El caso Mahmoud Khalil ha sacudido a la comunidad de Nueva York y más allá, tras la decisión de un juez de inmigración de autorizar la deportación del activista palestino el viernes 11 de abril de 2025. Mahmoud Khalil, un exestudiante de posgrado de la Universidad de Columbia, fue detenido el 8 de marzo por su participación en protestas propalestinas en el campus, un hecho que ha generado críticas por presuntamente violar la libertad de expresión. Los casos de deportación como este han avivado el debate sobre las políticas migratorias en la ciudad, especialmente en un contexto de creciente tensión por las redadas de inmigración.
Khalil, de 30 años y nacido en un campo de refugiados palestinos en Siria, era residente permanente en EE.UU. y estaba casado con una ciudadana estadounidense, Noor Abdalla, quien está embarazada. Su arresto ocurrió en el vestíbulo de su apartamento en Columbia, y desde entonces permaneció en un centro de detención de la Immigration and Customs Enforcement (ICE) en Jena, Luisiana. La Oficina del Departamento de Seguridad Nacional justificó la deportación alegando que la presencia de Khalil representaba “consecuencias adversas para la política exterior” de EE.UU., según un memorando del secretario de Estado Marco Rubio.
La batalla legal de Khalil
La batalla legal de Khalil comenzó cuando sus abogados, liderados por Marc Van Der Hout, argumentaron que su detención violaba la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión. Khalil fue un líder visible en las protestas de Columbia en 2024, donde abogó por el desinversionismo de la universidad en Israel y criticó la guerra en Gaza. El gobierno afirmó que sus acciones fomentaban un “ambiente hostil” para estudiantes judíos, aunque no presentó pruebas de conducta delictiva. La juez de inmigración Jamee Comans dio a los abogados de Khalil hasta el 23 de abril para apelar, pero permitió que el proceso de deportación avanzara, citando una cláusula de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952.
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El caso también incluyó acusaciones de que Khalil ocultó información en su solicitud de tarjeta verde en 2024, como su trabajo con una agencia de la ONU para refugiados palestinos. Sin embargo, sus defensores sostienen que estas alegaciones son un pretexto para silenciar su activismo. La Oficina del Alcalde de Nueva York no ha comentado directamente sobre el caso, pero ha reiterado su compromiso con las comunidades inmigrantes en medio de un aumento de operativos de la ICE, que han detenido a 39 personas en un solo día en la ciudad este año.
Reacciones y Contexto
La deportación de Khalil ha provocado protestas en Nueva York, con manifestaciones frente al campus de Columbia y el centro de detención en Luisiana. La New York Immigration Coalition ha condenado la decisión, exigiendo reformas para proteger a los inmigrantes que ejercen su derecho a protestar. En El Bronx y Queens, líderes comunitarios han organizado foros para informar a los residentes sobre sus derechos ante la ICE, mientras iglesias locales ofrecen refugio a quienes temen redadas. La Arquidiócesis de Nueva York reportó que 10 parroquias están brindando apoyo a familias afectadas.
A nivel nacional, el caso ha puesto bajo escrutinio una disposición de la Ley de Inmigración que permite al secretario de Estado deportar a no ciudadanos por motivos de política exterior, incluso si sus acciones son legales. La National Immigration Law Center señaló que esta cláusula, usada raramente, plantea riesgos para la libertad de expresión de los inmigrantes. En Washington, el Departamento de Seguridad Nacional defendió la medida, afirmando que es parte de un esfuerzo más amplio para abordar el activismo considerado “antisemita”.
Casos de deportación: un futuro incierto
Mientras Khalil enfrenta su posible traslado a Siria o Argelia, su esposa y sus seguidores continúan abogando por su liberación. La comunidad de Columbia, donde Khalil obtuvo un máster en Asuntos Internacionales, ha organizado vigilias, y estudiantes han prometido mantener viva la causa palestina. La Universidad de Columbia no ha emitido declaraciones oficiales, pero el ambiente en el campus refleja división, con algunos apoyando a Khalil y otros pidiendo un enfoque más equilibrado en el debate sobre Gaza.
En Nueva York, donde los refugios para migrantes ya enfrentan desafíos por el temor a redadas, el caso Khalil añade presión a las autoridades locales. La ciudad santuario lucha por mantener su promesa de protección, mientras eventos como el próximo Maratón de Nueva York desvían recursos de seguridad. Los casos de deportación como este seguirán generando titulares, y la historia de Mahmoud Khalil, lejos de terminar, parece ser solo el comienzo de una conversación más amplia sobre los derechos de los inmigrantes en EE.UU.