El Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos (USOPC) anunció el lunes 21 de julio de 2025 una nueva política que veta a mujeres transgénero en competencias deportivas femeninas, alineándose con la orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump. Esta medida, que responde a la directriz federal conocida como “No Men in Women’s Sports Executive Order”, ha generado un intenso debate sobre equidad, inclusión y las implicaciones para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. A continuación, exploramos las razones detrás de esta decisión y su impacto en el panorama deportivo.
Razones detrás del veto a mujeres trans
La nueva política, publicada en el sitio web del USOPC, lleva el nombre de “Política de Seguridad para Atletas” y establece que las mujeres trans no podrán competir en categorías femeninas. Aunque el documento de 27 páginas evita mencionar explícitamente la palabra “transgénero”, deja claro que la exclusión se basa en la orden ejecutiva 14201, firmada por Trump el 5 de febrero de 2025. Esta directriz obliga a todas las federaciones deportivas nacionales de EE.UU. a adoptar un criterio uniforme, eliminando el enfoque previo que permitía decisiones caso por caso basadas en evidencia científica. El USOPC justificó la medida como una obligación para cumplir con las expectativas federales, tras sostener conversaciones con funcionarios del gobierno.
Por su parte, el comunicado del comité subraya el compromiso de trabajar con el Comité Olímpico Internacional (COI), el Comité Paralímpico Internacional (CPI) y los órganos nacionales de cada deporte para garantizar un “entorno de competición justo y seguro”. Sin embargo, la política no detalla cómo se implementará en la práctica ni si algún atleta olímpico será excluido de los Juegos de 2028, lo que ha generado incertidumbre entre las federaciones deportivas.
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Impacto del veto a mujeres trans en las federaciones
La nueva normativa afecta a las 54 federaciones deportivas bajo la órbita del USOPC, que deberán ajustar sus reglas a partir del 1 de agosto. Por ejemplo, USA Fencing anunció que las mujeres trans solo podrán competir en categorías masculinas, mientras que atletas no binarios, hombres transgénero e intersexuales también enfrentarán restricciones similares. Este cambio marca un giro significativo respecto a la flexibilidad anterior, cuando cada federación podía establecer sus propios criterios basados en factores como niveles hormonales o características físicas específicas para cada disciplina.
Pese a todo, la medida no ha identificado aún casos específicos de atletas olímpicos afectados. En la historia reciente, ninguna mujer transgénero ha ganado una medalla olímpica compitiendo abiertamente como tal. Laurel Hubbard, levantadora de pesas neozelandesa, hizo historia en Tokio 2021 como la primera mujer trans en competir en unos Juegos, pero no logró subir al podio. En el caso de EE.UU., atletas como Nikki Hiltz, identificada como no binaria y séptima en los 1.500 metros en París 2024, no se verán afectadas por esta política, ya que fueron asignadas mujeres al nacer.
Debate global sobre el veto a mujeres trans
La decisión del USOPC se enmarca en un debate internacional sobre la inclusión de atletas transgénero e intersexuales en el deporte. Mientras el COI permite que cada federación determine sus propios criterios, buscando un equilibrio entre equidad e inclusión, países como EE.UU. han optado por políticas más estrictas. Federaciones internacionales de atletismo y ciclismo, por ejemplo, han establecido límites específicos, como restricciones en niveles de testosterona, para permitir la participación de mujeres trans. En contraste, la nueva política estadounidense adopta un enfoque más rígido, alineado con la visión de la Administración Trump de priorizar la categoría de sexo asignado al nacer.
En consecuencia, la medida ha generado críticas de organizaciones defensoras de los derechos LGBTQ+, que argumentan que excluye a atletas trans sin evidencia científica sólida que demuestre una ventaja competitiva significativa. Mientras tanto, defensores de la política sostienen que protege la equidad en las competencias femeninas. A medida que se acerca la fecha límite para la implementación, el impacto en los atletas y las federaciones seguirá siendo un tema candente en el ámbito deportivo.