¿Cuál ha sido la relación histórica entre la economía de China y EE.UU.?

La relación entre la economía de China y Estados Unidos ha sido un eje definitorio del comercio global durante décadas, marcada por momentos de colaboración y tensiones crecientes. Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1979, cuando ambos países firmaron un acuerdo bilateral de comercio, el intercambio económico ha crecido exponencialmente, pasando de apenas 4 mil millones de dólares en bienes y servicios a más de 750 mil millones en 2022, según datos de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU..

Este vínculo, que hoy representa el 40% del PIB mundial combinado, ha evolucionado de un comercio inicial de productos básicos a una interdependencia en tecnología avanzada y cadenas de suministro globales, aunque no exenta de desafíos como los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump en 2018 y mantenidos por Joe Biden.

El punto de inflexión llegó con la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, un hito que transformó su economía y disparó las exportaciones hacia Estados Unidos. En aquel entonces, China era vista como una fuente de bienes baratos y mano de obra intensiva, mientras que EE.UU. se beneficiaba exportando productos agrícolas como la soya, que hoy representa la mitad de sus envíos agrícolas al gigante asiático.

Sin embargo, esta relación también generó desequilibrios: el déficit comercial estadounidense con China alcanzó los 252 mil millones de dólares en 2023, según el Departamento de Comercio de EE.UU., un reflejo de la dependencia de productos como electrónicos y paneles solares, sectores donde China lidera la producción mundial.

Aranceles y tecnología

Las tensiones en la economía bilateral se intensificaron en los últimos años con la imposición de aranceles masivos por parte de Trump, quien en 2018 aplicó tarifas por valor de 50 mil millones de dólares a importaciones chinas, acusando a Beijing de prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual.

China respondió con medidas retaliatorias, incluyendo aranceles del 34% a productos estadounidenses como la soya y el cerdo. Estas acciones, lejos de reducir el déficit, desplazaron parte del comercio a otros países, mientras Biden ha mantenido las tarifas y añadido restricciones, como el veto a nuevas inversiones en semiconductores chinos en agosto de 2023, según un decreto de la Casa Blanca. La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, defendió estas medidas en su visita a China en 2023, afirmando: “Queremos una economía china fuerte, pero no a costa de nuestra seguridad nacional”.

En paralelo, China ha consolidado su posición como el mayor tenedor de bonos del Tesoro estadounidense, con más de 1 billón de dólares en 2025, según el Departamento del Tesoro. Esta inversión refleja una interdependencia que va más allá del comercio de bienes: las empresas estadounidenses han creado cerca de 1.1 millones de empleos gracias a las exportaciones a China, según estimaciones del Consejo Empresarial EE.UU.-China en 2021, mientras que las firmas chinas emplean a miles en suelo estadounidense, especialmente en manufactura y bienes raíces.

China y EE.UU.: Una economía interconectada

La economía chino-estadounidense también se ha entrelazado en sectores estratégicos como la tecnología. China domina la producción de baterías para autos eléctricos y ha cuadruplicado sus exportaciones automotrices en dos años, convirtiéndose en el mayor exportador mundial en 2023, según el Ministerio de Comercio chino. Por su parte, EE.UU. ha intentado contrarrestar esta influencia con leyes como la CHIPS and Science Act de 2022, que destina 280 mil millones de dólares a la producción doméstica de semiconductores, un esfuerzo por reducir la dependencia de China. Sin embargo, el comercio bilateral alcanzó un récord de 690 mil millones de dólares en 2022, mostrando que la desconexión total sigue siendo lejana.

A nivel global, la rivalidad económica se extiende a proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, con la que China ha invertido más de 1 billón de dólares en infraestructura desde 2013, según el Banco Mundial, compitiendo con la influencia estadounidense en Asia y África. Mientras tanto, las sanciones de EE.UU. han crecido: en 2025, 721 empresas y personas chinas están en la lista de restricciones comerciales del Departamento de Comercio, un aumento constante desde 2019. Esta dinámica, combinada con la fortaleza del dólar y las políticas internas de Beijing, seguirá moldeando el futuro de esta relación histórica.

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