de señales de desaceleración económica y tensiones comerciales crecientes, el presidente Donald Trump volvió a mostrarse optimista. Durante una entrevista televisada el 2 de mayo desde Mar-a-Lago, el mandatario afirmó que, pese a las proyecciones de recesión, “la economía de EE.UU. estará bien” a largo plazo. “Este es un período de transición. Creo que nos irá fantásticamente bien”, declaró en Meet the Press, restando importancia a las advertencias de los analistas financieros.
Las declaraciones del presidente llegan en un momento sensible: el Departamento de Comercio reportó una contracción del 0.3 % del PIB en el primer trimestre de 2025. Aunque la cifra parece modesta, los expertos señalan que es el primer signo claro de desaceleración tras varios trimestres de crecimiento moderado. La caída, explican, se relaciona directamente con el impacto de nuevas políticas arancelarias impulsadas por la propia administración Trump.
Fotografía de archivo de la reunión del gabinete presidencial de Donald Trump, con motivo de los 100 días de mandato. EFE/EPA/ Ken Cedeno
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Trump asegura que la economía de EE.UU. estará bien pese a la caída del PIB
Durante su intervención en una reunión de gabinete ese mismo día, Trump responsabilizó al expresidente Joe Biden por los resultados negativos del trimestre: “Llegamos en enero. Estas cifras son consecuencia de lo que heredamos. Ese no es Trump, es Biden”.
Sin embargo, los analistas apuntan a otro factor: el giro drástico en la política comercial de EE.UU. Desde enero, la Casa Blanca ha impuesto tarifas punitivas a las importaciones de Canadá, México y China. A finales de abril, Trump elevó los aranceles a productos chinos hasta un 145 %, una medida sin precedentes desde la Guerra Fría. Si bien su administración sostiene que estos ajustes son parte de una estrategia de “rescate industrial”, la respuesta de los mercados ha sido ambigua.
“La economía de EE.UU. estará bien”, insistió el presidente, incluso cuando la volatilidad sacudía Wall Street tras los anuncios de nuevas tarifas. No obstante, el propio Departamento de Comercio informó que la caída del PIB se debió principalmente a una disminución en las exportaciones y un aumento de las importaciones, impulsadas por empresas que buscan adelantarse a los aranceles.
Fotografía de archivo del presidente de EE.UU., Donald Trump, en una reunión con su gabinete. EFE/EPA/ Ken Cedeno
¿Optimismo infundado o visión a largo plazo?
Trump ha repetido que su visión es a largo plazo y que su objetivo es fortalecer la producción nacional. “Alguien dijo que los estantes estarán vacíos. Bueno, tal vez los niños tengan dos muñecas en vez de 30. Y quizás cuesten unos dólares más”, dijo, minimizando los efectos del alza de precios en productos importados.
Sin embargo, el aumento en los costos de insumos y bienes básicos ya comienza a notarse en sectores como el manufacturero y el de comercio minorista. La Federación Nacional de Minoristas advirtió que las nuevas tarifas podrían traducirse en incrementos de entre el 10 % y 20 % en productos como electrodomésticos, ropa y juguetes antes de la temporada navideña.
A pesar del escenario, algunos indicadores ofrecen un respiro: el mercado laboral se mantiene fuerte. En abril, EE.UU. agregó más de 220,000 empleos, según cifras del Departamento de Trabajo. La tasa de desempleo se mantuvo en 3.9 %, lo que muestra cierta resiliencia en sectores como tecnología, servicios y construcción.
“Mientras tengamos un mercado laboral sólido, las posibilidades de una recesión profunda se reducen”, afirmó la economista Diane Swonk, de KPMG. “Pero los aranceles y la incertidumbre fiscal sí están creando tensiones que podrían reflejarse con más fuerza en el segundo semestre”.