El Pentágono anunció el 11 de abril de 2025 la suspensión de la coronel Susannah Meyers, comandante de la base militar de Pituffik Space Base en Groenlandia, tras un incidente que ha desatado controversia en el ámbito militar y político de Estados Unidos.
Meyers, quien lideraba el 821st Space Base Group, fue relevada de su cargo por lo que la Fuerza Espacial de EE.UU. describió como una “pérdida de confianza en su capacidad de liderazgo”. La decisión llega días después de que enviara un correo a todo el personal de la base, distanciándose de las declaraciones del vicepresidente JD Vance durante su visita el 28 de marzo, lo que generó tensiones con la administración de Donald Trump, quien ha expresado un fuerte interés en el control de Groenlandia.
El correo de Meyers, enviado el 31 de marzo, abordaba la visita de Vance y sus comentarios sobre la relación de EE.UU. con Dinamarca, país que administra Groenlandia como territorio autónomo. Según un comunicado oficial de la Fuerza Espacial, Meyers escribió: “No pretendo entender la política actual, pero sé que las preocupaciones expresadas por el vicepresidente no reflejan a Pituffik Space Base”. La Oficina del Portavoz del Pentágono, encabezada por Sean Parnell, calificó el mensaje como un intento de “socavar la cadena de mando” y afirmó que “acciones contrarias a la agenda del presidente Trump no serán toleradas”. El coronel Shawn Lee asumió el mando de la base de manera inmediata.
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La base de Pituffik, ubicada a unos 1,200 kilómetros del Círculo Ártico, es el puesto militar más septentrional del Pentágono, con un rol clave en la vigilancia espacial y la defensa antimisiles. La suspensión de Meyers ocurre en un momento en que la administración Trump busca reforzar su presencia en el Ártico, incluyendo una renovada presión para adquirir Groenlandia, una idea que el presidente ha defendido como “esencial para la seguridad nacional”, según declaraciones de la Casa Blanca en marzo.
Pentágono en Groenlandia: Un correo que desató la tormenta
La visita de Vance a Pituffik tenía como objetivo enviar un mensaje a Dinamarca sobre los cambios políticos que la administración Trump desea implementar en la región. Durante su recorrido, acompañado por su esposa Usha Vance y el asesor de seguridad nacional Michael Waltz, el vicepresidente criticó la gestión danesa de Groenlandia, alegando que trata a los groenlandeses como “ciudadanos de segunda clase”, según un informe del Departamento de Estado. El Pentágono respaldó estas declaraciones, pero el correo de Meyers reflejó una postura distinta, lo que llevó a su rápida suspensión.
La Fuerza Espacial destacó que los comandantes deben adherirse a “los más altos estándares de conducta, especialmente en mantener una postura no partidista”. Meyers, quien asumió el mando en julio de 2024, había sido elogiada por su liderazgo en la base, hogar de unos 600 efectivos, entre personal militar estadounidense, danés y groenlandés, según datos de la Oficina de Operaciones de la Fuerza Espacial. Sin embargo, su mensaje interno fue interpretado como un desafío directo a las prioridades de la Casa Blanca.
El gobierno de Dinamarca, por su parte, reaccionó con firmeza. El ministro de Asuntos Exteriores, Lars Lokke Rasmussen, expresó su rechazo al “tono” de la administración Trump respecto a Groenlandia, subrayando que el territorio “no está en venta”. Esta postura fue secundada por el primer ministro groenlandés, Jens-Frederik Nielsen, quien calificó las ambiciones de Trump como “una amenaza a nuestra independencia política”, según un comunicado de la Oficina del Gobierno de Groenlandia.
Tensiones árticas en aumento
El incidente en Pituffik Space Base se da en un contexto de creciente interés del Pentágono en el Ártico, donde Rusia y China han intensificado sus actividades. La base, antes conocida como Thule Air Base, fue renombrada en 2023 para reflejar su rol en la Fuerza Espacial y honrar la herencia cultural groenlandesa. Equipada con radares de alerta temprana y sistemas de vigilancia espacial, es considerada un activo estratégico por el Departamento de Defensa, que en 2024 actualizó su estrategia ártica para contrarrestar la presencia de potencias rivales.
La suspensión de Meyers ha sido aplaudida por algunos senadores republicanos, como Tommy Tuberville de Alabama, quien afirmó que “necesitamos líderes alineados con nuestra seguridad nacional”. Sin embargo, también ha levantado preguntas sobre la autonomía de los comandantes militares frente a presiones políticas. La Oficina de Presupuesto del Pentágono estima que las operaciones en Pituffik generan un costo anual de $500 millones, una inversión que la administración Trump busca justificar con una mayor influencia en la región.
Por ahora, el caso sigue resonando en Washington y Copenhague, mientras los habitantes de Groenlandia observan con recelo las maniobras de EE.UU. en su territorio. La suspensión de Meyers podría ser solo el primer paso en una escalada de tensiones que definirá el futuro del Ártico.