El nombre de Eric Adams, alcalde de Nueva York, resonó en titulares mundiales tras ser acusado en septiembre de 2024 por cargos federales que incluían soborno, fraude electrónico y recepción de contribuciones ilegales de campaña. Las acusaciones, presentadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, señalaban que Adams, un ex capitán de policía convertido en político, había abusado de su poder durante casi una década, desde su tiempo como presidente del condado de Brooklyn hasta su gestión como líder de la ciudad más grande del país. Aunque el caso fue desestimado este miércoles por el juez federal Dale E. Ho, los detalles de lo que se le imputaba al alcalde siguen generando debate entre los neoyorquinos y más allá.
El caso contra Eric Adams se centró en una supuesta red de favores y beneficios ilegales que involucraba a empresarios y funcionarios turcos. Según la acusación de 57 páginas, Adams habría aceptado más de $123,000 en viajes de lujo, mejoras de vuelos y estadías en hoteles opulentos, todo financiado por ciudadanos turcos desde 2016. A cambio, se alegaba que el alcalde presionó al Departamento de Bomberos de Nueva York para aprobar la apertura de un consulado turco en Manhattan, a pesar de que el edificio no había pasado una inspección de seguridad contra incendios. Este intercambio, según los fiscales, era parte de un esquema que también incluía contribuciones ilegales a su campaña de 2021 para la alcaldía.
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Los detalles del esquema de donaciones Ilegales
La investigación reveló que Eric Adams y sus asociados habrían utilizado “donantes de paja” para canalizar fondos extranjeros hacia su campaña, violando las leyes electorales estadounidenses. Estos donantes, presuntamente vinculados a intereses turcos, habrían ayudado a Adams a obtener millones en fondos públicos a través del programa de financiación de campañas de Nueva York, que prohíbe explícitamente las contribuciones de no ciudadanos o entidades extranjeras. El Departamento de Justicia afirmó que Adams ocultó estas transacciones mediante registros falsos y eliminando mensajes comprometedores, lo que llevó a un cargo de conspiración por fraude electrónico entre los cinco presentados en su contra.
El entonces fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York, Damian Williams, describió el caso como un ejemplo de “corrupción sistémica” que ponía en riesgo la integridad del sistema democrático. Adams, por su parte, se declaró no culpable y afirmó que las acusaciones eran una represalia política por sus críticas a las políticas migratorias de la administración Biden. La narrativa del alcalde ganó fuerza cuando el Departamento de Justicia, bajo la dirección de la administración Trump, solicitó en febrero de 2025 abandonar el caso, argumentando que interfería con su capacidad para abordar la inmigración ilegal y el crimen en la ciudad.
Eric Adams y la presión al departamento de bomberos
Uno de los episodios más destacados de las acusaciones giraba en torno a la apertura del consulado turco en 2021. Los fiscales alegaron que Eric Adams intervino directamente para acelerar el proceso, a pesar de las preocupaciones de seguridad planteadas por el Departamento de Bomberos. Este acto, según la acusación, fue un favor directo a sus benefactores turcos, quienes habrían financiado vuelos a destinos como Francia, China y Sri Lanka, además de estancias en hoteles de lujo. Adams negó haber actuado de manera indebida, insistiendo en que solo buscaba ayudar a un “constituyente” en un asunto rutinario.
El caso dio un giro inesperado cuando el juez Ho lo desestimó con perjuicio, lo que significa que los cargos no pueden ser presentados nuevamente. La decisión llegó tras una solicitud del Departamento de Justicia, liderada por el fiscal general adjunto Emil Bove, quien argumentó que el proceso había sido politizado. Sin embargo, la desestimación no borró las preguntas sobre la conducta de Adams. La oficina del alcalde celebró el fallo como una victoria, con su abogado Alex Spiro afirmando que “la justicia había prevalecido” para Adams y los 8.3 millones de neoyorquinos que representa.
A pesar del cierre legal, el impacto político persiste. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, evaluó en febrero la posibilidad de destituir a Adams, aunque finalmente optó por no hacerlo. Ahora, con las primarias demócratas de junio en el horizonte, rivales como el ex gobernador Andrew Cuomo han intensificado sus críticas, acusando a Adams de comprometer la confianza pública. Mientras tanto, el alcalde sigue adelante, enfocándose en temas como la seguridad y la economía local, decidido a dejar atrás este capítulo que, aunque cerrado en los tribunales, sigue vivo en la opinión pública.
