En los últimos meses, el sarampión ha resurgido como una preocupación en Estados Unidos. A pesar de los esfuerzos de vacunación en las últimas décadas, los brotes de sarampión se han intensificado en varias regiones del país. Ante este escenario, muchos se preguntan: ¿Es posible que los adultos reciban una vacuna de refuerzo para protegerse del sarampión? A continuación, exploramos esta inquietud, la situación actual del sarampión y las respuestas que los expertos en salud pública ofrecen.
Aumento del sarampión en EE.UU.
El sarampión, una enfermedad viral altamente contagiosa, había sido en gran parte controlada en EE.UU. gracias a las vacunas y a la inmunización masiva, especialmente durante las últimas décadas. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un aumento en los casos de sarampión, lo que ha generado alarma en la comunidad médica y en los organismos de salud pública.
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El sarampión se transmite por aire y es altamente contagioso, lo que significa que puede propagarse rápidamente en lugares públicos. Las personas no vacunadas son las más vulnerables, y los brotes suelen ocurrir cuando las tasas de vacunación disminuyen, lo que permite que el virus se propague. Según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los brotes de sarampión han sido más frecuentes en áreas donde las tasas de vacunación han caído por debajo de los niveles recomendados para lograr la inmunidad colectiva.
Además, las campañas de desinformación sobre la seguridad de las vacunas, junto con las crecientes tasas de reticencia a la vacunación, han contribuido al resurgimiento de esta enfermedad, que había sido casi erradicada en EE.UU.
Imagen de dos niñas en una campaña de vacunación . EFE/Thais Llorca
¿Es necesario un refuerzo para los adultos?
La preocupación ha llevado a muchos adultos a preguntarse si es necesario que reciban una vacuna de refuerzo, especialmente aquellos que no han sido vacunados o no tienen pruebas claras de su inmunización. La respuesta de los expertos depende de varios factores, incluida la edad, el historial de vacunación y el riesgo de exposición.
En general, los adultos nacidos antes de 1957 se consideran inmunes debido a que la mayoría de las personas de esa generación probablemente estuvieron expuestas al virus en algún momento de su vida. Sin embargo, los adultos más jóvenes, especialmente aquellos nacidos después de 1957, que podrían no haber recibido la vacuna, pueden estar en riesgo.
Imagen de archivo de vacunas. Foto Tasso Marcelo
¿Quiénes deberían considerar un refuerzo?
Los adultos que podrían necesitar una vacuna de refuerzo son aquellos que no tienen evidencia clara de haber recibido la vacuna MMR (sarampión, paperas, rubéola) o aquellos que no tienen antecedentes de haber tenido sarampión. Los CDC recomiendan que los adultos que no hayan recibido la vacuna o que no estén seguros de su historial de vacunación reciban una dosis de refuerzo, especialmente si se encuentran en ambientes de alto riesgo o si están viajando a áreas donde los brotes de sarampión son más comunes.
Por ejemplo, los adultos que trabajan en entornos de atención médica, los que viajan a países con brotes de sarampión o los que tienen contacto cercano con niños pequeños deben asegurarse de estar completamente inmunizados. Además, los adultos que nunca recibieron la vacuna en la infancia o no tienen pruebas de haberla recibido deberían considerar la vacunación como una medida preventiva.