La reciente audiencia en el juicio de los hermanos Lyle y Erik Menéndez ha causado una conmoción aún mayor debido a un trágico incidente que involucra a un miembro cercano de la familia. Terry Baralt, tía de los acusados y hermana de José Menéndez, fue hallada inconsciente en una habitación en su hogar de Nueva Jersey. Actualmente, se encuentra en estado crítico en un hospital de la región, y su familia culpa directamente a la fiscalía de Los Ángeles por su grave estado de salud. Este caso ha puesto en evidencia la tensión emocional que rodea el juicio de los Menéndez, con la familia acusando a los fiscales de no haber tenido en cuenta las consecuencias psicológicas de sus acciones.
La angustia causada por la exhibición de fotos gráficas
El 5 de abril de 2025, la sala de audiencias en Los Ángeles fue escenario de una nueva y dolorosa audiencia en el juicio que busca reabrir el caso de los hermanos Menéndez, quienes cumplen condenas de cadena perpetua por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, ocurrido en 1989. Durante esta sesión, la Fiscalía del Condado de Los Ángeles, bajo la dirección de Nathan Hochman, presentó una serie de imágenes gráficas que ilustraban la escena del crimen, incluyendo fotografías del cuerpo sin vida de José Menéndez. La decisión de mostrar tales imágenes fue tomada sin una advertencia previa, lo que generó una gran angustia entre los familiares presentes, incluyendo a Terry Baralt.
Según la familia Menéndez, la exhibición de las fotografías fue un acto «traumatizante» que no solo causó un dolor profundo en los asistentes, sino que, en el caso de Terry Baralt, resultó en un colapso físico y emocional que la dejó inconsciente. En un comunicado emitido por los familiares, se calificó la decisión de la fiscalía como «completamente evitable» y se acusó a los fiscales de violar la Ley de Marsy, la cual exige que se trate a las víctimas y sus familiares con empatía y respeto. «Nadie nos preparó. No hubo advertencia, ni humanidad, solo conmoción y dolor infligido a personas que ya han soportado décadas de sufrimiento», afirmó la familia Menéndez.
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Diane Hernández (i), sobrina de Kitty Menéndez, se seca una lágrima durante una conferencia de prensa con el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, George Gascon, donde anunció su recomendación de volver a condenar a Lyle y Erik Menéndez, quienes cumplen dos condenas consecutivas de cadena perpetua sin libertad condicional, en Los Ángeles, California (EE.UU.). EFE/Allison Dinner
El papel de la Fiscalía en la controversia
El abogado de la familia Menéndez, Bryan Freedman, fue rotundo en su acusación hacia los fiscales, sugiriendo que las imágenes fueron presentadas con una falta de consideración deliberada. Según Freedman, los fiscales estaban al tanto del impacto emocional que esas pruebas podrían generar, pero optaron por no ofrecer ninguna advertencia previa, lo que resultó en un sufrimiento innecesario para los familiares presentes en la sala.
El incidente ha avivado el debate sobre la ética en los procedimientos judiciales, especialmente cuando se trata de casos tan emocionalmente cargados como el de los hermanos Menéndez. Para muchos, el juicio ha sido una serie de eventos dolorosos que reavivan viejas heridas, tanto para los acusados como para sus familiares cercanos. La presencia de imágenes tan gráficas no solo fue vista como una agresión a los sentimientos de los familiares, sino como una táctica innecesaria que exacerba el sufrimiento ya vivido por la familia.
La Fiscalía del Condado de Los Ángeles, en respuesta a las críticas, emitió un comunicado en el que expresaron su pesar por la angustia causada a los asistentes del juicio. En el mensaje, se afirmó que «nunca pretendemos causar angustia o dolor a las personas que asisten a una audiencia judicial», pero que la naturaleza de las pruebas en el caso de los Menéndez era innegablemente «profundamente emocional». La fiscalía también defendió su derecho a mostrar pruebas gráficas como parte de su estrategia para ilustrar la brutalidad y premeditación de los asesinatos, al señalar que «la verdad, por dolorosa que sea, debe salir a la luz». A pesar de las disculpas por no haber advertido con antelación sobre las imágenes, la fiscalía subrayó que estas evidencias son esenciales para el caso.
Fotografía de archivo de familiares de Erik y Lyle Menéndez en una rueda de prensa para pedir su liberación (EE.UU.). EFE/EPA/ Caroline Brehman
La familia Menéndez se siente traicionada
La familia de los hermanos Menéndez no solo ha expresado su frustración con la fiscalía, sino que también ha manifestado un profundo sentimiento de traición por parte del sistema judicial. En su comunicado, la familia subrayó que la angustia causada por la presentación de las imágenes ha tenido consecuencias devastadoras, especialmente para Terry Baralt, quien, según los informes médicos, podría no recuperarse completamente de este episodio. «Nuestra familia está dolida. Puede que Terry no se recupere de lo que le hicieron… Nos merecemos algo mejor», declaró un miembro de la familia.
Terry Baralt, de 85 años, ha sido una figura de apoyo constante para sus sobrinos, Lyle y Erik Menéndez, quienes han mantenido su inocencia en el asesinato de sus padres, afirmando que sus acciones fueron el resultado de un abuso prolongado y psicológico por parte de José y Kitty Menéndez. Baralt ha defendido públicamente a los hermanos en varias ocasiones, señalando que, a pesar de lo que sucedió, sus sobrinos ya han pagado por su crimen con 35 años de encarcelamiento.
Durante una entrevista reciente con Matt Gutman de ABC News, Baralt reiteró su creencia de que los hermanos Menéndez deberían ser liberados, asegurando que «ya han pagado» y que «la gente tiene que creer que están arrepentidos». Este apoyo continuo de Baralt hacia los hermanos ha sido un factor clave en el juicio, pues muchas personas en la familia consideran que su participación activa en el caso hace que el impacto emocional de los procedimientos judiciales sea aún más severo.