La historia real del Cinco de Mayo y cómo se transformó en un fenómeno cultural en EE.UU.
Cada 5 de mayo, en muchas ciudades de Estados Unidos se organizan desfiles, fiestas con música mariachi y promociones de margaritas, tacos y guacamole. Sin embargo, pocos saben que en México, el Cinco de Mayo no es un feriado nacional ni una de sus celebraciones principales. La fecha conmemora una victoria militar en 1862, cuando el Ejército mexicano derrotó a las tropas francesas en la Batalla de Puebla.
El general Ignacio Zaragoza, nacido en Goliad, Texas, lideró a un ejército considerablemente más pequeño y menos equipado que el francés. La victoria sorprendió al mundo y se convirtió en símbolo de resistencia y defensa de la soberanía nacional. A pesar de su importancia histórica, en México esta fecha es observada principalmente en Puebla y con fines educativos, no como una gran celebración popular.
De los campos de batalla a los festejos en EE.UU.
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La primera conmemoración del Cinco de Mayo en Estados Unidos ocurrió en 1863, cuando comunidades mexicanas en California —entonces parte del bando de la Unión en la Guerra Civil— celebraron la derrota del ejército francés, que era aliado de la Confederación. Esta expresión de solidaridad política y orgullo cultural fue creciendo con los años, sobre todo en contextos de reafirmación de la identidad mexicana en territorio estadounidense.
Durante el siglo XX, especialmente en las décadas de 1970 y 1980, la celebración comenzó a transformarse. Las empresas cerveceras vieron en esta fecha una oportunidad de marketing para llegar a la creciente población latina. Patrocinios, promociones y campañas publicitarias impulsaron la masificación del Cinco de Mayo como una fiesta popular, en gran medida desligada de su contexto histórico.
Una identidad festiva y comercial
Hoy, el Cinco de Mayo es, para muchos, una celebración del orgullo mexicano-estadounidense. Las ciudades con grandes comunidades latinas, como Los Ángeles, San Antonio y Chicago, organizan festivales que mezclan gastronomía, arte, música tradicional y desfiles. Incluso en lugares con poca población latina, el día se ha convertido en sinónimo de “fiesta mexicana”, aunque a menudo se base en estereotipos culturales más que en historia real.
Es común que se confunda esta fecha con el Día de la Independencia de México, que en realidad se celebra el 16 de septiembre. Esa fecha marca el inicio de la guerra por la independencia de España en 1810, mientras que el Cinco de Mayo conmemora una sola batalla, en un contexto completamente distinto: la intervención francesa en México.
¿Qué se come realmente el Cinco de Mayo?
En Estados Unidos, el menú del Cinco de Mayo suele incluir nachos, tacos, enchiladas y margaritas. Sin embargo, en Puebla —donde se dio la batalla histórica— el platillo más representativo es el mole poblano. Este espeso guiso elaborado con chocolate, chiles secos, especias, semillas y frutos secos, suele servirse con pollo o pavo y se reserva para ocasiones especiales.
Según el Smithsonian, el mole es considerado una joya de la cocina mexicana y forma parte de celebraciones como bodas, bautizos y fiestas patronales. No existen dos recetas iguales, ya que cada familia y región tiene su propia versión, pero todas comparten su complejidad de sabores y su simbolismo cultural.
Un día con raíces profundas y transformaciones modernas
Aunque el Cinco de Mayo ha sido ampliamente comercializado, sigue siendo una fecha que brinda una oportunidad para aprender sobre la historia de México, reflexionar sobre la identidad latina en Estados Unidos y celebrar la diversidad cultural. Mientras que en Puebla se honra la memoria de los héroes de 1862, en EE.UU. el día sirve como una plataforma para visibilizar a la comunidad mexicoamericana y su impacto cultural, político y económico en el país.
La evolución del Cinco de Mayo refleja cómo una fecha histórica puede resignificarse a través de generaciones, contextos y fronteras.