Una triste noticia sacudió al fútbol venezolano esta semana: Deyna Castellanos, la máxima referente de la Vinotinto femenina, anunció que no participará en las próximas convocatorias de la selección debido al temor migratorio que enfrenta en Estados Unidos, donde reside y juega. La delantera de las Portland Thorns en la NWSL expresó su preocupación por las políticas migratorias impulsadas por el gobierno estadounidense, que generan incertidumbre sobre su capacidad para regresar al país tras viajar al extranjero. La decisión, tomada con pesar, marca un momento crítico para el equipo nacional y refleja los desafíos que enfrentan las atletas internacionales en un contexto político complejo.
Castellanos, de 25 años, explicó que la incertidumbre sobre las restricciones de viaje la llevó a priorizar su estabilidad profesional. “Es muy triste para mí no poder estar con la selección, pero siento que quedarme es lo más seguro ahora mismo”, señaló la jugadora en una declaración oficial. Su ausencia se sintió en los recientes amistosos contra Panamá, programados durante la ventana FIFA de abril de 2025. La Federación Venezolana de Fútbol (FVF) confirmó que, además de Deyna, otras jugadoras de la NWSL, como Bárbara Olivieri, Marianyela Jiménez y Gabriela Angulo, también declinaron la convocatoria por razones similares.
El anuncio ha generado un profundo impacto entre los aficionados venezolanos, quienes ven en Castellanos un símbolo de orgullo nacional. La atacante, conocida por su talento y liderazgo, ha sido la máxima goleadora histórica de la Vinotinto, con 22 goles en 38 partidos. Sin embargo, la situación política entre Venezuela y Estados Unidos, marcada por tensiones diplomáticas, ha complicado los desplazamientos de las jugadoras que compiten en ligas extranjeras.
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El temor migratorio que afecta al fútbol femenino
La decisión de Castellanos no es un caso aislado. La Administración Federal de Inmigración de Estados Unidos ha implementado medidas más estrictas para los ciudadanos de ciertos países, incluyendo Venezuela, lo que ha generado preocupación entre los atletas con visas P-1, utilizadas por profesionales del deporte. La posibilidad de restricciones adicionales, como las mencionadas por el Departamento de Estado, ha llevado a varias jugadoras a evitar viajes internacionales. “No sabemos cuándo será seguro viajar sin arriesgar nuestro futuro aquí”, expresó una fuente cercana a la FVF.
La NWSL, una de las ligas más competitivas del mundo, alberga a decenas de jugadoras extranjeras que enfrentan dilemas similares. Por ejemplo, la Asociación de Fútbol de Zambia confirmó que cuatro de sus jugadoras, también basadas en Estados Unidos, no viajaron a un torneo en China por el mismo temor migratorio. Este fenómeno pone de manifiesto cómo las políticas globales afectan directamente al deporte, obligando a las atletas a tomar decisiones que van más allá de lo deportivo.
En el caso de Deyna, su contrato con las Portland Thorns y su residencia en Estados Unidos son prioridades que no puede descuidar. La jugadora, que previamente brilló en el Atlético de Madrid y el Manchester City, ha trabajado arduamente para consolidarse en la NWSL tras un paso irregular por el Bay FC. “Tengo responsabilidades aquí. Mi carrera está en juego”, afirmó, subrayando la difícil elección que enfrentó.
La ausencia de Castellanos en la Vinotinto
La ausencia de Castellanos plantea retos inmediatos para la Vinotinto femenina, que atraviesa una etapa de renovación bajo la dirección del nuevo técnico brasileño Ricardo Belli. El equipo busca construir un proyecto competitivo de cara a las eliminatorias para el Mundial 2027 y otros torneos internacionales. Sin su capitana, la selección pierde no solo talento en el campo, sino también una figura que inspira a las nuevas generaciones.
La FVF, por su parte, ha expresado su apoyo a las jugadoras afectadas. “Entendemos las circunstancias excepcionales que enfrentan nuestras atletas en el extranjero. Trabajaremos con ellas para encontrar soluciones”, indicó un portavoz de la federación. Sin embargo, la situación pone en evidencia la necesidad de acuerdos internacionales que garanticen la movilidad de los deportistas sin comprometer su seguridad o estabilidad.
Mientras tanto, los hinchas venezolanos han mostrado una mezcla de tristeza y comprensión en las redes sociales. “Deyna es nuestra reina, pero su seguridad viene primero”, escribió un usuario en X. Otros, sin embargo, lamentan que el equipo pierda a su estrella en un momento clave. La Vinotinto ahora enfrenta el desafío de mantener su cohesión y competitividad sin una de sus piezas fundamentales.
El futuro de Castellanos con la selección sigue siendo incierto. Aunque no ha cerrado la puerta a un posible regreso, todo dependerá de cómo evolucionen las políticas migratorias y las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos. Por ahora, la jugadora se enfoca en su temporada con las Thorns, donde busca recuperar su mejor nivel tras un 2024 lleno de altibajos.
La tristeza de no ver a Deyna con la camiseta vinotinto se mezcla con el respeto por su decisión. El fútbol, una vez más, se ve atrapado en las complejidades de un mundo donde las fronteras y las leyes pesan más que la pasión por el juego.