Organizaciones y ciudadanos se reunieron con la consigna “Hands off!” (Manos fuera) para demostrar la fuerza e importancia de las manifestaciones colectivas. Protestas masivas se dieron en más de 50 estados a favor de proteger la democracia, servicios públicos y en contra de políticas antimigratorias.
Las calles de más de 50 estados de Estados Unidos y varias capitales del mundo, como Londres, París y Berlín, se llenaron de pancartas y consignas bajo el lema “¡Hands off!” (¡Manos fuera!). Miles de ciudadanos, organizados por más de 150 grupos que incluyen sindicatos, defensores de derechos civiles, activistas LGBTQ+ y organizaciones pro-democracia se unieron en una de las mayores jornadas de protesta de la historia reciente contra las políticas de la administración de Donald Trump y el rol de Elon Musk como líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
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Este movimiento, descrito por sus organizadores como una “rechazo masivo y visible” a lo que llaman una “toma hostil del poder”, subrayó la importancia de las manifestaciones colectivas como herramienta para enfrentar lo que consideran injusticias gubernamentales.
Las protestas, que abarcaron más de 1,400 eventos en todo Estados Unidos, desde el National Mall en Washington D.C. hasta Anchorage, Alaska, surgieron en respuesta a medidas como el despido de 800,000 empleados federales, la imposición de aranceles globales que han disparado los precios de bienes básicos y recortes a programas esenciales como la Seguridad Social y Medicaid. En Washington, la representante Ilhan Omar alzó la voz ante miles de personas: “Estamos aquí para luchar por un país que cuide a los pobres y garantice un futuro para nuestros hijos”.
En Florida, Maxwell Frost, congresista demócrata, destacó la necesidad de “acción legislativa y ayuda mutua” para contrarrestar estas políticas, mientras los manifestantes coreaban “¡Manos fuera de nuestra democracia!”.
El trasfondo es claro: los organizadores denuncian un ataque sistemático a los pilares de la sociedad estadounidense. Según un comunicado de “Hands off!”, las demandas incluyen “el fin de la toma de poder por billonarios y la corrupción rampante de la administración Trump, el cese de los recortes a fondos federales para programas esenciales y el fin de los ataques a inmigrantes, personas trans y otras comunidades”.
En Boston, la alcaldesa Michelle Wu se unió a la marcha y afirmó: “No quiero que mis hijos crezcan en un mundo donde la intimidación sea una táctica de gobierno y valores como la diversidad estén bajo amenaza”. Las pancartas, con mensajes como “Hands off our Social Security” y “Unplug Elon”, reflejaron el rechazo a lo que muchos ven como una agenda elitista que prioriza a los ricos sobre las mayorías.
El alcance de las protestas trascendió fronteras. En Londres, cientos se reunieron en Trafalgar Square con carteles que decían “Proud American Ashamed” y “Hands off Ukraine”, mientras en París, en la Place de la République, se alzaron lemas como “Dump Trump” y “Hate never made America great again”. Estas manifestaciones internacionales, organizadas por expatriados estadounidenses y simpatizantes locales, respondieron también a los aranceles de Trump, anunciados el 2 de abril como “Día de la Liberación”, que han desestabilizado los mercados globales y generado temores de una crisis económica más amplia.
Dentro de Estados Unidos, las protestas tomaron diversas formas. En Nueva York, miles marcharon por Midtown Manhattan, mientras en San Francisco, el Civic Center Plaza se llenó de manifestantes exigiendo la protección de servicios públicos.
En Charlotte, Carolina del Norte, Britt Castillo, de 35 años, expresó un sentir compartido: “Sin importar tu partido o a quién votaste, lo que está pasando es aberrante. La forma en que esta administración intenta arreglar las cosas no es la correcta”.
En tanto, en las afueras de la sede de la Seguridad Social cerca de Baltimore, jubilados como Linda Falcao, de 64 años, protestaron contra los recortes de 7,000 empleados en la agencia, sosteniendo carteles que decían “Send Musk to Mars”.
«MANOS FUERA» ANTE TRUMP Y MUSK: EL PODER DE LA ACCIÓN COLECTIVA
Históricamente, las manifestaciones colectivas han sido clave para conquistas como el derecho al voto y los derechos civiles en Estados Unidos.
Las protestas “¡Manos fuera!” evocan esa tradición, mostrando cómo la unión de voces diversas puede amplificar un mensaje. Ezra Levin, cofundador de Indivisible, lo resumió así: “Esto envía un mensaje claro a Trump, Musk y sus aliados: no queremos sus manos en nuestra democracia, nuestras comunidades ni nuestras escuelas”.
Incluso en medio de la lluvia en Washington, más de 20,000 personas, según estimaciones de Reuters, se congregaron para exigir un alto a lo que ven como un retroceso democrático.
El gobierno respondió a través de la secretaria de prensa Karoline Leavitt, quien afirmó a USA TODAY que “las protestas no detendrán a Trump de cumplir sus promesas de hacer el gobierno más eficiente”.
Sin embargo, para los manifestantes, estas marchas son más que ruido: son un recordatorio de que el poder ciudadano puede desafiar al poder establecido.
Como dijo Alyssa, una estadounidense en Londres, “incluso los que votaron por él están perdiendo con estos aranceles. Todos deberíamos estar más enojados”. En un momento de incertidumbre, “¡Manos fuera!” no solo resiste, sino que reafirma la fuerza de lo colectivo frente a las injusticias.
¿POR QUÉ LLAMARLO “HANDS OFF!”?
Según los organizadores, encapsula un rechazo a lo que perciben como una intromisión autoritaria de Trump y Musk en la vida de millones. “Manos fuera de nuestra democracia, nuestras escuelas, nuestros cuerpos”, rezaba un comunicado del movimiento.
El término, que en inglés sugiere tanto “no tocar” como “dejar en paz”, apunta al descontento con políticas como los aranceles del “Día de la Liberación” del 2 de abril. Concurrente bienes básicos, y al control de Musk sobre agencias federales, visto como una extensión de su influencia como magnate.