Un sistema de tormentas tropicales amenaza la Costa Este de Estados Unidos, desde Carolina del Norte hasta Nueva Inglaterra, con lluvias torrenciales que han generado alertas para 44 millones de personas, según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS). Por lo tanto, se esperan inundaciones repentinas en áreas urbanas como Washington, DC, Baltimore y Filadelfia, donde las precipitaciones podrían alcanzar 12.5 centímetros en 24 horas. En consecuencia, las autoridades instan a los residentes a evitar carreteras inundadas y seguir alertas en tiempo real. Además, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) monitorea un sistema en el Golfo con un 30% de probabilidad de desarrollo ciclónico. Sin embargo, el cambio climático intensifica estos eventos, aumentando el riesgo en zonas ya saturadas.
Alerta por inundaciones en áreas urbanas
El NWS emitió advertencias de inundaciones repentinas para ciudades como Greensboro, Newark y Hartford, con un riesgo de nivel 3 de 4 para 20 millones de personas en el noreste. Por su parte, la región ha recibido hasta un 300% más de lluvias de lo normal en las últimas dos semanas, saturando suelos en Nueva York y Massachusetts, según Climate Central. En consecuencia, acumulaciones de 5 a 10 centímetros, con picos de 12.5, podrían causar desbordamientos en áreas metropolitanas. Además, el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, declaró el estado de emergencia el 14 de julio tras inundaciones en Somerville y Plainfield, afectando miles de desplazamientos.
Impacto del cambio climático
Las tormentas se intensifican por el aire cálido y húmedo del verano, agravado por el cambio climático, según un estudio de Climate Central que reporta un aumento del 90% en las tasas de lluvia en grandes ciudades desde 1970. Por lo tanto, las tormentas lentas, como las actuales, descargan más agua debido al debilitamiento de los vientos en capas altas. En consecuencia, la infraestructura urbana, con drenajes obsoletos y superficies impermeables, no puede manejar estas precipitaciones, según el NWS. Además, eventos recientes, como las inundaciones en Texas que dejaron 130 muertos el 4 de julio, reflejan esta tendencia de fenómenos extremos más frecuentes.
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Riesgo de desarrollo ciclónico
El NHC vigila un sistema de baja presión frente a Florida, con un 10% de probabilidad de formación tropical en 48 horas y un 30% en siete días. Por su parte, este sistema, que afecta Florida y las Bahamas, podría generar lluvias intensas en la costa del Golfo, según el meteorólogo Jake Lambright. En consecuencia, aunque no se espera un huracán inmediato, las precipitaciones podrían agravar las inundaciones en zonas ya afectadas. Además, la NOAA prevé entre 13 y 19 tormentas nombradas en 2025, con hasta cinco huracanes mayores, destacando a Florida como el estado con mayor riesgo. Sin embargo, la meteoróloga Kristin Walla señaló que el sistema no genera preocupación inmediata, pero requiere vigilancia.
Preparativos y recomendaciones
Las autoridades recomiendan kits de emergencia con agua, alimentos, linternas y documentos impermeables, según la NOAA. Por lo tanto, los residentes deben evitar conducir en zonas inundadas, donde el 50% de las muertes por inundaciones ocurren, según el NWS. En consecuencia, aplicaciones como las del National Weather Service ofrecen alertas en tiempo real para mantenerse informados. Además, el precedente de 145 muertes por inundaciones en 2024 subraya la necesidad de preparación, especialmente en áreas como Pensilvania, donde se han reportado rescates acuáticos. Sin embargo, regiones como Nueva Inglaterra podrían ver mejoras climáticas hacia el fin de semana, según el NWS.
Contexto de la temporada de huracanes
La temporada de huracanes del Atlántico, que va de junio a noviembre, está en su pico, con agosto y septiembre como meses críticos, según la NOAA. Por su parte, tormentas como Andrea, Barry y Chantal ya se formaron en 2025, aunque sin alcanzar categoría de huracán mayor. En consecuencia, Florida enfrenta un 48% de probabilidad de impacto por un huracán importante, según la Universidad Estatal de Colorado. Además, las temperaturas cálidas del Atlántico, 0.56 °C por encima del promedio, fomentan tormentas más intensas, según Climate Central. Sin embargo, la vigilancia constante y planes de evacuación son clave para mitigar riesgos.