Récord de estadounidenses quieren ser británicos desde el regreso de Trump al poder
Un número récord de ciudadanos estadounidenses solicitó la nacionalidad británica durante los primeros meses del segundo mandato del presidente Donald Trump. Entre enero y marzo de 2025, el Ministerio del Interior del Reino Unido recibió 1.931 solicitudes, el total más alto registrado desde que comenzaron los registros oficiales en 2004. Este aumento representa un crecimiento del 12 % con respecto al trimestre anterior y continúa la tendencia al alza observada desde octubre de 2024, cuando Trump fue reelegido.
Las cifras oficiales también revelan que no solo hay un incremento en las solicitudes, sino también en las concesiones de estatus de asentamiento, un paso previo a la ciudadanía plena. En 2024, más de 5.500 estadounidenses obtuvieron este estatus, un 20 % más que el año anterior. El estatus de asentado permite vivir, trabajar y estudiar en el Reino Unido de forma indefinida, y puede utilizarse como base para una posterior solicitud de ciudadanía.
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Un patrón que se repite: Trump y el éxodo ciudadano
El aumento en las solicitudes de nacionalidad británica durante el segundo mandato de Trump parece replicar un fenómeno registrado durante su primer período presidencial. En 2020, en plena pandemia por COVID-19, las solicitudes de ciudadanía y renuncias a la nacionalidad estadounidense también se dispararon. Solo en los primeros seis meses de ese año, más de 5.800 ciudadanos estadounidenses renunciaron a su pasaporte, casi tres veces más que en todo 2019.
De acuerdo con Alistair Bambridge, socio de Bambridge Accountants —una firma especializada en fiscalidad internacional— muchas de estas personas ya habían emigrado y decidieron formalizar su salida definitiva del país. Las razones citadas con más frecuencia incluyen el malestar con el clima político, la gestión de crisis internas y el peso del sistema fiscal estadounidense, que grava a los ciudadanos incluso si residen en el extranjero.
Cambios políticos en Europa endurecen el camino a la ciudadanía
Aunque el interés por obtener una nueva nacionalidad en Europa crece, los caminos para conseguirla son cada vez más complejos. El Reino Unido, ahora gobernado por el primer ministro Keir Starmer, ha anunciado nuevas políticas para endurecer el acceso a la ciudadanía. Entre las propuestas figura la extensión del plazo de espera para quienes desean naturalizarse, así como restricciones adicionales a los inmigrantes legales.
Italia también ha adoptado medidas similares. Esta semana, entró en vigor una ley que elimina la posibilidad de obtener la ciudadanía a través de ascendencia de bisabuelos, una ruta que era común entre estadounidenses con raíces italianas. Además, el país ha reforzado los requisitos para la concesión de visados a ciudadanos no pertenecientes a la Unión Europea, lo que complica la migración desde Estados Unidos.
Motivaciones: entre política, impuestos y calidad de vida
Expertos señalan que detrás del aumento de solicitudes de ciudadanía británica hay una combinación de factores. A nivel político, el regreso de Trump ha intensificado la polarización en Estados Unidos, lo que motiva a algunos a buscar una alternativa de vida en países percibidos como más estables. En términos fiscales, el sistema tributario de EE.UU. sigue siendo una carga para quienes viven fuera del país, ya que exige declaraciones anuales y pagos incluso cuando no se reside en territorio estadounidense.
Para muchos solicitantes, el Reino Unido representa una oportunidad de mantener acceso a un estilo de vida occidental, con derechos similares a los que gozan en Estados Unidos, pero sin la presión política o fiscal que sienten bajo el actual gobierno. La ciudadanía británica también abre puertas a Europa a través de acuerdos bilaterales, especialmente en educación y empleo, lo que la convierte en una opción atractiva.
Tendencia que podría continuar
Con los desafíos internos en Estados Unidos y las restricciones crecientes en Europa, se espera que el número de solicitudes de ciudadanía británica siga fluctuando. Sin embargo, los datos disponibles apuntan a una tendencia sostenida entre ciertos grupos de estadounidenses que buscan seguridad jurídica, estabilidad política y alternativas fiscales más favorables fuera de su país de origen.