El presidente Donald Trump ha generado revuelo al anunciar que Coca-Cola podría cambiar su receta en Estados Unidos, reemplazando el jarabe de maíz por azúcar de caña. En un mensaje publicado el 16 de julio de 2025 en Truth Social, Trump afirmó que la compañía aceptó su propuesta. “Hablé con Coca-Cola sobre usar azúcar de caña real en EE.UU., y han aceptado hacerlo”, escribió. Según el presidente, este cambio hará que la bebida sea “simplemente mejor”.
La propuesta se alinea con la campaña Make America Healthy Again (MAHA), impulsada por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., que busca reducir ingredientes como el jarabe de maíz en los alimentos. Sin embargo, Coca-Cola no ha confirmado oficialmente el cambio, aunque un portavoz expresó que pronto compartirán detalles sobre “nuevas ofertas innovadoras”. Este anuncio ha generado tanto entusiasmo como críticas, especialmente entre los productores de maíz.
Un cambio en la receta clásica
Desde los años 80, Coca-Cola en EE.UU. utiliza jarabe de maíz de alta fructosa como edulcorante principal, una decisión impulsada por los altos costos del azúcar debido a tarifas de importación. Este ingrediente se convirtió en estándar en el mercado estadounidense, pero en países como México y Reino Unido, la compañía usa azúcar de caña, lo que muchos consideran da un sabor más puro.
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El cambio propuesto por Trump responde a la percepción de que el azúcar de caña es una opción más natural. La campaña MAHA critica el jarabe de maíz por su supuesta relación con problemas de salud como la obesidad. Sin embargo, expertos en nutrición señalan que no hay diferencias significativas entre ambos edulcorantes cuando se consumen en exceso. Un adulto no debería exceder los 50 gramos de azúcares añadidos al día, según dietistas, y una lata de Coca-Cola contiene cerca de 39 gramos.
Impacto económico del azúcar de caña
El posible cambio ha generado preocupaciones en el sector agrícola. El maíz es un cultivo clave en EE.UU., especialmente en el Medio Oeste, y su procesamiento genera miles de empleos. John Bode, presidente de la Corn Refiners Association, advirtió que sustituir el jarabe de maíz podría costar “miles de empleos en la industria alimentaria”. También señaló que aumentaría las importaciones de azúcar, principalmente de México y Brasil, afectando a los agricultores estadounidenses.

Por otro lado, Florida, estado de residencia de Trump, es el mayor productor de azúcar de caña en el país. Esto ha llevado a especulaciones sobre posibles beneficios locales si se implementa el cambio. En 2023, EE.UU. importó 1.68 mil millones de dólares en azúcar de caña, según datos comerciales. El cambio podría incrementar estas importaciones, lo que preocupa a quienes apoyan la producción nacional.
Azúcar de caña y la visión de MAHA
La iniciativa Make America Healthy Again busca reformular productos para eliminar aditivos como colorantes artificiales y jarabe de maíz. Robert F. Kennedy Jr. ha criticado el consumo excesivo de azúcares refinados y planea actualizar las guías dietéticas nacionales en el verano de 2025. Aunque el cambio a azúcar de caña se presenta como un paso hacia una alimentación más saludable, los científicos advierten que ambos edulcorantes tienen riesgos similares si no se consumen con moderación.
«I have been speaking to @CocaCola about using REAL Cane Sugar in Coke in the United States, and they have agreed to do so. I’d like to thank all of those in authority at Coca-Cola. This will be a very good move by them — You’ll see. It’s just better!» –President Donald J. Trump pic.twitter.com/9L27oxlYUj
— The White House (@WhiteHouse) July 16, 2025
Coca-Cola, por su parte, ya ha experimentado con reducir el azúcar en sus bebidas. En abril de 2025, el CEO James Quincey anunció esfuerzos para reformular recetas y ampliar su portafolio de productos bajos en azúcar. La relación entre Trump y Coca-Cola parece sólida, tras la entrega de una botella conmemorativa de Diet Coke al presidente en enero de 2025.
Mientras los fans de la Coca-Cola mexicana celebran la posibilidad de un sabor similar en EE.UU., el debate continúa. Los productores de maíz temen pérdidas económicas, mientras los consumidores esperan probar la nueva receta. Por ahora, Coca-Cola mantiene el suspenso sobre los detalles de su posible cambio.