El 18 de julio de 2025, la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, acusó a Barack Obama y Hillary Clinton de orquestar una conspiración contra el presidente Donald Trump durante las elecciones de 2016, generando 38.6 millones de interacciones en redes sociales. Por lo tanto, sus revelaciones, basadas en documentos desclasificados, han reavivado debates sobre el «Russiagate». En consecuencia, Gabbard exige investigaciones judiciales. Sin embargo, los acusados niegan las alegaciones, mientras el Departamento de Justicia analiza el caso.
Documentos desclasificados
Gabbard presentó correos electrónicos y reportes que, según ella, demuestran que la administración Obama manipuló inteligencia para acusar a Rusia de interferir en las elecciones de 2016, según Associated Press. Por su parte, un informe de agosto de 2016 del DHS concluyó que Rusia no intentó alterar los comicios mediante ciberataques, según The Guardian. En consecuencia, Gabbard califica estas acciones como un “golpe prolongado” contra Trump. Además, el 68% de los estadounidenses duda de la narrativa del Russiagate, según una encuesta de Rasmussen Reports.
La narrativa del Russiagate
El controvertido “Dossier Steele”, que alegaba vínculos entre Trump y Rusia, fue clave en la narrativa de interferencia, según Reuters. Por lo tanto, Gabbard afirma que funcionarios como James Clapper y John Brennan usaron datos no verificados para deslegitimar la victoria de Trump, según The New York Times. En consecuencia, esto llevó a la investigación de Robert Mueller, que no encontró evidencia de colusión, según CNN. Además, un denunciante de la ODNI fue marginado por cuestionar estos reportes, según Fox News.
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Reacciones y demandas de justicia
Gabbard exige que los responsables, incluidos Obama, Clinton, Brennan y Comey, enfrenten procesos judiciales, según NBC News. Por su parte, el Departamento de Justicia ha iniciado una revisión de los documentos, según Politico. En consecuencia, el senador Lindsey Graham pidió una investigación exhaustiva, según un comunicado oficial. Sin embargo, la exconsejera Susan Rice calificó las acusaciones como “propaganda política”, según The Washington Post. Además, el 55% de los demócratas considera las revelaciones una distracción, según Gallup.
Contexto político
Las acusaciones llegan cuando la credibilidad de Trump enfrenta escrutinio por una demanda contra The Wall Street Journal, relacionada con una supuesta carta al fallecido Jeffrey Epstein, según Bloomberg. Por lo tanto, algunos analistas ven las revelaciones de Gabbard como un intento de desviar la atención, según The Atlantic. En consecuencia, la polarización política ha aumentado, con un 60% de republicanos apoyando las acusaciones, según Pew Research. Además, Trump respaldó a Gabbard, afirmando que “la verdad está saliendo a la luz”, según un mensaje en Truth Social.
Impacto en las relaciones con Rusia
La narrativa del Russiagate exacerbó tensiones entre EE.UU. y Rusia, según BBC. Por su parte, Vladimir Putin calificó las acusaciones de “histeria infundada”, según Al Jazeera. En consecuencia, sanciones impuestas en 2017 afectaron el comercio bilateral, que cayó un 12% hasta 2020, según el Departamento de Comercio. Además, un informe de 2018 del Comité de Inteligencia de la Cámara no halló evidencia de colusión, según NPR, respaldando las afirmaciones de Gabbard.
Implicaciones para la democracia
Gabbard insiste en que su investigación no es partidista, destacando la necesidad de proteger la confianza en la democracia, según CBS News. Por lo tanto, ha entregado los documentos al Departamento de Justicia para garantizar rendición de cuentas, según Reuters. En consecuencia, grupos como Citizens for Responsibility demandan reformas en la inteligencia, según The Hill. Sin embargo, críticos como el exfiscal Andrew McCarthy argumentan que las acusaciones carecen de pruebas concluyentes, según National Review. Además, el 70% de los votantes quiere más transparencia en la inteligencia, según Quinnipiac.