Cine bajo fuego: los nuevos aranceles podrían vaciar las carteleras internacionales en EE.UU.
El presidente Donald Trump anunció este domingo su intención de imponer un arancel del 100% a todas las películas producidas fuera de Estados Unidos. A través de una publicación en Truth Social, el mandatario justificó la medida como un intento de “revivir la industria cinematográfica estadounidense”, la cual, según él, está siendo “devastada” por incentivos fiscales ofrecidos por otros países.
“La industria cinematográfica estadounidense está muriendo rápidamente. Otros países ofrecen todo tipo de incentivos para alejar a nuestros cineastas y estudios de Estados Unidos”, escribió. “¡Queremos películas hechas en Estados Unidos, otra vez!”
Trump indicó que ya instruyó al Departamento de Comercio y al Representante Comercial de EE.UU. para iniciar el proceso de implementación del arancel, aunque no precisó cómo se aplicará, dado que las películas —como propiedad intelectual— no suelen estar sujetas a tarifas de importación tradicionales.
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¿Cómo funcionaría un arancel al cine extranjero?
El cine, como producto audiovisual, se clasifica internacionalmente como un servicio. Esto significa que no se trata de un bien tangible como el acero o el automóvil, lo cual complica su tratamiento arancelario. Sin embargo, expertos señalan que el gobierno podría valerse de barreras comerciales no arancelarias, como cuotas de contenido, regulaciones de licenciamiento o incentivos fiscales que desincentiven su distribución.
El Representante Comercial de EE.UU. ha criticado este tipo de medidas por parte de otros países en el pasado, alegando que limitan el acceso de los productos culturales estadounidenses. Ahora, en un giro inesperado, el propio Trump propone aplicar una política similar desde Washington.
Un golpe al consumo de cine internacional
La medida ha encendido las alarmas en la industria del entretenimiento, pues afectaría directamente la disponibilidad y el costo del cine extranjero en EE.UU. Esto incluye desde grandes producciones europeas hasta filmes independientes que cada año forman parte de festivales como Sundance, Tribeca o el New York Film Festival.
Además, muchas plataformas de streaming como Netflix, Max y Amazon Prime ofrecen en sus catálogos títulos de todo el mundo. Una política proteccionista de este tipo podría obligarlas a eliminar contenido o aumentar precios, afectando directamente a los consumidores.
Incentivos fiscales fuera de EE.UU. y la “fuga de producciones”
Toronto, Londres, Dublín, Praga y Nueva Zelanda se han convertido en hubs atractivos para la filmación de películas y series debido a generosos incentivos fiscales. Desde hace más de una década, grandes estudios estadounidenses han trasladado parte de sus producciones a estas ciudades para reducir costos.
En respuesta, el gobernador de California, Gavin Newsom, ha propuesto ampliar los créditos fiscales estatales para que la industria vuelva a filmar en Hollywood. Sin embargo, la propuesta de Trump va un paso más allá, al buscar castigar económicamente cualquier producto audiovisual que no tenga origen en suelo estadounidense.
Hollywood no está “devastado”, pero sí en transformación
Aunque Trump describió a Hollywood como una industria en ruinas, los datos muestran una realidad más compleja. La recaudación en taquilla dentro de Estados Unidos alcanzó casi $12 mil millones en 2018, pero cayó drásticamente en 2020 durante la pandemia. A pesar de una recuperación parcial, las cifras no han regresado a los niveles prepandemia, y el número de estrenos se ha reducido casi a la mitad.
Por otro lado, las plataformas de streaming han transformado los hábitos de consumo. Disney+, por ejemplo, reportó su primer trimestre con ganancias en 2024, y Max sigue aumentando su base de usuarios. Sin embargo, la rentabilidad del sector sigue en discusión.
Una nueva frontera en la guerra comercial de Trump
Durante su presidencia, Trump impuso aranceles a productos clave como acero, aluminio, automóviles y bienes importados desde China, México y Canadá. Ahora, extiende su estrategia proteccionista al ámbito cultural, lo que representaría un precedente inédito.
Si se concreta el arancel del 100% a películas extranjeras, sería la primera vez que Estados Unidos aplica una medida de este tipo sobre servicios culturales. El impacto podría ser amplio: desde cadenas de cine hasta festivales, distribuidores y usuarios comunes.
¿Un conflicto cultural global?
Gobiernos de países como Francia, Corea del Sur y España —grandes exportadores de cine— ya han expresado su preocupación ante la posibilidad de que sus industrias audiovisuales queden fuera del mayor mercado de distribución mundial. En paralelo, China ha anunciado que podría reducir la entrada de películas estadounidenses como respuesta.
Aunque el objetivo declarado de Trump es “proteger la industria”, las consecuencias económicas, diplomáticas y culturales de una medida como esta podrían ser más complejas de lo que aparenta el discurso.