El Departamento de Comercio de EE.UU. reactivó el 14 de julio de 2025 un arancel del 17.09% al tomate fresco mexicano, generando 8.2 millones de interacciones en redes sociales. Por lo tanto, México calificó la medida como “injusta” y políticamente motivada, según un comunicado de las secretarías de Economía y Agricultura. En consecuencia, los consumidores estadounidenses podrían enfrentar un aumento del 10-15% en el precio del tomate, según el Departamento de Trabajo. Además, la decisión, que anula el Acuerdo de Suspensión Antidumping de 2019, se produce en medio de tensiones por la revisión del T-MEC en 2026. Sin embargo, México busca nuevos mercados para contrarrestar el impacto.
Reactivación de aranceles al tomate
El arancel del 17.09% responde a presiones de productores estadounidenses, quienes desde 1996 han acusado al tomate mexicano de competencia desleal. Por su parte, el Acuerdo de Suspensión, renovado cinco veces, fue cancelado tras negociaciones fallidas en los últimos tres meses, según la Secretaría de Economía. En consecuencia, el tomate mexicano, que representa el 66% del consumo en EE.UU., enfrentará costos adicionales. Además, el gobierno de Trump, que también negocia aranceles en acero y automóviles, no aceptó las propuestas mexicanas para mantener el acuerdo, según el comunicado oficial.
Impacto en los consumidores estadounidenses
México exportó 2.1 millones de toneladas de tomate a EE.UU. en 2024, valoradas en 2,800 millones de dólares, según el Departamento de Agricultura (USDA). Por lo tanto, el arancel podría incrementar los precios en supermercados, donde el tomate ya cuesta en promedio 3.50 dólares por libra, según NielsenIQ. En consecuencia, los importadores, que pagan el arancel, trasladarán hasta el 70% del costo a los consumidores, según un estudio de la Universidad de Chicago. Sin embargo, la Casa Blanca, a través de Kush Desai, afirmó que los exportadores mexicanos absorberán la mayor parte del impacto para mantener su cuota de mercado.
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Dependencia del mercado estadounidense
Dos de cada tres tomates consumidos en EE.UU. provienen de México, principalmente de Sinaloa y Michoacán, según el USDA. Por su parte, estados como California y Florida no pueden igualar la producción mexicana, que cubre el 90% de la demanda invernal, según el Consejo Nacional de Productores Agrícolas. En consecuencia, el gobierno mexicano advirtió que el arancel “afectará los bolsillos” de los estadounidenses, ya que sustituir el tomate mexicano es inviable. Además, el 80% de los supermercados de cadenas como Walmart y Kroger dependen de estas importaciones, según datos del sector.
Respuesta de México ante la medida
El gobierno mexicano, liderado por Claudia Sheinbaum, expresó su respaldo a los productores y planea intensificar la búsqueda de nuevos mercados, como Asia y Europa, donde el tomate mexicano ya representa el 15% de las exportaciones agrícolas, según la Secretaría de Agricultura. Por lo tanto, México buscará un nuevo acuerdo para suspender el arancel, como ocurrió en 2019 tras cuatro meses de negociaciones. Sin embargo, las tensiones por el T-MEC, con EE.UU. exigiendo mayores controles migratorios y antidrogas, complican el panorama, según el Banco de México. Pese a todo, México insiste en que su tomate compite por calidad, no por prácticas desleales.
Contexto político y comercial
La decisión se alinea con la política de Trump de imponer aranceles del 10-30% a México y Canadá, que representan el 28% de las importaciones estadounidenses, según el Instituto Peterson. Por su parte, el arancel al tomate podría aumentar la inflación alimentaria en un 0.3%, según el FMI, afectando a productos derivados como salsas y conservas. En consecuencia, la revisión del T-MEC en 2026 será clave, con México buscando diversificar socios comerciales para reducir su dependencia de EE.UU., que absorbe el 80% de sus exportaciones agrícolas. Además, el 65% de los mexicanos desaprueba los aranceles, según una encuesta de Parametría, lo que podría avivar tensiones bilaterales.